La exposición de obras maestras que Lorenart organiza en el hotel Tres Reyes de Pamplona es ya una de las citas tradiciones del calendario cultural de la ciudad. La galería madrileña volverá un año más a tentar a los coleccionistas navarros con una surtida colección formada por piezas de Oteiza, Baroja, Sorolla o Nonell, entre otros, que se instalarán en el hotel entre los días 3 y 7 de mayo. Así como en anteriores ocasiones se ha centrado en obra del siglo XIX, este año amplía su catálogo al siglo XX y a obra contemporánea de Óscar Domínguez, Manolo Valdés, Guerrero o Menchu Gal, “una pintora que está teniendo un éxito terrible dentro del mundo de las subastas”, según subraya la directora de la galería, Rocío Parrondo.

Según afirma, uno de los pilares de la cita de este año será la obra de la artista irundarra Menchu Gal, “una colección pequeña de 12 obras preciosas y con unos precios muy buenos, especialmente teniendo en cuenta las cotizaciones que tiene en estos momentos en el mercado esta mujer”, con cuadros que se venden por 80.000 o 100.000 euros. “Al ritmo que vamos, va a superar fácilmente a María Blanchard o a Maruja Mallo; es la pintora que más ha subido desde la crisis en este país”, sostiene. Pero además de piezas de esta artista, la galería traerá a Pamplona unas 100 obras con precios que oscilarán desde los 800 euros de una acuarela de Benjamín Palencia y los 750.000 de un Nonell. “Tres cuartas partes de la sala estarán dedicadas a obras de autores de primer nivel, como Baroja o Camarasa de pequeños formatos, con la intención de crear una variadísima muestra”, añade.

Lorenart lleva tres décadas en el mercado del arte y, precisamente por su conocimiento del mismo, su responsable puede afirmar que “en estos momentos hay un problema en el mercado de obras de primerísimo nivel ya que el mercado de las subastas está desapareciendo”. En este sentido, Parrondo explica: “Hace unos años, había un porcentaje de obras interesantes en las subastas del 60% o el 70%, mientras que hoy no llega al 10%; esto implica que la gente que quiere poner en venta algunas obras ponen unos precios que se igualan al periodo anterior a la crisis”. Por esto, añade, “ya es prácticamente imposible conseguir un Sorolla que sea bonito y barato”.

Coleccionismo navarro

Introspectivo, exigente y de mucha calidad

El coleccionismo de arte siempre ha tenido tendencia a la introspección y, según Parrondo, los coleccionistas navarros prefieren reservar sus tesoros para su disfrute personal y el de sus allegados, sin alardear de sus pinturas o esculturas. “El cliente navarro es un cliente emocional, que disfruta de lo que tiene; no necesita hacer ostentación de ningún tipo”, indica. Respecto a los motivos que mueven al público navarro, la directora de la galería afirma que habría que hacer una división de edades. “Hasta los 45 o 50 años, el público de esta zona está muy preparado y busca obras de mucha calidad dentro del gusto que cada uno pueda tener, pero por encima de todo busca la calidad; a partir de los 55 años añaden otras premisas, como que sea una buena inversión”, sostiene. Y es que el público navarro es “muy entendido en pintura y lo ha sido siempre”, con grandes coleccionistas por este territorio y, por este motivo, “es muy exigente”.

Asimismo, afirma que el coleccionista navarro “entiende mucho de precios” y precisamente el gran problema que tenemos hoy en día en este país sigue siendo el criterio que tenemos las personas sobre el valor de las cosas”. “Ahora mismo, en determinados puntos como Navarra sí se tiene un criterio claro en cuanto a calidades y a precios”. Todos estos matices hacen que este territorio sea una buena cuna de coleccionistas “con mucho criterio”. “Algunas de las mejores colecciones de arte clásico y contemporáneo se encuentran en Navarra”, añade.

Por otro lado la directora de Lorenart considera que el mundo del coleccionismo está cambiando, evolucionando. “Está saliendo al mercado una nueva generación de coleccionistas, gente más joven que en años anteriores que no tiene un sueldo mucho mayor de los 1.000 euros y paga su cuota mensual para adquirir ciertas obras”, dice, y añade: “Esto es una de las consecuencias de la culturización del país, en el que poco a poco los jóvenes van teniendo más conocimiento y, sobre todo, interés, por el arte”. También esto, afirma, ha sido posible debido al “bajón económico que se notó en el mundo del arte, con la devaluación de las piezas, ya que los jóvenes han visto una posibilidad de entrar en este mercado y adquirir obras de forma más asequible”, mientras que antes “aquellos que tenían inquietud por el arte iban a un museo y poco más”.

Gran variedad

Un pequeño museo sin orden y con encanto

Si tuviera que definir con una palabra la exposición que viene a Pamplona ya el próximo día 3 de mayo, Parrondo escogería “ecléctica”. “Hay de todo, obras de Barceló, de Manolo Valdés, Óscar Domínguez, Sorolla, Darío de Regoyos, Arteta, Iturrino... No tiene ninguna composición ni por fechas, ni por etapas ni por gustos, sino que es una muestra de lo que nuestros clientes han ido adquiriendo a lo largo de los años y que nosotros ahora ponemos en el mercado”, sostiene, para agregar que “es un pequeño museo sin ningún orden que tiene el encanto de ver una obra de Nonell y al lado un cuadro de Montes Iturrioz y otro de Baroja; para todos los gustos”.