- La joven Anyuri Gorjón sabía lo que eran las inundaciones, vivió un tiempo de alquiler en la calle Verjas, pero no tan de cerca como ahora en la calle Portal 17 donde compró una casa hace 3 años. "Es una impotencia total lo que se siente al ver entrar el agua a borbotones y no poder pararla. No puedes hacer nada", relataba mientras hablaba con su seguro y limpiaba el garaje aún embarrado. Eran las 9.30 y el agua se acababa de retirar de delante de su casa. La riada había acabado con su depósito y acumulador de gas oil que hacía que funcionara la calefacción y el agua caliente, por lo que con tanta humedad, tendrá que trasladarse. El agua comenzó a salir a las 2 de la madrugada por los sumideros "y para las 8 esto ya era un manantial". Anyuri aseguraba que "había levantado las cosas en previsión, pero no ha servido de nada", afirmaba señalando la línea que marca el agua a más de un metro de altura. En cuestión de una hora que llevaba limpiando había llenado el contenedor de objetos embarrados.