La creación de contenido con inteligencia artificial está cambiando la forma en la que percibimos la fauna silvestre porque es capaz de crear imágenes y vídeos extremadamente realistas. En este caso, la proliferación de comportamientos imposibles de animales silvestres y el mostrar una relación afectiva con los humanos acapara la atención de los usuarios. Los contenidos que se comparten generan ternura y sorpresa, aunque representen escenas completamente ficticias e inverosímiles. Por ejemplo, desde un vídeo de un delfín salvando a un leopardo de ahogarse en el mar, un oso polar reuniéndose con su madre, hasta a un canguro que no le permiten subirse a un avión. En sí, estas son algunas de las escenas que circulan en internet y que no son reales, porque han sido creadas con IA.
Contenidos que desinforman
El objetivo de difundir este tipo de contenido es desinformar inadecuadamente a los usuarios, ya que generar falsas narrativas altera la percepción. De acuerdo con Maldita.es, todo esto interfiere el conocimiento ecológico, en especial, el de los jóvenes que tienen poco contacto con la naturaleza. Además de contribuir a la distribución de contenidos de baja calidad, ya que se llena de estos resultados la base de datos de internet, así como las redes sociales, lo que dificulta que puedan distinguir entre lo real y lo falso. Existe un número de personas que son fieles creyentes de las historias mitológicas. Esto último ocasiona que se dé credibilidad al contenido de IA, sin saber distinguir de lo real y lo falso.

Animales protagonistas
Estas imágenes a menudos antropomorfizan a los animales, haciéndolos entrañables al espectador humano, aunque representen acciones ficticias. En internet abundan vídeos, en este caso, unos veterinarios asistiendo un parto de una tigra tiene más de 51 millones de reproducciones y está generada por IA. Otros vídeos que tratan a los animales como personas pueden volverse virales, como una capibara acicalándose en una bañera que cuenta con más de 49 millones de reproducciones en Tik Tok. En sí, el tamaño, las formas y los colores no se corresponden con la realidad e incluso tiene empatía entre depredador y presa.
Falta de contacto con la naturaleza
La desconexión de las personas con la naturaleza dificulta que puedan distinguir entre la verdad y la mentira sobre la fauna silvestre. Por ejemplo, un vídeo viral en Instagram muestra a un canguro sosteniendo una tarjeta de embarque mientras la pasajera discute con una azafata porque no la dejaron subir con su canguro de apoyo emocional. Nada es cierto, el vídeo que tiene miles de millones de ‘Me gusta’ ha sido generado por IA. Otro caso es un vídeo que muestra varias aves de plumajes coloridos, en Tik Tok, X e Instagram, y que se comparte como ‘lo más bello que regala la naturaleza’. Según Maldita.es, estos mensajes esconden su origen porque describen a la especie como un ser real, pero en el vídeo contiene la frase ‘IA Art’ (Arte con IA).
Internet repleto de IA
La realidad es que estos contenidos empeoran el servicio porque cada vez se tiene más dificultad de encontrar lo que se busca en internet. Esto significa que al navegar por la base de datos se encuentran resultados con poco valor. Por ejemplo, si un menor está buscando recursos para una tarea escolar se va a encontrar con imágenes tan perfectas que va a suponer que así es realmente un animal.

Educar para analizar
Las niñas y los niños comienzan a usar las tecnologías a una edad temprana. En este caso, se debe fomentar el pensamiento crítico ante la generación y difusión de contenido falso. La desinformación está presente, pero no es imposible de identificar, especialmente aquellos contenidos creados con inteligencia artificial. Por eso, antes de compartir un vídeo o una imagen, pregúntese sí podría ser falsa: ¿la fuente es fiable? En este caso, es preferible buscar otras fuentes que validen la imagen, sobre todo en información de organizaciones de conservación o medios reconocidos. Además, si se tiene dudas del contenido es mejor abstenerse, ya que evitar propagar la desinformación también es una forma de proteger la naturaleza. Por último, participar en proyectos de ciencia ciudadana permite conocer y documentarse acerca de la fauna real de forma activa y educativa.
La verdad puede ser viral
La proliferación de la desinformación representa un reto, pero no insuperable. Se puede contrarrestar con información verificada. Además, abordar el contenido falso en torno a la fauna silvestre requiere un compromiso activo con la veracidad en evidencia. Por tanto, promover imágenes fieles a la realidad no solo fortalece la cultura biológica, sino que también fortalece el conocimiento.