Concierto de Ken Zazpi

Fecha: Sábado, 7 de mayo. Lugar: Auditorio Baluarte, Iruñea. Intérpretes: Ken Zazpi, banda integrada en directo por Eñaut Elorrieta, a la guitarra acústica, eléctrica, y a la voz; Beñat Serna, a la guitarra eléctrica; Igor Artzanegi, al bajo; Iñaki Zabaleta, a los teclados, y Ion Fresko, a la batería. Incidencias: Presentación de 'Ortzemugak Begietan', nuevo CD de la banda. Hora y 40 minutos de duración, bises incluidos. Buena entrada, público mayoritariamente joven y femenino que se mostró participativo.

EN una jornada, la del pasado sábado, marcada por la omnipresencia de la música en directo, Ken Zazpi presentó en el corazón de Iruñea su sexto trabajo, y lo hizo en un marco totalmente acorde con la elegancia y la grandeza de sus canciones. Con el esplendor tanto en lo referido a la esencia como a las formas, radiantes, de cuantas composiciones sonaron sobre el escenario por excelencia de la vieja capital vascona, el de Baluarte.

La actuación arrancó con temas de Ortzemugak Begietan como Ihes betean, Eta azkenak hasiera o, claro está, Hegoak astindu, ofrecido en primer lugar después de que los músicos, tras acceder a las tablas bajando por la escalera central de la sala, ocuparan sus puestos; brindado con proliferación de mariposas aleteando desde la original pantalla metálica de fondo… y revoloteando igualmente, desde ya, por los corazones; por los emocionalmente predispuestos espíritus de los presentes. Bueno, y al igual que todos los temas llamados a sonar, en medio de un más que brillante espectáculo de luces. De un espectacular derroche de arte luminotécnico erigido alrededor de los móviles y de una original pantalla de fondo que, formada a partir de once chapas metálicas perfectamente entrelazadas (cual si de piezas de un rectangular puzzle se tratase), cobró vida ya acogiendo diferentes proyecciones, ya mediante el hacer de juguetonas y coloristas fluorescentes. Acto seguido, encontraron su espacio dos referenciales temas del álbum Argiak (uno de ellos, Gernika, bajo inquietantes haces rojos, un cielo igualmente rojizo y el ensordecedor volar de aviones de guerra sobre las aterradas caras de víctimas de las bombas, en claro homenaje a los bombardeados de ayer y de hoy en cualquier parte del mundo), alcanzando el clímax la elegante intensidad musical y la intensa y colorista elegancia -en todos los sentidos- desplegada por medio de la interpretación de pesos pesados de ayer, de ahora y de siempre como Ilargia y Zenbat min. (brindados por Eñaut y Beñat a las acústicas, conformando un medley que buscó y encontró la respuesta de los presentes), Malen (con significativas imágenes de fondo de viajes obligados a través de la noche), Gutuna o Haizea, ofrecida después de que Eñaut, y el público, a requerimiento de éste, entonara el Txoriak txori del patriarca Mikel Laboa. ¿Más temas a destacar? Bihar (con Eñaut, micro en mano, recorriendo el patio de butacas de arriba abajo), la reflexiva, emocional y cargada de optimismo Itsasoa Gara (última en sonar) y, ya en los bises, el también nuevo Hemen gaude o el ya clásico Zapalduen olerkia, último en sonar.

Tras hacerlo en los últimos diez años en recintos tan distintos como las txoznas sanfermineras, el pabellón Anaitasuna, el Teatro Gayarre o la sala Tótem, Ken Zazpi, uno de los pilares imprescindibles del actual rock euskaldun, puso el pasado sábado su particular pica en Baluarte, con este concierto: último de los concebidos para ser ofrecidos en teatros por Ken Zazpi, puro presente y futuro desde el mismo día de su fundación y una y siete veces grande, a tenor de lo visto. Del espectáculo en todos los órdenes presenciado el sábado… y siempre, en líneas generales. De la fuerza, vitalidad y magnetismo de ese embriagador power rock que, de lo más melódico y cada vez más elaborado e intenso, una vez más, cautivó y noqueó a un tiempo a los asistentes.