zagreb - Los croatas eligen mañana domingo en las elecciones presidenciales entre el discurso nacionalista de la actual jefa de Estado, Kolinda Grabar-Kitarovic, y el europeísmo progresista del ex primer ministro socialdemócrata Zoran Milanovic.

La segunda vuelta de los comicios se celebra solo cinco días después de que Croacia asumiera formalmente la presidencia de turno de la Unión Europea (UE) y se prevé una pugna muy ajustada.

Un sondeo publicado antes de la segunda ronda, el único por ahora debido a los días festivos en el país católico, otorga a Milanovic una estrecha ventaja de un punto frente a Grabar-Kitarovic. La gran incógnita es el voto de los indecisos, que según las encuestas ascienden al 21% y pueden decidir los comicios.

Grabar-Kitarovic, de 51 años, ha hecho guiños a la ultraderecha y ha empleado una retórica patriotera para movilizar a sus simpatizantes, frustrados por varios escándalos de corrupción que afectan a los conservadores. La presidenta incluso alardeó del apoyo que su candidatura ofrece a Julliene Busic, que en 1976 participó en el secuestro de un avión de pasajeros entre Nueva York y Chicago por la causa independentista croata. Croacia era entonces una república dentro de la Yugoslavia comunista gobernada por el autoritario mariscal Tito.

No es el único apoyo a condenados que se conoce de la candidata apoyada por la conservadora Unión Democrática Croata (HDZ) del primer ministro, Andrej Plenkovic. Antes de la primera vuelta, la actual presidenta rindió homenaje al criminal de guerra Slobodan Praljak, que se suicidó en La Haya al conocer su sentencia.

imagen de político desgastado Su contrincante, Milanovic, jurista y diplomático de 53 años, se ha postulado como candidato con el mensaje de convertir a Croacia en un país Europeo “normal”. Milanovic promete trabajar para que Croacia sea “un país tolerante, sin odio”, sin corrupción y posicionado entre las naciones “occidentales y progresistas”, todo lo cual lo resume en su eslogan electoral: “normal”.

A su favor tiene logros de su gestión de Gobierno, entre 2011-2015, como la ampliación de los derechos de los homosexuales, medidas para aliviar a los endeudados en francos suizos o intentos de ampliar los derechos de la minoría serbia.

Su desventaja es la imagen de político desgastado y la asociación de su figura entre muchos electores con la larga recesión económica que sufrió el país a principios de la década. El final de su mandato estuvo marcado por una larga protesta de veteranos de guerra, conocidos por su nacionalismo extremista, que lo acusaban de traidor e inepto. Milanovic triunfó en la primera vuelta, el pasado 22 de diciembre, con un 30% de los votos, mientras que la actual presidenta quedó en segundo lugar, con el 27%. - Efe