La inteligencia artificial ha transformado múltiples sectores de la sociedad, y la comunicación política no ha sido la excepción. En un contexto en el que captar la atención del electorado se ha convertido en una batalla constante, los partidos han encontrado en esta tecnología una aliada para diseñar estrategias más sofisticadas, precisas y, en algunos casos, polémicas. Su uso no solo permite segmentar audiencias y personalizar mensajes, sino que también abre la puerta a la desinformación y la manipulación de la opinión pública.
La comunicación política en la era digital se ha convertido en un arma estratégica clave para partidos y líderes que buscan conectar con la ciudadanía en un entorno cada vez más saturado de información. La velocidad con la que circulan los mensajes, la fragmentación del público y el impacto de las redes sociales han redefinido por completo la manera en que se construyen los discursos y se moviliza a los votantes. Hoy, la IA permite a los partidos políticos analizar el comportamiento del electorado, adaptar discursos a distintos perfiles y difundir contenido con una precisión quirúrgica.
PP y PSOE recurren a la IA
Esta estrategia ya ha tenido manifestaciones concretas en el Estado. Uno de los casos más recientes es el polémico vídeo titulado La Isla de las Corrupciones, en el que el PP utilizó IA para parodiar el programa televisivo La Isla de las Tentaciones y asociar al PSOE con casos de corrupción. Sin embargo, la campaña se encontró con una reacción inesperada cuando el gobierno de República Dominicana protestó por la instrumentalización del país en el vídeo, lo que obligó a los populares a retirarlo de sus redes sociales.
“La responsabilidad de estos vídeos recae en quien los genera. Los partidos políticos deber ser conscientes de que pueden tener problemas jurídicos, si no tienen cuidado”, explica Jorge Campanillas, experto en derecho digital.
Otro caso se produjo el 8 de marzo de 2025, cuando el PP lanzó el vídeo La manifestación que no vas a ver hoy, en el que se manipulaban imágenes para ridiculizar la postura del gobierno en cuestiones de igualdad.
El Partido Socialista tampoco ha sido ajeno a la controversia sobre el uso de la inteligencia artificial en la comunicación política. Aunque el partido no ha utilizado vídeos creados con inteligencia artificial, sí lo han hecho algunos de sus simpatizantes. Es el caso del periodista Alán Barroso, quien el mismo 8M, en respuesta a un vídeo del PP, compartió otro en el que se muestra a Alberto Núñez Feijóo, Carlos Mazón e Isabel Díaz Ayuso en una escena comprometida.
Uno de los episodios más polémicos en este sentido se produjo en 2023, cuando Ion Antolín, director de comunicación del PSOE, compartió en redes sociales una imagen generada con IA que representaba las protestas frente a la sede del partido en la calle Ferraz en contra de las concesiones de Pedro Sánchez a los independentistas. La instantánea mostraba a manifestantes en actitud agresiva, lo que desató un intenso debate sobre la manipulación visual y el impacto de estas herramientas en la percepción pública.
Los vídeos políticos creados con inteligencia artificial también han generado controversia a nivel internacional. Uno de los más virales presenta una versión exagerada de Gaza, imaginando cómo sería si Trump hubiera llevado a cabo su propuesta de transformarla en un destino turístico repleto de resorts. En la escena, el presidente estadounidense aparece junto a Netanyahu disfrutando del sol en traje de baño, mientras Elon Musk es retratado en medio de una lluvia de billetes.
Otro vídeo, de una calidad sorprendente, engañó a numerosos internautas, ya que mostraba a diversas figuras públicas —desde Steven Spielberg, a Scarlett Johansson, pasando por Mark Zuckerberg— vistiendo camisetas con mensajes ofensivos dirigidos a Kanye West, tras los polémicos comentarios del rapero sobre el nazismo en redes sociales. Todo esto es solo el comienzo, ya que la inteligencia artificial aún está en sus primeras etapas de desarrollo.
Esta capacidad de alterar imágenes y vídeos con gran realismo ha dado lugar a los llamados deepfakes, una tecnología que permite modificar rostros, voces y movimientos en grabaciones de forma prácticamente imperceptible. Su uso en la comunicación política plantea serios riesgos, ya que puede utilizarse para difundir desinformación, atribuir declaraciones falsas a candidatos o incluso fabricar escándalos inexistentes.
Para Campanillas el problema no está en el uso de la IA para crear este tipo de vídeos, sino en la forma de hacerlo. “La línea entre lo caricaturesco y lo delictivo en los deepfakes es muy fina, y depende del caso concreto. Si alguien utiliza mi imagen para decir algo que yo no he dicho y engaña a la gente, eso entraría ya dentro del ámbito delictivo”, apunta.
El impacto de la IA en la comunicación política apenas comienza. Con el avance de la tecnología, es probable que veamos un aumento en la sofisticación de estas estrategias. La segmentación del electorado y la personalización de mensajes serán cada vez más precisas, pero también lo serán las técnicas de desinformación.
Regulación del uso de la IA
El 11 de marzo, el Gobierno central aprobó el anteproyecto de ley de gobernanza de la Inteligencia Artificial, con el objetivo de garantizar un uso ético, inclusivo y beneficioso de esta tecnología. Esta normativa adapta la legislación española al reglamento europeo de IA, en vigor desde marzo de 2024, y establece medidas específicas para proteger los derechos de los ciudadanos frente a los riesgos asociados a la IA.
Entre las principales medidas, destaca la obligación de etiquetar los contenidos generados por IA, así como la prohibición del uso de identificación biométrica en espacios públicos, salvo en situaciones excepcionales de seguridad. Además, se prohiben las técnicas subliminales que exploten vulnerabilidades de personas por su edad o discapacidad.
El proyecto de ley también contempla sanciones severas para quienes incumplan la normativa, con multas que pueden alcanzar hasta los 35 millones de euros para las IA más peligrosas. Además, se creará la Agencia Española de Supervisión de Inteligencia Artificial (AESIA). La lucha contra la desinformación y los bulos creados con IA será una de sus principales prioridades.
Este anteproyecto aún debe pasar por el trámite parlamentario, pero marca un paso crucial hacia una regulación efectiva de la inteligencia artificial en el Estado.