"Que sientas, que te emociones, que descubras, que vivas", ese es el lema de la microcooperativa social Txiribuelta, que estrena un local en Burlada para ayudar a las personas con discapacidad o necesidades complejas a través de los sentidos. Música, luz negra, proyección de imágenes, camas de agua, mantas de lastre -con peso para simular un abrazo-, columpios y columnas de burbujas. Esos son algunos de los elementos con los que se busca conectar a los usuarios para que puedan alcanzar el bienestar y el desarrollo personal.

"Queremos generar un entorno seguro, cálido y relajante porque creemos que una persona tiene que estar bien para aprender. Logramos un estado óptimo de relajación y trabajamos a partir de ahí la comunicación, la autonomía, la memoria o la movilidad, dependiendo de las necesidades de cada persona y sus familias", explica Marrubi Rodríguez, coordinadora de Txiribuelta.

El concepto de 'snoezelen'

La microcooperativa se basa en el concepto de snoezelen, que surgió en Holanda en los años 70 y que se ha ido perfeccionando en las últimas décadas con el desarrollo de la neurociencia. "Trabajamos desde las sensaciones y las emociones porque creemos que todas las personas, estemos en la condición vital en la que estemos, podemos sentir y emocionarnos. Muchas veces, vivir es eso: llenarte de experiencias y de momentos y las personas con discapacidad intelectual también pueden hacerlo", remarca.

Rodríguez, la coordinadora de las cinco profesionales que componen Txiribuelta, ejemplifica el funcionamiento de este modelo con la idea del otoño. "Se puede trabajar desde lo cognitivo y pensar qué meses son y cuándo termina, pero también se puede aprender desde la vivencia: baja la temperatura, cambian los colores, caen las hojas, surgen unos olores... Creemos que si no lo has vivido tampoco lo puedes aprender. Las personas con discapacidad necesitan vivirlo muchas veces para poder integrarlo y lo que hacemos es poner esa sensorialidad en el centro y potenciarla".

Las sesiones -que duran una hora y pueden ser tanto individuales como grupales- siguen siempre la misma dinámica: un ritual inicial, la fase de regulación, la conexión, el periodo de bienestar y el ritual final. "Los ejercicios pueden servir tanto para activar como para calmar. La mayoría de personas vienen hiperestimuladas y buscan relajarse, pero al final su uso depende de cada persona y de sus objetivos", remarca Rodríguez.

Actualmente, Txiribuelta desarrolla cuatro programas en los que trabaja con personas de todas las edades, así como con sus familiares e incluso con otras asociaciones. "Esperamos llegar a 60 o 70 personas este año, pero todavía nos queda un largo camino porque en Navarra hay unas 1.700 personas en situación de gran dependencia. Que sepan que cualquiera que quiera puede entrar por la puerta y va a sentirse como en casa".

Siete años hasta tener local

Txiribuelta se fundó en el año 2014 y se constituyó como microcooperativa en 2019, pero la pandemia dificultó la labor que realizaban en escuelas y centros. Ahora, 7 años después, la entidad tendrá al fin su propio espacio en Burlada. Javier Fernández, director general de Fundación Caja Navarra, se mostró muy esperanzado con este nuevo proyecto. "El local, que era un locutorio, era propiedad de Caja Navarra. Hace unos meses, el inquilino lo dejó y quisimos darle una utilidad social. Ahora, con Txiribuelta estamos seguros de que será muy útil para mucha gente".