Pamplona. Más de 20 personas se enfrentarán al temido jurado de Tú si que vales para lograr hacerse con la victoria y llevarse el premio valorado en 30.000 euros. Entre ellos estará el pamplonés Cristian Poppin, quien logró hacerse con un hueco en la fase final y ver así cumplido un sueño que fue labrando desde que pisó por primera vez los escenarios en el IES Padre Moret-Irubide. Ahora, con 20 años, se enfrentará este domingo a la audiencia con un espectáculo de baile donde mezclará popping, locking y hip-hop al son de los ritmos más insospechados.
¿Cómo surgió la idea de presentarse al concurso?
La idea la tenía desde hace tiempo, pero no estaba seguro de si ir o no. Las fuerzas me las dieron mis amigos, mi familia... Y a raíz de eso me animé, porque el no ya lo tenía. Llamé, me dieron el número de casting, fui, me preparé mi montaje, la coreografía y salió bien.
¿Cuándo fue la primera prueba?
A finales de verano, en septiembre u octubre. De ahí me dijeron que me llamarían en un mes, pero a los cuatro días me dijeron para hacer la entrevista en Barcelona. Me dijeron que sí y gusté bastante.
¿Cómo y qué se preparó para que le cogieran?
Gracias a mis amigos de la bajera me monté un traje de luces led en la chaqueta y en las manos. Y luego hice un mix de canciones que me molaban con ayuda de un compañero y lo mezclé con algo a lo que estoy acostumbrado a hacer: popping, hip-hop, locking, krumping...
¿Cuándo comenzó la afición?
Me viene desde los 12 o 13 años, cuando entré en el instituto. Yo empecé a hacer break dance y lo mío no era eso. Me estuve informando a través de YouTube y vi que lo mío era el popping, y de ahí viene mi apodo.
¿En qué consiste el popping
Son contracciones del cuerpo. Si vas a poner la mano tienes que hacerlo fuerte, que sea como de choque. Es complicado, es como lo que hacía Michael Jackson o ahora hacen Chris Brown o Usher.
¿Cómo fueron los primeros pasos?
Veía que podía sacarme partido y a través de tutoriales, videoclips o películas de baile fui aprendiendo. Hacía actuaciones en el instituto, en Irubide, y luego en fiestas de barrios y de pueblos como Ansoáin o Burlada. Gusto al personal y estoy contento. Lo que yo quiero es disfrutar y hacer disfrutar con lo que hago.
¿Cómo fue la experiencia en el programa?
Fue increíble, el compañerismo y el apoyo fue la clave. Esa experiencia fue muy buena. Luego estar en el plató y que la gente te coree, que te diga "tú sí que vales"... Y, sobre todo, pasar la prueba de Risto.
¿Qué sensación le causo el polémico miembro del jurado?
La intervención de Risto yo la cuento en dos partes. Primero cuando me dice: "Quiero que la música más difícil del mundo me la bailes, sea lo que sea". Estaba tan seguro de mí mismo y a la vez tan nervioso... Le dije que pusiera lo que quisiera, sabía que no me iba a quedar quieto. En ese momento me pone la canción y digo "qué cabrón, ¡me pone la sintonía del telediario!". Empiezo a bailarla y veo que el público se anima, me aplaude. Eso es lo que más me mola a mí y significa que lo estoy haciendo bien. Me iba viniendo más arriba y me fui animando hasta que conseguí el reto. Y ya fue una paz y una tranquilidad para mí cuando me dijo Risto "tío, tú sí que vales". Conseguí los tres del jurado y uno del público, de dos posibles. Me fastidió pero lo aceptas con buen pie. Pero bueno, gracias al haber gustado, al tener valentía y haber retado a Risto, me toca demostrarlo en la final.
Las formas de Risto a veces pueden echarte para atrás.
Es su forma de ser, pero tiene toda la razón del mundo. Lo que pasa es que no estamos acostumbrados a que la gente diga la verdad, o cómo lo dice él. La verdad es que muy majo.
¿Cómo se ha preparado para la ronda final?
En la gala anterior, José Corbacho me pidió que para la final variara la música. Quiero enseñar al público que sé hacer algo más e intentar algo que no se haya visto en mis actuaciones. Meto algo de clásico, algo más contemporáneo, la música del Tetris, de Mario Bros... Quiero arriesgar, y si no arriesgas no ganas. Quiero pasar el reto, ese es mi logro y punto.
Si consigue alzarse con la victoria, ¿qué haría con el premio?
Por estar en la final ya me llevo 1.000 euros. El premio final son 30.000 y lo primero sería ayudar en casa. Luego me daría algún caprichillo y disfrutaría de mis amigos y de la gente que me ha apoyado. Eso es lo más bonito, tener una familia y unos amigos tan perfectos.
Y en un supuesto de que hoy no tenga suerte, ¿con qué se queda?
Con la experiencia, el compañerismo y haber llegado ahí, que no es fácil. Yo ya me siento un ganador. Además me da visibilidad. He conocido a gente genial, como personas y como artistas, y la experiencia es increíble, estar en el backstage... Mantenemos muy buena relación entre todos, tenemos los móviles, el chat en grupo... Estoy jugando en el Txantrea, en tercera división y es difícil compaginarlo y sacar fuerzas, pero si te gusta algo no vas a dejarlo. El baile te ayuda a quitarte tristeza, da alegría y expresa los sentimientos en cada momento de mi vida.
Aunque supongo que no podemos adelantar el resultado, ¿qué vamos a ver en la gala final?
Veréis artistas increíbles, os emocionaréis, os reiréis y es una final en la que te vas a olvidar de la final anterior. Va a ser un espasmo de sentimientos total. Actuaciones increíbles. Tienes chistes, cantantes, cosas del circo, malabarismos, equilibristas, bailarines como yo... Tienes un mix de todo lo que hay.