Pamplona. ¿Qué balance hace del año de emisión de 'El secreto de Puente Viejo' que cumplieron el 23 de febrero?
Ha sido un balance muy bueno, muy positivo y con unas expectativas por encima quizás de lo que uno se podía esperar cuando arrancó la serie. La acogida del público, lo que están dando de sí los personajes? El secreto de Puente Viejo está siendo un fenómeno.
¿Se imaginaba que podría tener tanto éxito?
Siempre intuí que había muy buenos ingredientes para el éxito, la intuición siempre me llevaba a que podía funcionar, por muchas cosas: el guión, cuando leí la primera vez la biblia de los personajes y el primer capítulo pensé que había un gran punto de partida, había muy buen material en bruto, lo que no me imaginaba es que se consolidara de tal manera, no pensaba a largo plazo. Cuando arrancas no te planteas que vas a grabar 500 capítulos, siempre trabajamos a corto plazo, pero ha pasado un año, casi 300 episodios y lo que ha sucedido ha sido una maravilla. Aparte del guión, cuando pisamos los decorados ratificamos que las cosas podían ir muy bien, en buen camino. El elenco de actores, a medida que hacíamos los primeros ensayos... sabía que había buen material. Todo parecía encajar.
¿Qué le dicen por la calle cuando le reconocen?
Claro que me reconocen. Esta mañana, en el mercado por ejemplo, me han parado para decirme "me encanta El secreto de Puente Viejo, os sigo todas las tardes", y en cuanto a Tristán me dicen: "¿Cómo aguantas a tu madre?", "escápate de casa y vete con la partera" o "¿Cuándo va aparecer Martín?" (risas). Noto mucho cariño, ahora mucho más que cuando arrancamos, vas por la calle, en la cafetería, en los comercios, en el fútbol? empieza ser una rutina de la que estoy encantado porque eso significa que la gente ve la serie y las cosas van bien.
¿Qué ha sido lo mejor y lo peor de este año de rodaje?
Lo mejor es que El secreto de Puente Viejo y Tristán Castro me han dado la oportunidad de que mi trabajo se vea a nivel nacional, ya que en mi caso era más conocido a nivel autonómico. Lo mejor es estar en un proyecto en el que me gustaba la historia, el personaje que tenía, me ilusionaba lo que estábamos contando. Lo mejor ha sido trabajar día a día con el grupo de personas con el que estoy, elenco de actores, directores, técnicos... Lo mejor es todo lo que estoy aprendiendo. El secreto de Puente Viejo sólo me ha traído cosas positivas.
Lo menos bueno, que el formato diario es una producción muy dura, y más para papeles como el de Tristán, Pepa, Francisca, Emilia? que son personajes que tienen mucha presencia en muchas escenas. Con ese ritmo de grabación, durante año pasas por diferentes fases, arrastras cansancio acumulado y a veces te entran unos bajoncillos físicos y mentales, pero son cosas momentáneas y esporádicas. Pero luego te das cuenta, valoras la situación en la que estás y vuelves a sentirte un privilegiado, y más en los tiempos que corren.
¿Qué escenas recuerda especialmente de estos casi 300 episodios?
Recuerdo con mucho cariño la trama que tuve en la cárcel, cuando el capitán Prieto, compañero de Tristán en la guerra de Cuba, vuelve a España para chantajear a mi personaje, creo que son los capítulos del 98 al 102, más o menos. Prieto no tiene una familia rica como Tristán y quiere chantajearle para sacarle dinero, al final le culpa de unos asesinatos que mi personaje había ocultado, ya que mató a dos altos mandos por defender una causa justa, y lo condenan por eso. Esa trama la disfruté mucho, sobre todo en la cárcel esperando el juicio militar. Y cuando Tristán vuelve a casa hay una secuencia con Francisca, otra con Rosario en la cocina y el reencuentro con Pepa, son muy bonitas. Tras verla en televisión, me sentí muy orgulloso de cómo había quedado.
También recuerdo el primer capítulo, en una escena con Pepa en la taberna, donde llego con mis compañeros soldados. Fue nuestro primer encuentro cara a cara y le tengo mucho cariño porque era una de las secuencias que teníamos en las pruebas de acceso en el casting. Con María Bouzas (doña Francisca) también he tenido escenas muy bonitas.
¿En qué ha cambiado Tristán desde el primer capítulo de la serie hasta ahora, ¿y usted?
Los dos hemos cambiado y vamos a la par. Los dos crecemos y estamos recorriendo el mismo camino. El secreto de Puente Viejo es una serie en la que la vida pega fuerte a los personajes, no paran de ocurrirles cosas y en el caso de Tristán y otros tantos no paran de ocurrirles desgracias. Creo que ha cambiado su mirada, se nota un poso de más peso, de trabajo a la espalda y de contar muertes cercanas, amores imposibles? y eso, quieras o no, se nota. Ha pasado de ser más impulsivo, nervioso y arrebatador al principio, a digerir las cosas de otra manera. Yo noto que me he hecho mayor (risas), ¡pero Tristán también! Hemos madurado juntos. Ha sido un año muy intenso y me han pasado muchas cosas, he aprendido mucho y he sido consciente de las limitaciones que tenía como actor.