pamplona - La actriz tafallesa Itsaso Arana protagoniza y firma el guion de la nueva película de Jonás Trueba, La virgen de agosto, cuyo rodaje tuvo lugar el año pasado en Madrid y se estrenará a lo largo de 2019.

Arana, que tiene en su haber títulos como Acantilado o Las altas presiones y en breve estrenará también el largometraje Diecisiete, de Daniel Sánchez Arévalo, ya fue la intérprete principal de La reconquista, última película estrenada por Trueba, que también es autor de Los exiliados románticos, Los ilusos y Todas las canciones hablan de mí. Junto a la actriz, participan en el filme Mikele Urroz, también navarra, así como Vito Sanz, Isabelle Stoffel, Joe Manjón y Luis Heras, entre otros. La virgen de agosto está protagonizada por Eva (Arana), una chica de 33 años que decide quedarse en agosto en Madrid como un acto de fe. Necesita sentir las cosas de otra manera. En esos días de fiesta y verbenas, se van sucediendo encuentros y azares y la joven descubrirá que todavía tiene tiempo, que todavía puede darse una oportunidad. Se trata del primer guion de largometraje que verá en la gran pantalla la actriz de Tafalla, acostumbrada a escribir para su compañía teatral La Tristura y responsable de cortometrajes como John y Gena, con el que clausuró el Festival Punto de Vista en 2015. Y lo hace de la mano de una colaboración muy especial con Jonás Trueba. “He seguido y admirado sus películas anteriores y ha sido un privilegio volver a trabajar con él y su equipo”, señala Arana, que añade: “Como director, creo que posee una mezcla muy justa entre sensibilidad y determinación. Su amor por el cine lo impregna todo, desde su forma de producir las películas con Los Ilusos Films, hasta la manera de exhibirlas; mantiene un compromiso moral con el proceso completo de hacer una película, y eso es verdaderamente difícil”. En cuanto a la historia que han escrito juntos, señala que ambos habían hablado varias veces de “la atmósfera tan particular que tiene Madrid en verano, concretamente en agosto”. A la vez que la ciudad se queda vacía y la gente que sigue en ella solo pasea por las noches, cuando refresca un poco, se suceden fiestas populares en los barrios del centro, generándose “un ambiente muy único”, en el que el tiempo y los encuentros ocurren de otra forma. En ese contexto “imaginamos qué pasaría si un personaje, en este caso Eva, decidiera quedarse en Madrid esos días y se propusiera comportarse como una turista en su propia ciudad, es decir, mirarse a sí misma y a su entorno con una curiosidad renovada”.

muchos personajes La actriz navarra, licenciada en interpretación textual por la RESAD, dice que el rodaje fue “una aventura. Hemos rodado en medio de las verbenas, en los días y las noches del agosto madrileño. Los Ilusos -en referencia a la productora de Trueba- son muy intrépidos. Me han acostumbrado a lo mejor; los contextos donde grabábamos estaban llenos de vida, solo podíamos entregarnos a ella. Una ayudante de dirección me decía el última día entre risas que volver a un decorado con figuración iba a ser terriblemente aburrido”, indica. Y sobre su personaje, subraya que Eva se encuentra “en un momento vital delicado”, de replantearse cómo quiere vivir, y en esos días de estío “se propone reinventarse y estar de otra manera, más espontánea y azarosa”. Es una mujer que “trata de hacer el bien como puede. Aunque la bondad parezca un tema un poco demodé, ¡creo que habría que volver a ponerla de moda!”, exclama la actriz y guionista, a la que le hace “una ilusión especial” volver a trabajar con Mikele Urroz. “Nos conocemos desde la adolescencia y habíamos escrito un papel de amiga muy amiga, así que no había mejor opción”, agrega.

La virgen de agosto es, en ese sentido, una película con muchos personajes, “casi de aventuras”, cotidianas, eso sí. “Jonás es especialmente valiente con los castings y se atreve a apostar por opciones menos evidentes, que, sin embargo, son geniales”. La intérprete está muy contenta también por repetir con Vito Sanz, con el que ha trabajado en la serie de televisión Vergüenza, de Movistar, “y lo adoro”.

“he aprendido escribiendo” Itsaso Arana se siente feliz por haber “formado parte de algo de esta manera”, en referencia al guión. “He disfrutado de cada momento del proceso de una forma muy profunda”, añade. Ya había escrito y dirigido teatro, pero “para mí el cine sigue siendo algo exótico; me parece mágico que el trabajo, a diferencia de la escena, permanezca. Hemos escrito una serie de guiones de manera natural y llegar a hacer de ellos una película es, tristemente, casi un milagro. He aprendido escribiendo, así que me quedo con eso”. Sobre los asuntos que le llevan a escribir, cita al poeta Wallace Stevens y el título de uno de sus poemas: Cómo vivir. Qué hacer. “Parece un planteamiento amplio, pero en el fondo son las cuestiones más básicas las que me interesan, o, más bien, las cosas que me pregunto a diario y no sé qué responder. Así que para eso escribo, actúo o lo que sea; para seguir desentrañando ese misterio”.

‘Basque selfie’, el 8 de febrero

‘Legado en los huesos’, el 5 de diciembre. La cosecha cinematográfica de 2019 dejará varios títulos de realizadores navarros, entre ellos Basque Selfie, de Joaquín Calderón, cuyo estreno está previsto para el próximo 8 de febrero a tenor de lo que publica la revista Fotogramas, y Legado en los huesos, la segunda entrega de la Trilogía del Baztan, al mando de Fernando González Molina, cuyo estreno está previsto para el 5 de diciembre. Basque Selfie, que ya se vio en el pasado Festival de San Sebastián, es un documental en el que el tema central es la tradición de mantener vivos los signos de la propia identidad. Agus Barandiaran, embajador de la música y la danza tradicional vasca por todo el mundo, se enfrenta a su peor pesadilla: la demolición de su baserri familiar de 1540 para dar paso a una nueva carretera. Agus deberá luchar contra los acontecimientos para intentar proteger sus raíces. Porque, en la cultura vasca, etxea significa mucho más que cuatro paredes. Por su parte, Legado en los huesos termina de rodarse en Barcelona estas semanas, junto con Ofrenda a la tormenta, en una filmación conjunta inédita hasta la fecha en el panorama cinematográfico estatal.