como un ciclo que se renueva, Mireya Martín Larumbe (Pamplona, 1980) volvió ayer a la Ciudadela de la capital navarra después de cinco años para presentar su último trabajo: una muestra dividida entre el desarrollo dibujístico y la animación experimental bajo el título Les flux du sang des morts ravivant les fontaines (Los fluidos de la sangre de los muertos reavivando las fuentes), que se podrá visitar hasta el próximo 7 de junio. La figura de la mujer rodeada de naturaleza muerta, figuras dormidas o en reposo y osamentas de animales que presenta en esta exposición son “la otra cara de la moneda” de uno de los últimos trabajos que realizó en la Fundación Bilbao Arte, “una especie de cara y cruz de aquel proyecto, como una continuación”.
La obra parte del desarrollo de dibujos, que se presentan primero en formatos medios y después saltan al gran formato. “El dibujo es la disciplina que trabajo principalmente y, a partir de la iconografía que voy plasmando en los papeles, hago una animación”, explica Martín, que señala que esta última serie que expone en El Horno se caracteriza por el escaso uso del color. “Mis trabajos anteriores son muy coloridos por lo general, pero en estos últimos tiempos me he ido desprendiendo de ese desarrollo del color y estoy trabajando directamente con los materiales de dibujo más clásicos: grafito, carboncillo, lápiz...”, detalla la artista, que en algunas de las piezas apuesta por una mínima presencia de pan de oro y colores dorados sobre un fondo rojo. “No es un dorado perfecto y lo rayo y agriego porque me interesa que tenga irregularidades”, comenta.
El círculo se cierra con la última obra de la exposición, en la que se aprecia de nuevo la presencia del cromatismo, y en la que destacan sobre todo los colores cálidos. “En Bilbao Arte, en 2012, empecé a hacer una producción de este estilo, y en ella había bastante color: los animales estaban vivos, la vegetación estaba viva... En esta serie prima la otra cara de la moneda, pero es como una especie de ciclo que se va renovando, ya que la última obra vuelve a tener color y es lo que estoy trabajando ahora en Madrid”, precisa.
lectura “no imprescindible” Respecto a la temática, Martín trabaja de forma poética temas como el feminismo, las producción de subjetividades y las experiencias vinculadas a la identidad de género y sus expresiones, pero la artista prefiere no extenderse en este punto porque le interesa más “que el público pueda imaginar libremente qué es lo que ve”, ya que cree que la lectura de su obra “no es imprescindible”. “Hay muchos artistas que trabajan en una línea conceptual más pura, para los que sí que es muy importante que se entienda la obra tal y como la conciben; en mi caso es casi al contrario: yo trabajo mucho desde las percepciones personales y desde la parte emocional de la personalidad, y por eso prefiero que el público establezca un diálogo con las piezas a partir de sus vivencias y reflexiones”, resume.
Precisamente en busca de este diálogo y con la intención de establecer relaciones entre las obras, Martín pidió exponer en el Horno y creó esta serie específicamente para esta sala. “Cuando hablamos de hacer la exposición pedí El Horno, que es circular, porque buscaba presentar una instalación concreta de interrelaciones. Y también me apetecía hacer la animación en formato circular para que vaya en el centro”, comenta. Para ella, además, que sus piezas puedan observarse en esta fortaleza de la capital mientras ella está trabajando en Madrid, supone una forma de estar más cerca de su Pamplona natal.
Joven artista. Mireya Martín Larumbe (Pamplona, 1980) es licenciada en Bellas Artes y socióloga experta en cuestiones de género. Ha recibido distintas becas y premios (como Pamplona Jóvenes Artistas en 2010 o el galardón a la producción de la exposición Fundación Bilbao Arte en 2012), y ha participado en distintos trabajos artísticos para el Museo Guggenheim, el Centro Huarte de Arte Contemporáneo, la sede de Tudela de la UPNA... Algunas de sus muestras colectivas han viajado a California, París o Burdeos.