Autora: Sor Juana Inés de la Cruz. Compañía: Academia del Verso de Alcalá. Dirección: Juan Polanco. Dirección de verso: Karmele Aranburu. Intérpretes: Luis Muñiz, Ana Santos-Olmo, Nuria Benet, Amparo Oltra, Antonio Ponce, Antonio M, David Díaz, Guillermo Berasategui, Didier Otaola. Lugar y fecha: Escenario de La Cava de Olite, 28/07/12. Público: rozando el lleno.
l Os empeños de una casa" comienza con una impostura metateatral: la compañía finge haber sido víctima de un robo. Toda la escenografía y todo el vestuario les han sido sustraídos. No podrán, por tanto, representar la función. Se siente mucho y todo eso, pero así no hay manera. Cada uno a su casa y Dios en la de todos. Una voz enlatada (la de Ramón Langa, AKA Bruce Willis) se hace pasar por el empresario y les dice que de irse, nada. La representación se hace, so pena de tener que pagar una indemnización estratosférica. ¿Sin ropajes, sin atrezo, sin tramoya? Sin. Pues a improvisar se ha dicho: con su propia indumentaria, con otras prendas que sacan de su equipaje y con trastos que encuentran aquí y allá, los actores confeccionan en un momento un remedo más que aparente de un vestuario barroco. Vista la obra, me pregunto si, entre las prendas empleadas, no habría también algún abrigo de astracán. Viendo la obra, me pregunté también si no habría de sobra algún abrigo de lo que fuera: volvió el cierzo al Festival de Olite; no como un viejo amigo que siempre es bien recibido, sino como el vecino pelma que se cuela en casa sin que nadie le convoque.
La solución del vestuario improvisado es más que un adorno. Es el complemento visual perfecto para la forma en la que la Academia del Verso de Alcalá aborda el texto. La compañía realiza una versión heterodoxa y desprejuiciada de los parlamentos compuestos por Sor Juana Inés de la Cruz. No de la trama ni, por ser precisos, de la letra de la obra, que siguen estando ahí, casi sin alteraciones. Lo que hace la compañía complutense es recargar de dobles sentidos, de ambigüedades humorísticas o de casi cualquier otro recurso cómico que tengan a mano las palabras escritas por la religiosa y dramaturga mexicana. Eso, además de caricaturizar a algunos de los personajes, tomando como justificación ciertos detalles del texto. Por ejemplo, si Don Juan es de Madrid, pues hablará con deje chulapo y bailará el chotis. La idea del collage de atuendos le sienta como anillo al dedo a este modo de acercarse a la obra. De hecho, habría resultado inconcebible con un vestuario convencional.
Esta recreación festiva de la comedia me parece plausible y, por momentos, atractiva. No obstante, tengo mis dudas sobre que Los empeños de una casa pueda ser habitada por el espíritu de Don Mendo sin perder algo de su propio espacio. Podría pensarse que, si a la gracia del argumento sumamos la comicidad añadida, se duplica el resultado. Algo no me cuadra en esta ecuación. Me parece que lo que se mete por una puerta hace que parte del otro componente salga por otro lado. Creo que tanto intento por forzar el humor termina por saturar, y, sobre todo, que a veces se descuida un tanto el propio enredo argumental, cuyo juego de confusiones podría resultar de por sí suficientemente divertido. Y confieso que, a veces, me despisté en la maraña de encuentros y sucesos. Aunque esto podría ser cosa mía, más preocupado por sobrevivir al vendaval: vaya corriente que hace en esta casa al abrir las dos puertas.
Con todo, no sería justo olvidarme de los numerosos aciertos que tiene la función. Hay magníficos hallazgos de la puesta en escena, como el cambio de planos cuando Don Carlos y su criado escuchan la conversación de Doña Ana, Doña Leonor y Don Pedro. También momentos con mucha gracia, como el del travestismo del criado Castaño y la siguiente conversación con Don Pedro, que lo toma (obviamente) por quien no es. O la multirrítmica adaptación de la pieza musical que Sor Juana Inés de la Cruz incluyó en su texto, y que la compañía ha convertido en un divertido medley en el que se combina el tango, la canción romántica, la ranchera o la salsa. Situaciones todas ellas magníficamente presentadas por un elenco joven que demuestra unas estupendas dotes interpretativas.