Ha sido un largo camino de casi tres años, pero Edurne Barba puede que esté ante los últimos pasos para volver a comenzar a disfrutar de la vida que tenía antes de abril de 2019. Fue entonces cuando esta pamplonesa de 39 años se quedó embarazada, lo que le provocó que creciera el lipoma -un bulto de grasa habitualmente inofensivo- que se alojaba en su columna vertebral desde dos décadas atrás y le ocasionase una lesión medular que le hizo tener que aprender a andar de nuevo.

Las duras sesiones de rehabilitación comenzaron en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, donde estuvo desde diciembre de ese año hasta abril de 2020, cuando la irrupción de la pandemia hizo cerrar el centro, al cual volvió pudo volver de mayo a junio, fecha en la que recibió el alta. De vuelta en Pamplona, las sesiones continuaron en la Clínica Ubarmin, a la cual acude tres veces por semana. Sin embargo, como contaba a este mismo periódico en el pasado mes de junio, "una lesión de este tipo necesita una rehabilitación diaria de varias horas" que "tienes que pagar con tu dinero". En total, y "tirando por lo bajo", su proceso de recuperación le ha conllevado un gasto de más de 30.000 euros.

Por ello, Edurne busca un último apoyo que le permita encontrarse en las mejores condiciones posibles a la hora de volver a su rutina. Como iniciativa para lograr fondos, ha puesto a la venta unas camisetas solidarias con cuya recaudación busca sufragar más horas de rehabilitación con las que quiere dar "un último empujón" a la hora de afrontar su regreso al trabajo antes de mayo, mes en el que cumple dos años de baja, el límite marcado para una incapacidad temporal. "Yo quiero volver a trabajar porque me gusta", sentencia esta técnica de Anatomía Patología del recientemente denominado Hospital Universitario de Navarra (HUN). Ella, desde el inicio de su problema, nunca ha decidido transitar por el camino fácil. Y ahora no iba a ser menos. "Podría decir que no puedo volver y que me den la incapacidad y una pensión. Pero me saqué una plaza porque me gusta lo que hago. En noviembre ya pasé por el tribunal y dije que quería hacer lo máximo para volver a trabajar, aunque sé que me tendrán que adecuar en el puesto y que voy a tener que seguir yendo a rehabilitación", subraya con fuerza.

La ilusión por volver a su oficio es patente, en buena parte porque supondría una gran satisfacción al no haberse rendido en un proceso en el que también ha habido días malos. "Es duro, es lento y es desesperante", califica con crudeza. A pesar del difícil curso de su lesión también a nivel mental, a Edurne no le han ofrecido ninguna terapia psicológica, salvo las consultas del Hospital Nacional de Parapléjicos que reciben todos sus pacientes. Ella reconoce que "lo necesitaría, porque esto te cambia la vida", pero sus esfuerzos económicos se han volcado en la mejora física. Mientras, en el otro apartado ha tratado de mantenerse "psicológicamente fuerte, porque si no te hundes en la miseria".

Una idea conjunta

La idea de realizar alguna actividad para poder minimizar el gran coste de la rehabilitación era algo que siempre ha pululado en su círculo de familiares y amigos. "Siempre me había dicho la gente que hiciera alguna historia, un crowdfunding (recaudación de microdonaciones) o vender algo, pero al final da apuro pedir y como vas pagando...", cuenta Edurne. Sin embargo, ante la situación de tener que aumentar las horas de las sesiones para encontrarse de la mejor forma posible de cara a su vuelta al trabajo, ha llegado el momento de pedir ayuda. Y lo hace con la venta de una camiseta que surgió de forma conjunta.

Cartel de la venta de camisetas

"Una fisioterapeuta de equinoterapia me dio la idea, y le comenté a un primo mío que es diseñador gráfico para que me ayudase con el diseño. Y un día en casa monté un vídeo para que la gente viese para qué es el dinero", relata.

En concreto, Edurne busca incrementar el tiempo de sus sesiones en un centro privado (que complementa con la rehabilitación en la Clínica Ubarmin) de manera que sea similar a un plan intensivo que realizó en una clínica en Madrid, a la que acudía durante 6 horas al día a lo largo de 4 semanas. Tampoco descarta poder ampliar una hora más sus sesiones de equinoterapia, un tratamiento que utiliza como soporte terapéutico al caballo y que recibe una hora a la semana; o también realizar algo de trabajo en piscina. "Aunque todo depende de lo que saque", explica.

De momento, la acogida está siendo muy buena, y en el primer día estuvo "desde las tres de la tarde hasta las doce de la noche" gestionando ventas, una ardua tarea que realizó "contenta" al ver la buena respuesta de la gente. "Incluso hubo donaciones de personas que no compraron camiseta", dice orgullosa. La prenda, que tiene un precio de 12 euros y de la cual también se gestionan envíos, se puede adquirir a través de Whatsapp (en el número 653371957), en Facebook (usuario edurne.barba.3) e Instagram (@edurne404). La fecha límite para adquirirla es el 30 de enero, aunque no descarta hacer otra tanda "si todo va bien".