CARLOS Sobera vio pasar la película de su vida en un segundo cuando le atacó un elefante en Tanzania. En su safari fotográfico no tuvo en cuenta las distancias con el animal y este le atacó para sus sorpresa y horror. Escribía: "Esta tarde he estado a punto de morir. Cara y cruz de un día en la reserva de Ngorongoro". Ya ven, el corporativismo también se extiende al mundo animal y, como siempre, la pagan con el mensajero, no con los reyes. Y es que algunos ven en este ataque la venganza de la especie por la muerte del elefante que matara Juan Carlos, antes de partirse, o de que le cambiaran la cadera; que no ha quedado muy claro cuál ha sido el orden de los factores.
A los que pronto les van a tener que cambiar algo es a los elegidos por El conquistador del fin del mundo 2012. La nueva edición ya está aquí y destila repetición. Y eso que el arranque no pudo ser más espectacular: división por parejas y, ¡hala!, descenso de cataratas. Juanito Oiarzabal habla de los concursantes ya con una propiedad que más bien parece que hable de las paredes de Everest. Y es que si la vida pasa por delante en un segundo la nueva edición ha llegado sin que se hubieran ido los comentarios y debates de la última.
Los que no van a tener tiempo para ver su vida pasar por delante van a ser los de Okupa2. Para una vez que se anima TVE a hacer una serie saca una castaña que salta a la vista que no puede interesar a nadie por más que el elenco de actores sea historia clásica de la interpretación. Carmen Maura: qué hace una chica como tú en un sitio como ese. La serie ha nacido sin ningún atractivo novedoso y por lo tanto sin posibilidad de que se bata con la competencia. La van a relegar a la madrugada, donde no haga mayores estropicios. Encima dicen que es un plagio. Después de seis años sin producir nada, menudo estreno.