pamplona - ¿Cómo van los últimos preparativos?

-Los últimos días son muy excitantes porque es cuando todo se materializa. Llevan las mochilas, la lista de los acreditados, las mesas... Estamos como en ebullición (ríe). Tenemos muchas ganas de que llegue el lunes, pero, a la vez, cuando todo termina también nos entra una especie de tristeza. Es que este evento es casi como una boda, te pasas todo el año trabajando para el evento y luego se pasa volando en tres días.

¿Cómo suele empezar el encuentro y cómo lo acaba?

-(Ríe) Agotada y feliz. Feliz porque el espíritu de Conecta es de compañerismo, democrático, como de gran familia. Intentamos que todo el mundo se sienta cómodo, damos muchas facilidades para que la gente esté relajada y tenga tiempo de verse y conocerse. Los feedbacks que nos han llegado en los dos primeros años es que, aunque haya altos ejecutivos invitados, el tono del evento es desenfadado y eso ayuda a que sea agradable.

¿Cómo les ha recibido Navarra?

-Estupendamente. El Gobierno está apoyando mucho al sector audiovisual como parte de su estrategia y me parece una línea de trabajo muy inteligente porque el audiovisual está en plena expansión. España vive la edad de oro de las series y tener incentivos fiscales y localizaciones para rodar y disponer de una administración ágil resulta atractivo para las productoras. Al ser una comunidad pequeña, las tomas de decisiones son rápidas y los trámites cómodos. Con Conecta así ha sido y todo ha ido fenomenal. Y el espacio de Baluarte es perfecto para el evento. Es amplio y estar en el centro de la ciudad es un aliciente para los asistentes. Como le he dicho al Gobierno de Navarra, ya solo hace falta un aeropuerto internacional como Madrid y lo tendríamos todo (ríe).

Las dos primeras ediciones fueron en Santiago de Compostela, ahora vienen a Pamplona, ¿la idea es que el evento sea itinerante?

-Nunca pensamos en Conecta como en un evento fijo. La idea es que fuera itinerante, aunque con matices, porque cambiar de sitio cada año es complejo, y no es positivo para la región anfitriona porque no llega a ver los retornos que produce. Los acuerdos de producción o coproducción de series se cierran a dos o tres años, no son inmediatos. Nos fuimos de Santiago por razones logísticas, ya que el evento ha crecido mucho y necesitábamos espacios más amplios y más plazas hoteleras. Santiago es una ciudad muy pequeña y está en un extremo, mientras que Pamplona es más grande y está más céntrica, casi a la misma distancia de Madrid que de Barcelona. De hecho, este año hemos notado que tenemos mucha más gente de Barcelona y, obviamente, mucha del País Vasco, que no teníamos en Santiago. De todos modos, esos dos años fueron fantásticos.

¿Cómo decidió Inside Content organizar esta cita?

-Durante veinte años yo viajé por muchos eventos y me di cuenta del crecimiento de las series a nivel mundial y en particular en España, que siempre ha sido muy fuerte en defender y en ser fiel a sus propias series. De hecho, aquí en el prime time siempre ha habido series españolas cuando países vecinos como Francia tenía programas americanos. Además, asistiendo a tantos encuentros, mercados y festivales me di cuenta de que no existía ninguno que uniera a los dos continentes. Había eventos de Europa y eventos de América, así que pensé en que había que crear un puente estratégico de conexión que superara la gran barrera del Atlántico y del idioma.

En Conecta el bilingüismo es constante.

-Claro, se habla en inglés y en español todo el rato y facilitamos que las personas se entiendan hablando en su propio idioma. Quien no hable inglés no tendrá ningún problema porque le facilitaremos a un intérprete para que se sienta cómodo y conecte con quien quiera conectar. Para crear Conecta me inspiré en muchas de las cosas que ya existen, en lo mejor, claro, y quise aportar algo nuevo que correspondía a una necesidad del mercado.

Y tanto que era una necesidad porque la respuesta fue inmediata.

-Sí. Cuando organizas algo no sabes si la gente va a responder. En la primera edición esperaba a unas 150 personas y vinieron 430. La respuesta fue muy positiva y se vio que hacer algo así era totalmente necesario. Y este año ya ves, hemos completado aforo con 600 acreditados.

¿Cuáles han sido los principales cambios del Conecta Fiction desde la primera edición hasta ahora?

-Una de las principales críticas que nos han hecho estos dos años es que hay demasiadas actividades y no da tiempo a asistir a todas. Así que lo pensamos y llegamos a dos conclusiones. En primer lugar este año hemos decidido organizar menos paneles y conferencias y las que hay están más enfocadas a temas muy concretos, con gente de alto nivel yendo muy al grano, y, en segundo lugar, hemos optado por habilitar más espacios de networking y de encuentro. Porque la gente quiere conocerse, aprender, escuchar, pero al final viene para conectar. Por eso también hacemos más talleres prácticos y con un formato informal. Los ponentes estarán sentados en un sofá con el público alrededor, lo que permite una interacción muy rápida y constante. Hemos preferido que no sea un evento de presentación o de línea editorial de las compañías, porque ya existen, sino más bien una cita práctica para hablar de creatividad, de contenidos, de producción, de financiación.

Vivimos, en efecto, en la edad dorada de las series. Quien más y quien menos consume al menos un par de ellas a la vez. ¿A qué cree que se debe esta explosión?

-A la tecnología. También ha habido avances técnicos en las salas de cine, pero la transformación no ha sido tan radical. Hemos pasado de las copias en 35 mm a las copias DVCPro, pero no deja de ser una mejora en la calidad de proyección, porque el modo de consumir sigue siendo el mismo: te compras una entrada y accedes a una sala. En cambio, la televisión digital y el vídeo bajo demanda han revolucionado por completo el consumo. Consumimos mucho más que antes y como la demanda es alta, hay que producir más. Hay más canales y la forma de consumir es cómoda, puedes verte diez capítulos seguidos de Arde Madrid o de Juego de tronos si quieres.

La calidad también ha crecido.

-Sin duda. La industria televisiva quizá es más joven que la cinematográfica y está alcanzando ahora un momento de madurez muy destacado, con gente muy talentosa que viene del cine o que se han formado directamente en la televisión. Es curioso, antes el cine era lo más importante y la tele era la segundona, pero en estos momentos es al revés. De hecho, casi hay más estrenos de series en salas que de películas. Esto no significa que el cine esté muerto ni mucho menos, seguirá existiendo, pero la tele está en un momento muy alto. Además, las plataformas internacionales también han cambiado mucho las formas de consumir. Hace cinco años era impensable que un espectador tipo viera una serie en inglés o en otro idioma con subtítulos en español y hoy está al orden del día. Y vemos productos de países muy diferentes, desde Bélgica a Turquía, Escandinavia, Francia... Lo local se ha vuelto universal.

¿Y cómo han cambiado los contenidos, los argumentos, para adaptarse a los nuevos espectadores?

-Ahora las series son más de personajes más que de situación. Y, aunque todos vivimos inmersos en nuestra cultura, las personas somos iguales en lo básico. Somos seres humanos. Nuestros problemas son los mismos, nuestros miedos también... Y las series se enfocan hacia tramas más psicológicas, de manera que también se han hecho más universales y accesibles a todos los públicos.

¿A qué series es adicta Géraldine Gonard?

-(Ríe) Hay muchas que no he podido dejar de ver. Mi favorita es Stranger Things, de Netflix, porque creo que es una serie muy lograda como lo fue en su día Águila roja. Estas son series multitarget. Me quito el sombrero ante quien es capaz de crear una serie que puedan disfrutar juntos el niño, el adolescente, el padre y el abuelo. No soy tan fan de series de televisión abierta, me gustan más las premium, con personajes retorcidos, raros, curiosos. Como Killing Eve, por ejemplo, o las clásicas de la BBC, también algunas alemanas como Dark o The Rain; italianas como Gomorra o 1992... Y de América Latina tenemos Héroes invisibles, de Chile, y Monzón, de Argentina, que estrenaremos estos días para el público general. Para el espectador es una época maravillosa, hay tanto donde elegir. Puedes ver comedias, trhriller, series históricas, políticas... Como la maravillosa Borgen. Ojalá alguien haga una serie política en España.

Las series se han convertido en fenómeno social, en tema de conversación en las cenas, en el trabajo...

-Es impresionante, se han vuelto un elemento más en la vida de las personas. Y se debe al poder de difusión del contenido televisivo que existe ahora y que antes estaba muy limitado. Es que con las multipantallas nos ha cambiado la vida. Antes veíamos la tele en el salón de casa y punto, ahora podemos verla en el móvil, en el ordenador, en la tablet y quizá mañana en la nevera. Además, en España la gente es muy consumidora de nuevas tecnologías, lo que ha ayudado a que el consumo de series sea tan alto. De hecho, es uno de los países donde hay más plataformas por habitante: Movistar, HBO, Sky, Amazon, Netflix...

Cuando todo ha crecido tanto, los retos para la industria cada serán más complicados.

-Muy complicados. Por eso encuentros como Conecta son tan necesarios. Salvo los grandes grupos, producir una serie en solitario es muy difícil. Por eso cada vez hay más series en coproducción, y, en muchas de ellas, cada episodio es casi como una película. De hecho, hay capítulos de series que cuestan más que una película, incluso las españolas. Ahí está La peste, por ejemplo. Hay gente que llega a la televisión desde el cine y se queda impresionada porque igual tiene que hacer ocho películas, una por episodio. Hay un desafío grande en cuanto a creatividad y talento, pero también a nivel financiero, claro. Estamos viviendo un cambio absoluto del modelo de negocio. La publicidad ya no ocupa el lugar que ocupaba antes; sigue estando, pero se tiene que diversificar mucho más. Y vamos a ver más cambios. Por eso hemos organizado este año el Think Tank para el lunes -hoy-, porque necesitamos pensar y reflexionar sobre los escenarios que se nos van a presentar en el futuro, con plataformas cada vez más grandes que se comen entre ellas. ¿Tendremos solo cuatro players? Eso sería muy peligroso porque si se hunden, se hunde todo el mercado. Y no hay que olvidar que un creativo es bueno cuando es independiente y si hay que depender de cuatro players... Es preciso encontrar el equilibrio, hay países que lo han logrado y otros que no. Y es un ejercicio privado, pero también público, porque las instituciones tienen que acompañar este cambio.

¿Con qué estaría satisfecha el último día?

-Con que la gente se vaya con una sonrisa, habiendo disfrutado y exprimido al máximo esta experiencia única y con veinte o treinta nuevos contactos. También me gustaría que los profesionales navarros se quedaran satisfechos y sabiendo que han descubierto realidades que tal vez no conocían. Quizá se ruede alguna serie aquí; eso sería estupendo.