pamplona. ¿Cómo está viviendo este lanzamiento tan potente?

Estoy un poco abrumada, porque no podía esperar algo así. En mis mejores sueños, fichar con Destino me parecía algo extraordinario, pero que tantos países se interesen por la novela y que el productor de las películas de Millenium haya comprado los derechos para el cine... Hay momentos en que todo esto me da hasta pudor; da vértigo, la verdad, pero me siento muy respaldada porque las editoriales no han comprado la novela porque sea un éxito de ventas en un país, que es lo que pasa normalmente, sino solo porque les ha gustado. Y eso me hace sentir muy bien.

¿Cómo ha sido el camino que le condujo a Destino y, con ella, al resto de editoriales? ¿Cómo dejó de ser Cenicienta, como usted misma dice?

El concepto de Cenicienta me gusta porque ella no se ganó el nombre precisamente jugando al golf, sino limpiando chimeneas. Yo tengo una novela anterior que me costó mucho sacar y que al final me publicó Eunate en 2009, pero hasta llegar a eso hubo mucho trabajo. Después de aquel primer texto pequeñito me lancé con El guardián invisible sin editor, sin contrato y sin ningún proyecto pactado. Y quizá esa libertad de no estar sujeta a nada me permitió atreverme a la novela policíaca con la mitología vasconavarra.

¿Por qué Baztan?

Tenía claro que quería escribir una novela policíaca y también me apetecía tratar el tema del matriarcado, de las familias en las que las mujeres se apoyan, aunque a la vez se entorpecen, que son muy típicas de nuestra cultura, de mi propia familia. Pero no tenía claro el lugar. Un día llegué a Elizondo de excursión y al pasear por su calles y contemplar su río y sus edificios lo tuve claro. Recuerdo que a los quince minutos de estar en el Museo Etnográfico bajé al mostrador y le dije al chico que estaba allí que me diera documentación porque estaba escribiendo una novela que sucedía allí.

Fue un flechazo.

Sí, al poco tiempo ya tenía el correo lleno de información y a medida que fui conociendo más Elizondo, más me gustaba porque me dio precisamente lo que me faltaba en la novela. Me dio el paisaje, el potentísimo río Baztan, la fuerza del bosque y una arquitectura maravillosa. Elementos todos que diferencian a este lugar de todos los demás.

¿Y cómo nace Amaia Salazar?

Amaia es la mezcla de muchas mujeres que conozco. Lo más significativo de ella es esa mezcla de fragilidad y fuerza. Pero creo que todas las mujeres somos un poco así, aunque normalmente mostremos solo una faceta. En la novela muestro a una Amaia que es jefa, compañera de trabajo, hermana, hija, sobrina, amante, esposa, quiere ser madre... Como la mayoría de las mujeres.

¿Cómo ha hecho para encajar los elementos mitológicos sin perder el tono de una novela de crímenes?

Para mí fue perfectamente natural porque forma parte de mi cultura, de mi tradición y de mi raíz. Yo tenía una abuela gallega que llevaba ya muchos años en el País Vasco y se sabía las leyendas gallegas y las vascas. Y me las contaba como se han transmitido siempre estas cosas, delante del fuego asando castañas. Recuerdo que eran cosas que daban mucho miedo y las narraba como auténticas realidades, y eso, cuando eres pequeño da miedo, pero también aviva mucho la imaginación. En cuanto a su uso en la novela, no creo que sea tan difícil de admitir. De hecho, a los editores nórdicos les ha costado muy poco. Además, llevamos ya un tiempo recibiendo libros de hombres lobos y vampiros y han tenido mucha aceptación, así que ¿por qué no esto, que además de ser leyenda fue en un tiempo una creencia arraigadísima? De hecho, marcó tanto a los pobladores del valle que la Inquisición se vio obligada a intervenir. Luego es cierto que, no sé muy bien por qué, estas historias se trataron como cuentos de viejas y se dejaron un poco de lado, aunque sé por mis hijos que ahora en las ikastolas vuelven a enseñar quién era Mari o Ttarttalo... Y eso me alegra.

¿Pueden ser internacionales nuestros mitos?

Por qué no. ¿Si los demás nos han traído sus vampiros, por qué no vamos a poder llevar por el mundo a nuestro Bajasaun? Desde luego, a los alemanas, noruegos y holandeses les ha fascinado la historia, con este bosque tan poderoso y, sobre todo, la importancia que tiene para nosotros la familia. Será porque en las novelas nórdicas los inspectores de Policía se presentan más desarraigados, fríos, solitarios... Un perfil que no tiene nada que ver con esta Amaia tan familiar y con una vida perfectamente formada a su alrededor.

¿Cómo se ha documentado para describir los crímenes y el tema forense?

Leyendo muchísimo por Internet, aunque ha habido aspectos que he tenido que consultar en persona. Hay mucha información en la red y en libros, pero quería entenderla y por eso busqué unos colaboradores. Han participado un policía foral y un biólogo molecular que tuvo que explicarme las cosas como si fuera una niña de 5 años. Me enseñaba fotos, me hacía esquemas... A mí me interesaba mucho saber cuánto se tarda de verdad en hacer las cosas, las pruebas de ADN... Y el policía me aclaró que el método no es en absoluto como sale en las series de televisión y que un análisis completo no se puede tener en un turno de trabajo.

¿Es lectora de novela negra?

Sí, pero no exageradamente. Leo de todo, aunque sí me gustan autores norteamericanos como Mailer o Chandler, y también Thomas Harris, el de El silencio de los corderos. Las novelas nórdicas, en cambio, aparte de Millenium no me gustan mucho. Las encuentro frías, echo de menos detectives menos amargados y desestructurados.

¿Es tiempo de nuevas geografías en la novela negra?

Hay una búsqueda innegable de nuevos escenarios. Y por qué no. Debemos seguir investigando y buscando opciones. La nórdica consiguió sacarnos de los crímenes que se cometían solo en las ciudades y llevarnos al contexto rural y eso sí que fue un acierto. Al fin y al cabo, el objetivo de este tipo de novelas es hacernos soñar y conseguir que nos evadamos, y cuanto más especial sea el paisaje en el que pongas la historia, más conseguirás esos objetivos.

¿La descripción de los lugares de Baztan es fidedigna o se ha permitido alguna licencia?

Hay una mezcla. Vine muchísimo y hay lugares que aparecen como son, pero también hay me he tomado una serie de libertades literarias; eso sí, siempre a partir de lo que me han inspirado los espacios reales. La mayor documentación la hice paseando bajo un paragüas por Elizondo.

En ese sentido, ¿cómo le gustaría que se leyera la novela en Baztan?

Igual es lo que más me preocupa. Yo amo Baztan y creo en la novela se nota. Espero que los baztaneses lo vean así y que no se disgusten por haber colocado a un asesino aquí.

En todo caso se molestarán por ponerle tilde al nombre del valle.

Ya (risas). Pero es que ha sido necesario ponerla, porque si no fuera de aquí lo van a pronunciar mal...