El juego con dinero sigue subiendo entre los jóvenes y este incremento es más evidente en la modalidad "online", en la que representan ya el 50 %, según la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), que advierte sobre el problema del juego simulado sin dinero real porque asienta el hábito.

Estas son las principales tendencias de futuro que muestra el estudio "¿Qué nos jugamos?", realizado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, de la FAD, y financiado por la Delegación del Gobierno para el Plan Estatal sobre Drogas, en el que se ha analizado el juego con dinero "online" y "offline" a partir de las experiencias de los jóvenes.

El estudio ha sido presentado en una rueda de prensa a la que ha asistido el delegado del Plan Estatal sobre Drogas, Joan R. Villalbí, y la directora general de la FAD, Beatriz Martín Padura.

Según la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, de cada 100 euros que hace dos décadas se destinaban a juegos presenciales, actualmente solo se emplean en esta modalidad 26 euros, y, del resto, 58 euros se gastan en juegos de carácter mixto (apuestas y loterías en sus dos modalidades, presencial y "online") y 16 euros en juegos exclusivamente "online".

Los hombres superan el 80 % en todas las modalidades y las mujeres están en torno al 20 %, tanto en juego "online" como presencial, aunque en los salones de juego ellos representan el 67,3 % y ellas ya son un 32,7 %.

Los salones de juego y las casas de apuestas son las dos modalidades que concentran mayor presencia de población entre los 18 y los 34 años, y representan el 74 % y el 63 %, respectivamente, de las personas jugadoras.

La investigación se centra en cómo viven los jóvenes el juego, el consumo asociado al mismo y la ludopatía ya que el juego "online" es la principal causa de esta patología en menores de 26 años atendida en los centros de la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (Fejar).

Así lo ha apuntado Eulalia Alemany, directora técnica de la FAD, que ha fijado la edad de iniciación en el juego "online" a los 14,7 años.

En todo ello pesa el hecho de que a este tipo de juego se puede jugar las 24 horas, se accede de forma inmediata desde el móvil -sin las restricciones temporales que presentan las casas de apuestas-, y se pueda simultanear de manera discreta con cualquier otra actividad social.

Además, según ha incidido Martín, las páginas web de las principales casas de apuestas "cuentan con recurrentes y agresivos anuncios que inundan las pantallas en horarios de máxima audiencia y que consolidan el hábito".

La FAD llama la atención sobre el problema del juego "online" sin dinero como forma de asentar el hábito y del de mezclar juegos de azar con videojuegos porque aunque los llamados "bonos de bienvenida" se han prohibido -advierte Martín- las empresas "saben buscar los resquicios de la ley y ahora los convierten en puntos que se pueden jugar y el caso es lo mismo".

En el estudio también se pone el foco en las casas de apuestas en las ciudades de Madrid y Gasteiz, locales que están ubicados en los barrios con la menor renta per cápita y el centro, habitualmente.

En ellos, los jóvenes tienen sus primeros contactos con el juego, los convierten en espacios de referencia y, prácticamente en todos los casos, la iniciación es, en un primer momento, un acto social.

Según sus datos, Madrid cuenta 364 locales dedicados específicamente al juego y prácticamente la totalidad están a menos de 500 metros de centros escolares donde se imparte educación Primaria o Secundaria.

En Gasteiz hay 28 locales, y tanto en esta ciudad como en la de Madrid la acción vecinal ha logrado cerrar locales.

De la observación de las dos se deduce, según Martín, que es necesario un proceso de socialización para poder llegar a ser un jugador y que existen códigos formales e informales que rigen los locales.

Los investigadores apenas vieron mujeres en estos espacios que están "masculinizados" pues ellas suelen preferir el juego "online". Tampoco observaron en su interior a menores que, no obstante, "sí juegan" porque están en las puertas, donde se producen "intercambios y menudeos para que jueguen otros en lugar de ellos".

La pregunta que se hacen los investigadores y que espera respuesta es por qué las casas de apuestas se están convirtiendo en centros sociales para determinada parte de la población.