FUE crítico teatral y autor de piezas para el género, relatos breves y ensayos no exentos de ingenio pero su fama se debe, esencialmente, a novelas como La joya de las siete estrellas y la mítica e inmortal Drácula, editada por primera vez en 1897. El irlandés Abraham Stoker (Clontarf, 1847-Londres, 1912) murió hace un siglo y, por ello, se reeditan ahora alguna de sus obras, destinadas (casi todas) al olvido por culpa del éxito inmediato del relato que autores tan importantes como Arthur Conan Doyle consideraron como la mejor novela de terror que nunca habían leído. La historia de ficción basada en figuras como la de Vlad Draculea (exacto: Vlad Tepes El empalador), ha llegado a todas las generaciones posteriores en forma de obra maestra, categoría que nadie parece atreverse a discutir y parece ser el resultado de una serie de investigaciones sobre vampirismo, orientalismo y ricos tan ricos como el inquietante Vlad.

Pese a ser un clásico del terror, Drácula, al igual que tantas obras de aquella fértil época literaria, utiliza el mito de la inmortalidad para vehicular una nueva historia de lucha demoníaca entre el bien y el mal, suponiendo el punto de inflexión entre la literatura gótica y la de terror propiamente dicha. Alianza y Valdemar (a través de una versión rica en información crítica) son sellos implicados este año en nuevas ediciones de la gran novela pero en la de la editorial DeBolsillo, dicha obra, que ha conocido multitud de versiones literarias, teatrales y cinematográficas, se nos presenta enriquecida por las ilustraciones de Jae Lee, popular autor de cómic norteamericano que dota al volumen de una atmósfera no menos viciada que la del texto original. Y debe recordarse que esta editorial es la responsable (igualmente, en nuestros días) de algunas de las mejores novelas del citado Conan Doyle sobre las andanzas de otro mítico personaje de la literatura de aquellas décadas: Sherlock Holmes.

No es que el alucinante viaje de Jonathan Harker a Transilvania para cerrar un negocio inmobiliario con el enigmático personaje que nos ocupa, relacione directamente al grueso de la literatura de Stoker con la del autor de El sabueso de los Baskerville pero son muchas, las similitudes existentes entre los escenarios de estas y otras obras en las que el misterio y el terror terminan mostrando, a la postre, las injusticias sociales o la ignorancia de los habitantes de las ciudades y los páramos de una Europa igual de terrorífica que la de estas narraciones, dotadas de figuras difíciles de olvidar que obligan al lector a dejarse vencer por el escalofrío.

El sangriento potentado que compartiría en el futuro un lugar destacado entre los mitos literarios creados por la imaginación desbordada de sus autores (Robinson Crusoe, los atormentados pobladores de las aldeas de Shakespeare…) ha conocido en el pasado versiones ilustradas y ha sido objeto de atenciones en forma de solventes novelas gráficas pero ahora cuenta con el complemento ideal para atraer la atención de lectores jóvenes y amantes del tebeo moderno: las ilustraciones de Jae Lee llegan en el momento preciso, ya que en los últimos años se viene experimentando un renacimiento del cómic realista. Y así, el conde que en la versión cinematográfica clásica se presentaba bajo los rasgos de Bela Lugosi y en otra, contemporánea, se exponía al microscopio de Francis Ford Coppola, rejuvenece de nuevo para atrapar al seguidor del dibujo preciso y al amante de la literatura desesperada.

Los diarios y las cartas de Drácula suponen (¿finalmente?) el vehículo ideal para llevar el frío aliento de la muerte hasta el cálido hogar del lector desprevenido. No escapes.

DRÁCULA

Autor: Bram Stoker (Ilustraciones: Jae Lee).

Editorial: DeBolsillo,2012. Páginas: 504.