MADRID. Según ha explicado Úcar, para realizar este primer programa, el equipo se ha tenido que trasladar a México donde están las comunidades más numerosas de esta secta, que nació en Suiza en el siglo XVI creada por el religioso Menno Simons.

Estas personas viven apartadas de los núcleos urbanos, sin luz eléctrica ni avances tecnológicos y su religión, "como les pasa a los Amish", detalla Úcar, les prohíbe cantar, bailar, ver la televisión o escuchar la radio.

La periodista asegura que éste ha sido el programa más fascinante que ha hecho, ya que "ha sido una combinación perfecta entre lo que te permite hacer el formato y el tema elegido; ha sido una experiencia muy intensa, porque ellos tienen una forma de ver la vida muy distinta a la nuestra", ha dicho.

Durante 21 días, Úcar se alojó en casa de Katerina, Herman y sus diez hijos para ser testigo y compartir algunas de sus peculiares costumbres, como alumbrarse con candiles de petróleo, lavar la ropa en una máquina de madera u ordeñar las vacas de madrugada.

"La idea de '21 días' es hacer reportajes impactantes, que sorprendan, siguiendo un poco la línea que teníamos hasta ahora de variar los temas, pero siempre acercando la fórmula al gran público", ha comentado la periodista, que reconoce que el regreso, tras el "parón" ha servido para que "todos iniciemos esta etapa con muchísimas ganas".

El siguiente destino es una mina de oro en Perú, donde Úcar ha vivido en las condiciones físicas más duras que recuerda desde el primer programa en el vertedero.

"Quizá lo recuerdo como el más duro porque fue el primero, pero éste de Perú también ha sido muy fuerte; ha habido momentos de riesgo, de posibles derrumbes dentro de la mina, y cada minuto dentro estás pensando en eso", ha señalado Úcar, que retomó el programa en la tercera temporada tras las dos anteriores, que condujo Samanta Villar.

"Ya no me comparo con nadie -afirma-, al principio sí sentí la presión, porque el formato estaba muy ligado a su anterior presentadora, pero el trabajo es tan exigente que no tienes tiempo de pensar, y la verdad es que ahora lo siento muy mío".

En Perú, explica, las condiciones fueron muy extremas, tanto físicas -"no teníamos agua corriente, y electricidad apenas unas horas al día"-, como meteorológicas, ya que vivían "en pleno desierto, con mucho frío de noche, y un polvo horrible durante el día".

El tercer programa trata sobre los juegos de azar, para lo cual, Úcar ha vivido otras tres semanas jugando junto a personas para las que el juego es una afición, y con otras que se han convertido en adictos.

La periodista ha estado en un casino, ha apostado a los caballos, participado en mesas póker y visitado salas de bingo.

"Durante mi experiencia destacaría la capacidad de absorción que tiene una forma de vida que está vinculada al juego. Cuando dedicas tanto tiempo a esto te absorbe poco a poco" explica la periodista, que también destaca "el constante fluir de emociones que proporciona el juego, es asombroso".