Coincidiendo con las vacaciones previas a su jubilación, a Félix Sánchez-Valverde Visus, pediatra especialista en nutrición y digestivo infantil del Complejo Hospitalario de Navarra, le quedaba un asalto más en su carrera y es que, con la llegada de la pandemia, el facultativo vio la necesidad de permanecer en su puesto para ayudar a solucionar las listas de espera en su especialidad en un momento inicial de caos sanitario y social.

Las enfermedades parecen haberse monopolizado con la irrupción de la covid, pero la realidad es que las demás patologías no han desaparecido.

-Hay que seguir diagnosticando y atendiendo con mucho cariño también el resto de enfermedades. La covid, de alguna forma, ha tapado el escenario real de las patologías más extendidas como son el cáncer o las enfermedades cardiovasculares que están ahí y no se van a ningún lado. Esa sí que es una pandemia que no va a desaparecer pronto.

Teniendo en cuenta que el virus no ha afectado tanto a los más pequeños, ¿cómo han vivido la pandemia desde Pediatría?

-La presión asistencial no existía. Sin embargo, mi presión venía porque, como consecuencia de la pandemia, las consultas en las que yo trabajaba tuvieron que cerrar y eso originó un retraso importante en estas citas. La covid no ha generado mucha patología dentro de los niños y parece que tampoco son los más contagiadores. Sin embargo, no podemos contar victoria porque una de las enseñanzas más grandes de la covid es que todos nos hemos tenido que desayunar nuestras palabras porque, aunque cada vez sepamos más, sigue siendo algo nuevo y desconocido.

A pesar de que los niños han sido menos propensos a contagiarse, han podido sufrir otras dolencias.

-Durante el confinamiento, como la gente no salía de casa, las consultas en urgencias bajaron mucho, pero de los que venían el porcentaje de ingresos era mucho mayor. La covid no frena ni las roturas de huesos, ni las apendicitis, ni las neumonías. Cuando existe una pandemia ese virus está tan presente que cambia hasta la constelación de enfermedades con las que nos podemos encontrar, pero hay algunas propias de nuestra sociedad como los cánceres que siguen igual. El problema es que en estos contextos la gente va más tarde a los hospitales y pueden ir con las enfermedades más avanzadas.

La covid también ha traído consigo las restricciones sociales que han podido hacer mella especialmente en los más jóvenes. ¿Podrían estas limitaciones prolongadas afectarles?

-Podría afectar sin duda, tanto a mayores como pequeños. A los jóvenes probablemente les cueste más racionalizar algunos conceptos pero, al igual que a nosotros, les afectará a modo de tristeza y querrán volver, lógicamente, a relacionarse con amigos y familia. Este año está afectando a cada uno a su manera, pero nadie se salva.

Ahora, a las puertas de las navidades, podría resultarnos más difícil atenernos a esas restricciones.

-Existe una situación de riesgo que la tiene que calcular cada uno a nivel personal. Hay que tener claro que tenemos repercusión en la salud de todo el mundo. Las personas de riegos como pueden ser los mayores son quienes más claro tienen lo que hacer y no hacer. Cuando llegó la pandemia se extendió un mensaje de que solo morían los mayores y algunos jóvenes se sintieron invulnerables, se les olvidó que podían ser vehículo de la vulnerabilidad familiar. La realidad es que en el hospital ha habido 400 personas ingresadas a la vez y que ha muerto mucha gente, algo que no hay que olvidar.