Los relojes se acercan a las 12.00 y las campanas de las iglesias empiezan a sonar. En la plaza del Ayuntamiento, decenas de personas se apretujan con ganas de dar la bienvenida a los más de 600 corredores de la VII Media Maratón Zubiri-Pamplona/Iruña.

Unos minutos más tarde, en medio de la conversación general, el presentador hace sonar el micrófono para anunciar la llegada del primer corredor. La gente se abalanza sobre las vallas que marcan el camino y empieza a aporrearlas con el fin de animar al campeón. El presentador grita su dorsal: 413. Es Xabier Macias Cipriain, que tumba la cinta de llegada con un tiempo de 1h.08:49.

Nada más llegar, Macías se gira resoplando hacia la meta para saludar a Ángel Uribe y Miguel Aristu, segundo y tercer clasificados. Ambos llegaron apenas un minuto más tarde. “Esa la primera vez que corro una media maratón en asfalto, así que he ido durante un rato detrás de Aristu”, explica Macias. 

No fue hasta el Paseo del Arga, con un pequeño cambio de ritmo, cuando Macias se despega del resto. “He ido solo durante los últimos ocho kilómetros”, asegura.

Macias aumenta así su estela de victorias tras haber ganado los 21K de la Roncesvalles-Zubiri el pasado 1 de octubre. “Yo venía sin muchas expectativas porque la Roncesvalles-Zubiri es más montañera y se me da un poco mejor que el asfalto”, afirma. Para superar el terreno, Macias entrenó muchos kilómetros en llano, sobre todo algunas secciones del recorrido. 

La práctica y todo su entrenamiento le valen el oro, pero no el récord de la carrera, marcado en 1h.07:08 (Antonio Etxeberría, en 2017). Lo que sí logra Macias es superar la marca de la edición pasada: 1h.13:37 (Roberto Carlos, en 2022).

La hazaña de Macias en la Zubiri-Pamplona/Iruña se le presenta como un buen final de temporada. “Igual paro un poco hasta el invierno y me pongo con la temporada de esquí y montaña. Tal vez me preparo una San Silvestre, pero no mucho más”, explica con las manos descansando en las caderas. Cuando termina de hacerse las fotos, responder a las preguntas y agradecer los vítores, Macias enfila la calle en busca de trozos de naranja y un poco de tranquilidad.