a cantaora Remedios Amaya, acompañada por el guitarrista El Perla, salió al balcón del Ayuntamiento a las 12.05 horas lanzando un beso a todos los asistentes que, sentados en las sillas que aseguraban la distancia de seguridad, le aplaudían. Después de mostrar su alegría por estar “en esta plaza tan preciosa” y declarar que estaba “muy nerviosa”, sonriendo, manifestó su voluntad de cantar “con todo mi cariño”. Acto seguido, El Perla comenzó a rasgar la guitarra y, entre olés y palmas, la intérprete flamenca entonó la primera canción, abriendo el ciclo Calles, Balcones y Patios.Calles, Balcones y Patios

Media hora antes del evento, cuando fueron llegando los primeros espectadores, desde un megáfono se dictaban las medidas sanitarias. “Para la seguridad de todos”, desde el Flamenco On Fire, se pidió a los espectadores que cumpliesen con las siguientes indicaciones durante la actuación: que usasen la mascarilla en todo momento, que se lavasen las manos en los puntos de desinfección que habían colocado en el recinto, al entrar y salir de la plaza; que mantuvieran en todo momento la distancia interpersonal y que, una vez hubieran localizado su asiento, se sentasen y “disfrutasen de la actuación siempre sentados”. Unos cuantos empleados estaban distribuidos a lo largo y ancho de la plaza para resolver cualquier duda que pudiese surgir.

A la 11.45 horas, cuando ya casi todos los asistentes estaban sentados en sus sitios, esperando a que el reloj de la fachada del Ayuntamiento marcara las 12.00 horas, volvieron a sonar las indicaciones desde el megáfono.

flamenco bajo el sol

Los edificios que rodean el espacio de concierto dieron sombra durante toda la mañana. Los primeros asistentes pudieron disfrutar de una espera sin sol. Sin embargo, para cuando ya dieron las 12.00 horas, casi toda la plaza recibía los rayos de cara. Por ello, tras cantar su segunda canción -Turu Turai- la cantaora dijo: “Os hago una pregunta graciosa, ¿en vez de cantar a esta hora no sería más bonito cantar a las once o doce de la noche?”.

El público, a pesar de la temperatura tórrida, estuvo muy receptivo y animado, aplaudiendo tras cada canción. Aquellos que sabían seguir el ritmo con las palmas, acompañaban a la cantaora. De vez en cuando se escuchaban vítores tan típicos de los escenarios flamencos como “¡Olé, olé!”, “¡sí, señor!” “¡olé la guitarra buena!” “Olé, guapa!”.

Al finalizar el concierto, Remedios Amaya se despidió del publicó muy emocionada: “Pamplona, de verdad, me ha encantado, y lo sabe Dios bendito, de haberos cantao a todos vosotros. Le pido a Dios, compañero, que se vaya este virus feo y malo”. No obstante, los asistentes le pidieron una última canción. Ella, tras pedir perdón por tener mal la voz “por haber dormido con el aire acondicionado”, expresó que “le importaba tres pitos”, y entonó unos tangos. Antes de salir del balcón, lanzando otro beso a la plaza dijo “¡viva Pamplona, y viva el flamenco!”. El ciclo continuará hoy a las 12.00 horas con la actuación de Tomasa Guerrero Carrasco, La Macanita.