Capituló la Vuelta en Madrid. Cayó el telón y la luz cegadora aún pone el foco sobre Urko Berrade, vencedor de etapa en Izki en una jornada inolvidable para el iruindarra. Su bautismo en el profesionalismo lo logró Berrade en el mejor escenario posible. Un sueño hecho realidad. No satisfecho con semejante actuación, Berrade finalizó quinto en el último acto de montaña de la Vuelta, anudado en el grupo de los aristócratas de la carrera. Sumó otro quintó lugar en Padrón. Su travesía por la carrera representa la sublimación del Kern Pharma. El equipo navarro convirtió la Vuelta en su jardín de infancia. Su patio de recreo. Amasó tres victorias después de una actuación sobrehumana. Nadie esperaba semejante exhibición en una carrera del WorldTour. Por momentos, el Kern Pharma jugó con los gigantes, los manejó a su antojo. La victoria de Urko Berrade y las dos de Pablo Castrillo frente a ciclistas poderosos sirven para fijar el rendimiento de la escuadra que dirige Juanjo Oroz. Todo en el equipo navarro ha sido superlativo.

En el mismo rango, el Euskaltel-Euskadi, la otra formación invitada por la organización, también despuntó a través de las fugas con varios nombres. “Estoy orgulloso de todo el equipo y, seguramente, sea nuestra mejor Vuelta tras las de 2021 y 2022. Los corredores han dado todo lo que tenían y hemos tenido presencia en fugas, hemos conseguido un podio, varios top-10”, sostiene Jorge Azanza. El rendimiento ha sido bueno, pero palidece en comparación con la revelación estruendosa del Kern Pharma, alucinante su huella en la carrera. El Euskaltel-Euskadi tuvo presencia en las fugas, pero siempre estuvo lejos del remate. Solo Jon Aberasturi, su esprinter, merodeó en el extrarradio del triunfo. De algún modo, el equipo naranja estuvo donde se le esperaba. Eso sí, cometió un error el día de gloria de Berrade. No fue capaz de filtrar a ninguno de los suyos en la escapada, que en realidad era un pelotón de 40 hombres en el juego por la victoria. Esa jornada, con la Vuelta en Araba, dolió en el Euskaltel-Euskadi, sombreado por el Kern Pharma. Más allá de eso, los dorsales del equipo naranja pelearon siempre que pudieron con orgullo y reclutaron numerosos puntos UCI, el medidor del ciclismo moderno. Para el futuro se antoja prioritario un salto de calidad en la formación vasca.

Además de la impronta del Euskaltel-Euskadi y del Kern Pharma en su debate, sobresalió Mikel Landa, el mejor de los vascos en la parte noble de la carrera. “Venía con mucha ambición de estar en el podio y ganar una etapa, pero no ha sido posible”, dijo Landa. El de Murgia trató de arañar el podio y mostró su valentía en varias etapas, pero al igual que le sucedió al equipo naranja, la propuesta de Landa sucumbió camino de Izki. En La Herrera despidió cualquier opción de pelear por el cajón de la Vuelta. Buscó revertir la situación, pero gastado por el Tour, le faltó frescura.

Landa siempre mantuvo vivo el espíritu de lucha y en las jornadas de montaña mostró su prevalencia. Después de acabar quinto en el Tour como báculo y guía de Evenepoel, el de Murgia concluye la Vuelta en octava posición. La regularidad de Landa continúa intacta. Entre el resto de competidores vascos, Ion Izagirre y Oier Lazkano destacaron en algunas fugas selectas como la de Izki. El de Ormaiztegi, que abandonó el Tour por enfermedad, fue quinto en la etapa con final en Lagos de Covadonga. Por su parte, el gasteiztarra también fue protagonista en escapadas, pero dio la impresión de que alcanzó la Vuelta con el punto de forma algo ajado. Lastra, Aberasturi y Juaristi no finalizaron. Rosas y espinas.