Recién llegados de una minigira por Oceanía, aunque con el jet lag ya superado, los Ojos de Brujo paran mañana en la sala Tótem de Villava (21.30 horas, 17 euros, 20 en taquilla). Lo hacen con su último disco, Aocaná, bajo el brazo, dentro de la segunda fase de la gira de presentación de este cuarto disco de la banda, y, según dicen, con muchas ganas de volver a una ciudad que conocen "sobre todo por tocar en Sanfermines". Antes de esta cita, Max Moya habla con EL CAMALEÓN sobre los vaivenes de este Aocaná y su universal gira de presentación.

-En la presentación de 'Aocaná' comentasteis que Ojos de Brujo estaba en su mejor momento. ¿Qué tal está funcionando este último trabajo? ¿Se van cumpliendo las expectativas?

-El año posterior al lanzamiento de un nuevo trabajo suele ser para presentar el disco en España y en Europa; el segundo es el de las aventuras. En este 2010 hemos estado ya en Brasil, Colombia, Australia, Nueva Zelanda y Hong Kong. El resultado ha sido sorprendente y estimulante. Por el momento no nos podemos quejar de lo que nos está deparando este disco.

-¿Y los nuevos temas? ¿Qué tal están funcionando?

-Estamos satisfechos. Hay canciones como Perico y Juliana o La rumba del adiós que están pegando fuerte y se han hecho su sitio en el repertorio. Parece que a los nuestros les ha gustado bastante.

-Habíais estado previamente en Latinoamérica, pero nunca en las antípodas. ¿Cómo ha ido?

-Sorprendentemente bien. Hemos estado en un festival en el que nos dio la impresión de que buena parte del público nos conocía, seguramente porque hay una comunidad de españoles significativa. Además, hemos tocado en la Casa de la Ópera de Sydney, que es algo que se nos quedará grabado para siempre. Es increíble sentirse tan cómodo tan lejos de casa.

-De entre los lugares en los que habéis tocado a lo largo de todos estos años, ¿dónde os ha sorprendido más la acogida del público?

-La última experiencia en Hong Kong está sin duda entre las más sorprendentes. No teníamos ni idea de cómo nos podían recibir y fue increíble ver un teatro repleto de gente nada más y nada menos que en China. Es muy bonito, sobre todo porque ves que, sin una gran promoción, también puedes llegar a mucha gente gracias a Internet. En Colombia también habíamos estado en 2003 y nos cogió por sorpresa el número de gente que se acercó a vernos y la efusividad que mostró en el concierto.

-Con conciertos a lo largo y ancho del planeta, venir a Pamplona será como andar por casa...

-Bueno, pero nos encanta toda esa zona, tenemos muy buen feeling con el público de ahí arriba. Va a ser el primer concierto tras nuestra gira por Oceanía, ya nos hemos reajustado y estamos con muchas ganas. Conocemos la ciudad sobre todo por haber estado en San Fermín, con un ambiente tremendo, y eso hace que lo veamos como un escenario de primera.

-Hace algunos años hubo una especie de 'boom' en torno a la fusión y el mestizaje. ¿Cómo está el panorama en este momento?

-Es un estilo que ha venido para quedarse. Quizá haya habido momentos de más fuerza con el auge del mestizaje latino de Manu Chao o Buenavista Social Club, pero es un concepto muy amplio que abarca sonidos muy diferentes y siempre hay gente dispuesta a conocer sonidos de diversos orígenes. Ahora mismo hay un montón de grupos y yo diría que es un estilo que está asentado.

-¿Qué grupos se escuchan en vuestra furgoneta?

-Somos un puñado de gente de diferentes orígenes y la variedad es enorme. Llevamos tiempo escuchando música balcánica, brasileña o angoleña. Además, Carlitos, que es cubano, ha traído últimamente una selección tremenda de jazz y son cubano y siempre te sorprende. Nuestros gustos son tan diversos como nosotros.

-¿Y cómo se organiza un grupo tan heterogéneo de músicos?

-Hay un ambiente curioso dentro de la banda. Nos conocemos bien y nos queremos, pero hay que tener cuidado con respetar y saber convivir. Somos como una familia que viaja en un barco y el que no se acopla no puede estar a bordo. Es probable que pronto saquemos un recopilatorio para celebrar todos estos años juntos.