pamplona - Musika Bulegoa nació bajo la premisa de apoyar y reforzar la música creada y producida en Euskal Herria. Hace pocos días celebraron la gala de entrega de sus premios anuales en Baluarte, el mismo espacio que ayer acogió a dos de sus directivas, que disertaron sobre el papel de la mujer en la música. Una conferencia que DIARIO DE NOTICIAS aprovechó para preguntarles por más cuestiones referentes a la actualidad musical.

¿Cuál es el diagnóstico actual, en cuanto a salud, de la música en Euskal Herria?

-Myriam: Según a quién le preguntes te dirá que esta en pleno auge y muy saludable, o bien que está peor que nunca. Yo diría que está en un momento cambiante porque las formas de consumir música han cambiado, lo que, a su vez, ha provocado que se transformen las maneras de concebirla, de disfrutarla, de compartirla, de darle un valor que no se le da... No valoramos la música y no valoramos la cultura; las generaciones actuales no lo hacen y eso va en detrimento del nuevo sector.

¿Por qué creen que las nuevas generaciones no valoran ni la música ni la cultura?

-Myriam: Porque tienen una accesibilidad excesivamente fácil. Y voy a poner un ejemplo. Yo, antes, tenía que ahorrar 1.400 pesetas para bajarme a Frudisk, que era la única tienda de discos que había en Donosti, y comprarme los discos de los Waterboys, de Immaculate Fools o Bananarama sin haber previamente escuchado ninguna canción, a lo sumo la que ponían en los 40 Principales. Es decir, te lo comprabas ahorrando la paga; y eso ya le daba un valor añadido a ese disco, casi convertía en un ritual su compra y, por eso mismo, te concienciabas de que detrás de todo ello había unos profesionales. Ahora, a golpe de clic tienes absolutamente todo. Escuchas solo 10 segundos y saltas a la siguiente..., así es imposible valorar.

-Amaia: En cuanto a los grupos, ahora mismo muchos más son los que pueden acceder a grabar un disco, porque todo se ha economizado y cualquiera puede grabar en su casa. Esto tiene una parte positiva, y es que, evidentemente, puedes rentabilizar tu proyecto más fácil; pero también otra negativa, ya que también se le pierde el valor y parte del respeto a la música. Así, ahora, quién decide si un disco es bueno, ya no existen los filtros que antes se personificaban en las discográficas o los medios de comunicación; ahora es la gente y las plataformas las que deciden si un disco es bueno o si sigue adelante en función del número de visualizaciones o de escuchas.

¿Cuáles son los grandes retos a los a que se van a enfrentar los músicos y la música, en un futuro inmediato, en Euskal Herria?

-Amaia: Creo que, en primer lugar, la digitalización, y segundo, el citado cambio radical que hay en las nuevas generaciones, tanto de consumo como de tipo música que escuchan. Estamos asistiendo a un envejecimiento brutal del público que asiste a los conciertos, y no tiene relevo. Los nuevos grupos que gustan, tanto de música electrónica como de trap, son otra dimensión diferente, que, para mí, protagonizan eventos más que conciertos, a los que los chavales acuden para bailar y socializar, pero no como seguidores de un grupo. Y esto es un reto añadido para los músicos.

-Myriam: Yo añadiría que el reto, hoy, para muchos músicos, con amplia trayectoria en Euskal Herria, es sobrevivir, llegar a fin de mes.

Desde Musika Bulegoa, ¿cuáles son las principales demandas que les trasladan actualmente los músicos y que soluciones pueden aportar?

-Myriam: El IVA cultural, la reventa de entradas, el estatuto del artista, los derechos de autor, la fiscalidad... Musika Bulegoa debería empoderarse de estos temas y coger el estatuto del artista por las riendas, para así afrontar la realidad de los músicos, que no se ciñe solo a la visibilización, la formación o la sensibilización, que también. Se trata de bajar a la calle y saber qué le preocupa al músico. Así, en este sentido, todo lo que se reivindica con el estatuto del artista es una necesidad y una demanda de los músicos, entre comillas, profesionales; ya que definir qué es un músico profesional sería otra grandísima cuestión. Y qué es lo que reclaman: unas condiciones laborales dignas, sobre todo; que el organizador o promotor del concierto les dé de alta en la Seguridad Social; que pueda tener una retención y así generar un paro y una pensión, o que se pueda coger una baja contando con una mínima cobertura como cualquier otra profesión. Ahora mismo, la única realidad es que la contratación en el ámbito artístico se basa en un decreto ley del 85 en el que se dice que un artista solo puede ser contratado por cuenta ajena, y eso es una utopía, no sucede nunca en el ámbito artístico. Por lo tanto, se ven obligados a darse de alta en autónomos. Lo que se propone para solucionar esto es el modelo francés de intermitencia: tú cotizas y declaras en función de los días que trabajas y, además, se establece un número de días de trabajo al año a partir de los cuales se genera un paro.

¿Creen posible la creación de una sociedad gestión de derechos de autor para Euskal Herria como respuesta a lo que está sucediendo en la SGAE?

-Amaia: Podría suceder siempre que la ley ampare la liberalización de esa gestión.

-Myriam: Yo la única solución que le veo a la SGAE es una regeneración integral desde dentro. Y la única manera eficiente de que eso suceda es que sea intervenida por el Ministerio de Cultura, debería obligar a que se hicieran auditorias, arbitrajes y criterios externos, que no los hay.