- Un estudio de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC), en el que han participado las Unidades de Cuidados Intensivos del Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea, ha constatado que la mortalidad en los pacientes críticos covid-19 se triplicó durante la primera ola respecto a los datos de pacientes no covid anteriores a la pandemia. Tras estudiar 1.525 casos que ingresaron entre el 1 de marzo y el 31 de mayo de 14 comunidades autónomas, 66 de ellos de la Comunidad Foral, comprobaron que fallecieron 471 -el 30,9%-, cuando en 2019 este indicador se situó en 9,69%. Así, como destacó el médico intensivista del Complejo Hospitalario de Navarra Joaquín Lobo Palanco, miembro de la sociedad y que participa en este registro, "la necesidad de soporte artificial de estos pacientes es mucho mayor, prácticamente el doble necesitaban ventilación mecánica -82%, frente al 40,18% que la requerían en 2019-, el triple necesitaban terapia de sustitución renal -un 14,2%, frente al 5,37%- y seis veces más sustitución circulatoria con ECMO".

Estos fueron algunos de los datos que se dieron a conocer el miércoles en un seminario virtual organizado por la citada sociedad científica para analizar las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria en pacientes covid-19 ingresados en UCI de todo el Estado durante la primera ola, las cuales se han estudiado en el Registro ENVIN 2020. Una jornada en la que Joaquín Lobo explicó el perfil del paciente crítico en aquel momento. Así, la media de edad se situó en 62,6 años (el 61,7 % de los pacientes estaban en el rango entre 40 y 69 años) y un 71,54% eran varones. Esto supone un cambio con la tónica anterior al coronavirus, ya que tradicionalmente en las UCI el rango más habitual era el de 40 a 59 años, mientras que con la covid-19 fueron los de 60-69 años. En cuanto a las comorbilidades previas, las principales fueron la hipertensión arterial (44,33% de los pacientes), la dislipemia (28,72%), la obesidad (23,87%) y la diabetes (23,08%) y, respecto a la estancia, ha sido bastante más larga que con enfermos no covid, siendo "la media de 21 días y la mediana, de 16", cuando antes eran 7,07 y 4 días, respectivamente.

Por otro lado, los intensivistas constataron una correlación clara entre la gravedad con la que entraban en la UCI y la mortalidad (llegando al 57% de mortalidad en los casos más graves), así como con la edad, de modo que "a más edad, mayor mortalidad". Sobre el perfil del paciente fallecido, era "mayor, con una media de 67 años, sin apenas diferencias entre hombres y mujeres. Mueren más los que ingresan más graves y, aunque la estancia previa a la UCI es parecida, el número de días en la unidad y en el hospital es menor en quienes fallecen".

El registro recogió 957 infecciones entre los 1.525 ingresados, de las que el 35% fueron neumonías asociadas a ventilación mecánica, un 19% de infección del tracto urinario-sonda vesical y un 18% de bacteriemia relacionada con catéter. Además, el 36,33% de los pacientes presentaron al menos una infección nosocomial relacionada con dispositivos invasores, un dato que supone "una importante subida con respecto al periodo precovid, en el que se llegó a bajar la incidencia por debajo del 5%".

Qué es el registro ENVIN. Lobo explicó que "es un registro que se hace en las Unidades de Cuidados Intensivos desde hace más de 25 años para controlar todas las infecciones que están relacionadas con la asistencia sanitaria, que son las vinculadas a la ventilación mecánica, a catéteres, a sondas urinarias y también condicionadas con gérmenes multirresistentes". Aumento de infecciones. En cuanto al aumento de las infecciones, explicó que "son pacientes más graves, han ingresado en UCI fuera de las UCI habituales, han sido atendidos como se ha podido, con el personal que se ha podido, tanto médico como de Enfermería, y se han manejado las cosas como se ha podido; era un escenario casi de guerra y, en ese contexto, la calidad de la atención ha disminuido algo y eso se puede traducir en una mayor tasa de infecciones".

¿Es conveniente seguir haciendo la técnica de decúbito prono? Joaquín Lobo explicó que esta técnica "ha sido necesaria para sacar a muchos pacientes adelante", si bien "hay que hacerla en las mejores condiciones, en sitios idóneos y con gente formada". El registro señala que el 68,2% de los fallecidos fueron pronados y también el 52% de quienes superaron la enfermedad. Por eso, en la jornada debatieron sobre su idoneidad para pacientes críticos. Al respecto, Lobo señaló que "esta técnica es buena para solventar determinadas circunstancias, cuando su gravedad, su pulmón funciona tan mal que ni con un respirador somos capaces de que el oxígeno llegue a la sangre, el ponerlos boca abajo sabemos que ayuda. Sabemos que a los que se les ha hecho han muerto más, pero porque son pacientes más graves, lo cual no significa que tengamos que dejar de hacerlo, sino que lo tenemos que hacer en buenas condiciones y cuando es necesario".

71,5%

El 71,54% de esos 1.525 pacientes que ingresaron en UCI con covid-19 en la primera ola eran varones.

"Con lo aprendido en este estudio, atenderemos mejor a los futuros pacientes"

Médico intensivista del CHN