Fecha: Jueves, 20 de diciembre. Lugar: Sala Tótem, Atarrabia. Intérpretes: La Musicalité, formación integrada por Jaime Perpiñá a la voz, al bajo y a la guitarra acústica; Marc Palmer a la guitarra eléctrica y a los coros; Óscar Nadal, a los teclados y a los coros, y Jaime Bou, a la batería y a los coros. Incidencias: Presentación de 'Significado', nuevo CD de La Musicalité. Actuación organizada por 'Europa FM', 1 hora y 15 minutos de duración. Acceso con invitación, cerca de media sala. Público joven, de ambos sexos y más o menos participativo
C URRELAS del pop rock, así titulamos la primera crítica que escribimos de los mallorquines La Musicalité hace unos cuantos años; y esa volvió a ser la imagen que nos transmitió el pasado jueves nuevamente el cuarteto, la de ser algo más que un grupo de músicos al uso. Haciendo bueno el primer verso de su tema de estreno Prefiero ("prefiero caminar y no correr", segunda composición en sonar dicha noche), la de ser una formación que, trabajando sus músicos cual hormiguitas, ahí siguen, haciendo su camino y recorriéndolo pasito a pasito. A su ritmo. Bueno, y por descontado, haciéndonos ver una vez más que, más que estar ante una familia musical -únicamente-, estuviésemos ante una familia en toda la dimensión de la palabra.
Ante una asistencia, por lo que fuese, menor de la esperada, frente a un público tampoco excesivamente efusivo (¿en qué estarían pensando los presentes?, ¿tal vez en el anunciado fin del mundo?), el evento, presentado por el locutor Isidro Jiménez como "fiesta de fin de año por si se acaba el mundo", arrancó de manos de temas nuevos como A dos milésimas de ti o Infinito, brindados bajo ambientes musicales muy sugerentes. Pronto, sucediéndose las canciones con agilidad, sonó otra de estreno, Lo que pueda ser (último single de su nuevo CD), haciéndolo en la segunda parte del concierto canciones más conocidas, como Tus fotografías, Soledad en mí (de las más coreadas por los asistentes) o Ninfomanía, antes de que el grupo terminara en falso con su señera revisión del Bohemian Rapsody de Queen; sí, en falso, pues todavía quedaban pesos pesados por sonar, como Brisa, ofrecido por Jaime, a la guitarra acústica, en solitario -al igual que Adiós, primero de los bises-, o, evidentemente en una noche como la del pasado jueves, Última noche en la Tierra, reservada para el final.
Acerca de las canciones apuntaremos que, como siempre que hemos visto a La Musicalité, se nos antojaron ricas en melodías con substancia; con un marcado andamiaje instrumental sosteniendo unas melodías que dotaron de genuino color al exterior de la fachada, dando como resultado un luminoso directo. Sin fisuras. Con punch, significado y latido propio, representando lo dicho la de cal, a todas luces; ¿y la de arena? Por lo que fuese, viniendo dicha cara representada por la asistencia registrada: ¿qué pasó? Ante el presunto fin del mundo, ¿tal vez el público esperado dio prioridad a otras urgencias? Hablando más en serio, ¿tal vez, quizás, lo que pasa es que al grupo le falte un hit, un banderín de enganche llamado a tirar de su potencial? Lo único que sabemos es que esperábamos ver una sala llena y no fue así; pero bueno, conjeturas aparte, en otro orden de cosas ya se sabe también cómo tiende a obrar el público potencial de espectáculos como el presente; cómo, en ocasiones, no se termina de valorar lo gratuito. Lo que no cuesta dinero a cada cuál -mejor dicho-, porque gratuitas, gratuitas, tampoco son las cosas. Porque, evidentemente, para que alguien pueda optar entre acudir o no a un evento? alguien previamente lo ha tenido que pagar. En fin.
Con motivo de la llegada de las fiestas navideñas, Europa FM tuvo a bien agasajar a sus radioyentes y respetable en general organizando un nuevo evento musical para desearles felices fiestas; otro exclusivo show case para Iruñea; nosotros, llegados a este punto, aprovechando igualmente la coyuntura para felicitárselas a todos ustedes. Zorionak, de verdad.