A pesar de que su nombre resulte prácticamente desconocido (no firmó ninguno de sus trabajos), Jane Clifford fue fotógrafa y también la primera mujer en España en elaborar el proyecto más extenso de documentación de obras de arte. Un proyecto que llegó a sus manos tras la temprana muerte de su marido, Charles Clifford, y que se convirtió en el primer proyecto de calidad de difusión del patrimonio artístico estatal más allá de sus fronteras. Con él, Jane Clifford hizo suyo un tesoro, el Tesoro del Delfín, mediante una serie de fotografías tomadas en el siglo XIX que se exhiben ahora en el Museo Universidad de Navarra y hasta marzo de 2020.

Se denomina Tesoro del Delfín a un conjunto de vasos, copas, jarras y otros objetos suntuarios, hechos de cristal de roca, oro, esmaltes y piedras preciosas, que proceden de la colección de Luis, Gran Delfín de Francia (1661-1711). Más allá de su valor económico y suntuario, estos objetos se entendían como símbolo del poder y expresión de cualidades morales y simbólicas. Incluso se les atribuían propiedades mágicas y curativas. Fue Luis XIV de Francia (1683-1715) quien comenzó a coleccionar este tipo de objetos y dispuso que una selección de 169 de las piezas de su hijo el Delfín pasasen a su nieto Felipe V a modo de herencia dinástica, y el resto se quedó en Francia. A mediados del siglo XIX, la parte francesa de esta colección se hallaba en el museo del Louvre y las piezas españolas, tras haber pasado por distintas visicitudes, se encontraban en el Real Museo (actual Museo del Prado), donde permanecen hoy en día.

Entonces, Charles Robinson, conservador del South Kensington Museum de Londres (actual Victoria & Albert Museum), se interesó por este Tesoro del Delfín y decidió acudir al estudio Clifford, que tenía vínculos con Gran Bretaña, para encargar las fotografías de esta serie de objetos e incluirlas en su pinacoteca. Charles Clifford acababa de fallecer cuando Robinson llegó a España con lo que fue Jane Clifford la que se hizo cargo, en el año 1863, de este proyecto fotográfico, “el primero de estas características emprendido por una mujer” en el Estado, según señala el comisario de la exposición, Mario Fernández, quien destaca que Clifford fue, además, “la primera mujer en ingresar en la Sociedad Fotográfica Francesa”.

Dominio de la fotografía

Representación del detalle y calidad

Fotografiar este tipo de objetos era un trabajo que requería un alto dominio de la fotografía puesto que la representación del detalle y la calidad de la imagen eran una exigencia. “Hacía relativamente pocos años que había surgido la fotografía”, dice Fernández, quien agrega que, a pesar de que este sea el primer proyecto fotográfico que Jane ejecutó íntegramente, esta había colaborado con su marido durante parte del tiempo en que él dirigió el estudio. “Al final, los acercamientos de las mujeres al mundo de la fotografía eran a nivel familiar por aquellos años, porque eran hermanas de o mujeres de”, aclara el comisario.

Para este proyecto, Jane utilizó la técnica propia del momento, el binomio formado por el negativo de cristal al colodión húmedo y el positivo sobre papel a la albúmina, que estuvo en uso durante buena parte del siglo XIX. Los negativos debían sensibilizarse justo en el momento previo a la toma, lo cual exigía habilidad y rapidez. Además, la gestión de la luz en estos casos no resultaba sencilla y la necesidad de una fuente de luz natural probablemente hizo que muchas de las piezas tuvieran que sacarse al exterior del museo para ser fotografiadas. De hecho, acercándonos a estas imágenes podemos observar los reflejos de los exteriores del Museo del Prado en algunos objetos.

Jane fotografió por separado, tal y como se aprecia en la exposición que acoge el Museo Universidad de Navarra, cada uno de los elementos del Tesoro del Delfín y de forma sistemática, mediante tomas frontales, los individualizó haciendo que su contorno, sus calidades y detalles resaltaran sobre fondos neutros, con el objetivo de que nada distraiga la atención de la pieza. En algunos casos, la fotógrafa hizo más de una toma del mismo objeto, cuenta Fernández, algo común en las fotografías que aquella época. “Por eso es difícil decir con exactitud cuántas fotografías conforman este proyecto, pero son algunas más de cincuenta”, apunta. En el MUN se muestran, concretamente, 54 piezas.

Proyecto editorial

Documentación sistemática de obras

Finalmente, Jane proporcionó las copias acordadas a Robinson, las cuales forman parte hoy en día de la colección del Victoria & Albert Museum, y ella pudo conservar los negativos. Además, sus fotografías tomaron parte de un ambicioso proyecto editorial, el Tesoro de la Escultura, el cual supone el primer compendio sobre estatuaria clásica publicado en el Estado y constituyó el primer proyecto de documentación sistemática de obras de arte mediante la fotografía.

Las piezas del Tesoro del Delfín continúan a día de hoy en el Museo del Prado, mientras que las fotografías de Jane Clifford fueron adquiridas por el Museo Universidad de Navarra en 2011 y 2018 como “elementos fundamentales dentro de la filosofía de investigación del MUN”, destaca el miembro del comité de dirección artística del centro Rafael Levenfeld, a lo que Fernández añade que su labor no ha cesado y que continúan “investigando y descubriendo cosas constantemente”, ya que es muy escasa la información que hay sobre esta fotógrafa. “Esto es así porque no existen muchos documentos escritos sobre la época y por el momento no conocemos ningún trabajo firmado con el nombre de Jane”, apunta. Después de este gran proyecto, la fotógrafa continuó durante los siguientes años a cargo del estudio Clifford dando salida a su extenso archivo fotográfico y haciendo retratos.

Nueva mirada

Cuatro fotografías de Jean Laurent

La exposición de este gran proyecto de Jane Clifford se completa con cuatro piezas de Jean Laurent, uno de los grandes fotógrafos del siglo XIX, que quince años después de Jane fotografió también el Tesoro del Delfín. “Las fotografías de Jean Laurent tienen una justificación, y es que se benefician de unos avances técnicos muy importantes que se desarrollan en estos años”, comenta Fernández, quien sostiene que “desde el punto de vista técnico, son fotografías que aportan bastantes novedades en cuestión de calidad de imagen”. “Quizás por eso Laurent tomó como actividad volver a fotografiarlo”, añade.

Otro de los motivos por los que interesaba volver a poner frente a la cámara el Tesoro del Delfín es que cuando Jane lo fotografió algunas piezas estaban en muy mal estado, incluso rotas, y por ello solo hizo tomas de las que estaban en mejores condiciones. “Sin embargo, cuando Jean Laurent fotografió el Tesoro del Delfín ya se había restaurado y tuvo la oportunidad de dar una imagen mucho más completa de todas las piezas”, subrayó el comisario.

Con todo esto, el Museo Universidad de Navarra expone estas fotografías de mediano formato donde el visitante puede ver la alta calidad de la imagen y puede acercarse a la visión personal que la fotógrafa autora de la muestra tuvo de este Tesoro del Delfín que tanto significó hace poco más de 100 años y que contenía objetos “de mayor valor económico que un cuadro de Tiziano o uno de Rubens”, compara Mario Fernández.