Ita Seminario es de Perú y llegó a Navarra hace año y medio. Ya había estado previamente en la Comunidad Foral y al recordar que la etapa vital que pasó aquí fue muy satisfactoria, se animó a venir con su familia compuesta por su exmarido y sus tres hijos. En aquel momento no esperaba encontrarse las complicaciones a las que tiene que hacer frente por la pandemia.

En su primera estancia en Navarra, "intenté hacer la documentación para traer a mis hijos y me la denegaron", indica. Por ello, decidió volver a su país. Durante su vuelta a Perú, Seminario puso un negocio en marcha, pero "empezaron a extorsionarme y a pedirme dinero. Me dijeron que si no les daba el dinero, les harían daño a mis hijos".

Por otro lado, su hijo mediano sufre problemas de corazón y en aquel momento, acababa de pasar por una intervención quirúrgica. Además, "los médicos me dijeron que le de calidad de vida y que ya no encontraban otro remedio para el niño". Entonces, se acordó del tiempo que estuvo en Navarra, de que nunca le faltó trabajo y habló con el padre de sus hijos, ya que están divorciados. "Le dije que me venía para acá con los niños y me dijo que él también porque no le quería dejar a nuestro hijo justo ahora que más me necesita", manifiesta.

EMPEZAR DE CERO Cuando regresaron a Navarra, les recibió un amigo en su casa. Tras un mes en su vivienda, consiguieron alquilar una habitación. Más adelante, la persona que estaba en ese piso, se trasladó a otra vivienda y les ofreció quedarse allí. Les prestaron dinero en servicios sociales y finalmente pudieron alquilar el apartamento entero.

Estos momentos, tanto Seminario como el padre de sus hijos están en desempleo. "Uno busca trabajo y a raíz de la pandemia es difícil conseguir algo", confiesa. Para poder optar a un contrato laboral, necesitan tener un permiso de residencia. Ya han realizado la solicitud de asilado debido a la situación que vivieron en Perú. Ahora toca esperar. Mientras tanto, al no tener empleo han tenido que acudir a diferentes entidades y ONG para pedir ayuda. "La que está siempre pendiente de mí es Isabel, la chica de la Cruz Roja", destaca.

En esta línea, precisa que "cuando no tengo para comida, voy y me da tarjetitas para comprar en el Eroski". Además, reconoce que "siempre me está ayudando y a veces me da hasta vergüenza el ir a molestarle". Fue ella quien también le consiguió mascarillas FFP2 para su hijo, ya que Seminario no las puede comprar. Sobre su estancia previa en la Comunidad Foral, afirma que "cuando estuve antes aquí nunca conocí esos lugares. Nunca conocí Cáritas, nunca, no lo necesitaba porque trabajé muchísimo".

"En mi anterior estancia en Navarra intenté hacer los papeles para traer a mis hijos, pero me la denegaron"

Peruana residente en Navarra