- La sala ARTgia de Vitoria-Gasteiz (c/ José Lejarreta, 41) se encuentra de celebración. Cumple tres años y, para celebrarlo, ha organizado un programa de exposiciones y actividades que se iniciaron esta misma semana con la inauguración de la primera exposición individual del artista navarro Pablo Ochoa de Olza, que tras más de tres décadas creando, presenta por primera vez su trabajo de una manera extensa y detallada.

En la calle. Así se titula la muestra que podrá visitarse en el citado espacio hasta el 4 de julio. “El hecho de que la galería me propusiera exponer nada más ver mi obra me indica que algo tiene, pero me interesa muchísimo conocer la opinión de la gente de la calle”, afirma el artista navarra, para el que “es muy especial” poder “recoger en cuatro paredes la obra realizada en 30 años”. “Sacar a la luz lo que ha estado confinado tanto tiempo me produce una sensación mixta de satisfacción y nervios similar al nacimiento; entiendo que este es mi camino y que de algún modo arranca así, aunque venga pintando desde muy joven”, agrega. Y cuenta que se decidió por ARTgia porque conoció la sala en Argentina, a través de la obra de otra artista, “investigué un poco y me pareció que, aunque se centra mucho en género y en artistas jóvenes, mi obra podía encajar; se la mostré y así fue, y obviamente estoy muy agradecido”.

El artista pamplonés presenta dos tipos de trabajos en la sala vitoriana. Por un lado, cuelga paisajes urbanos, “calles y ciudades esencialmente”, que de algún modo resumen la historia de su vida “en las ciudades y en los sitios en los que he vivido: Nueva York, Barcelona, Madrid o Sudamérica”. Y es que, Ochoa de Olza (Pamplona, 1968) empezó a pintar muy joven, espoleado por el ambiente cultural que tenía en casa, y en 1990 obtuvo el Premio Nacional de Grafiti BMG Ariola en 1990. En ese mismo año y 1994 “prácticamente no hice otra cosa que pintar”, en plan “típico artista hambriento y feliz”. Luego regresó a Pamplona y decidió formar una familia, colocando la pintura en su ámbito personal. Durante los últimos años se ha dedicado a la robótica industrial y ha seguido creando sus obras en el ámbito privado. Ahora sabe que inicia una nueva etapa, que su camino está en el arte y En la calle es el primer paso.

Además de las pinturas figurativas y urbanas sobre edificios, calles y sitios que han marcado su biografía, el pamplonés presenta una serie “muy divertida” de 50 pegatinas de arte urbana y de tamaño 7x10 cm, “pintadas como si fueran cuadros, con temática diversa de retratos de paisajes, homenajes y guiños a mis referentes artísticos o a mujeres como Ruby Bridges, Lee Krasner, Dorothy Counts o Helen Hulick, a las que admiro. “Las pegatinas suponen, además, que cualquiera pueda tener una obra original y única en casa por poco esfuerzo”, lo que, en su opinión, significa “una especie de democratización del arte”. “Es algo que pienso seguir haciendo mientras pueda, porque creo que el arte no debería ser patrimonio de unos pocos, y, aunque está mal que lo diga yo, algunas pegatinas son auténticas joyas en miniatura”.

El hilo conductor entre todas las piezas que presenta Ochoa de Olza en ARTgia es la calle. “Mi origen en el arte urbano de los 80 se refleja en toda la obra expuesta”, en los que también se percibe su evolución, aunque “sin perder la esencia de mi creación artística”, que es lo urbano. “Creo que mi obra rezuma olor a spray, aunque esté pintada sobre lienzos y láminas con tintas y pinturas”, indica. Y cree que el arte urbano “seguirá la tendencia natural de la sociedad y del mercado de darle el valor que realmente tiene como labor desinteresada de creación pura, de comunicación y expresión, que, además, refleja con precisión nuestro tiempo y nuestro estilo de vida”. En ese sentido, Ochoa de Olza es optimista y cree que pronto “aprenderemos a mirar con ojos distintos las firmas, grafitis, stencils, pegatinas y las mil formas de arte urbano y que a menudo se confunden o mezclan con vandalismo o no se alcanza a ver la diferencia”.

En estos momentos, el artista tiene varios frentes abiertos. Por un lado, sigue “produciendo pegatinas a buen ritmo y me mantengo en mis temas tradicionales de ciudades, tejados y calles, pero en formatos nuevos, con materiales poco usuales y por caminos poco transitados”, y, por otro, “tengo una serie de bocetos y dibujos de mujeres que está en pleno desarrollo”. “Creo que la siguiente exposición tendrá bastantes retratos y figuras femeninas”, apunta, y cuenta que tiene otro proyecto, “más a largo plazo”, de contenido social. “Quiero pintar escenas que reflejen parte de la realidad que a veces no todo el mundo ve tan claramente: desde la pobreza a la soledad, la enfermedad, la inmigración y otros temas que solo se ponen de actualidad cuando hay una tragedia mayor que el propio día a día”, termina.