Las huellas de la historia de la catedral de Pamplona y de una parte importante de la propia ciudad, que están bajo el pavimento que diariamente desgastan con su transitar fieles, peregrinos, turistas y demás ciudadanos, se descubren con evidencias arqueológicas en un libro editado por el arzobispado de Pamplona y Tudela. 'Arqueología en la catedral de Pamplona. El origen del culto cristiano' demuestra además con datos que la causa del derrumbe de la seo pamplonesa en la madrugada del 1 de julio del año 1390 fue un terremoto.

Las arqueólogas Mª Ángeles Mezquíriz Irujo y Mercedes Unzu Urmeneta son las autoras de esta publicación de divulgación científica que presenta el estudio de los distintos testimonios que sucesivamente han constituido la historia de la catedral, a través del análisis de los diferentes edificios de culto superpuestos.

Las primeras menciones históricas sobre la ocupación de este espacio se remontan al siglo X, con motivo de la campaña de Abderramán III contra Pamplona. Sin embargo, los testimonios arqueológicos documentados en las distintas campañas de excavación realizadas en el área de la catedral, principalmente en los años 1991 y 1993, evidencian una mayor antigüedad para la presencia de una comunidad en este enclave.

Del Ninfeo hasta hoy

"Lo primero es el Ninfeo del siglo IV, una fuente monumental destinada al ocio y dedicada a las ninfas, protectoras de las aguas", apuntaba en la presentación del libro Mª Ángeles Mezquíriz. "Ese lugar que ocupa el Ninfeo se va cristianizando y se hace ese primer edículo de culto cristiano, que data de los siglos IV-V, y donde se halla un cáliz realizado en Pamplona. Y a partir de ahí van saliendo las sucesivas basílicas: la visigoda, la prerrománica, la románica y la gótica. Todas se van envolviendo y todas suben hacia el este, se van alargando, y tienen como centro ese edículo de culto cristiano", añade Mercedes Unzu, resaltando que esa evidencia de la "sucesión de distintas basílicas" es "la aportación más importante de este libro".

La publicación es fruto de muchos años de trabajo, de excavaciones arqueológicas que comenzaron en 1991, de "una gran labor estratigráfica y de realización de planimetrías; eso es lo que más tiempo ha costado, ir uniendo restos muchas veces inconexos pero que van evidenciando esa sucesión de basílicas", afirma Unzu.

Según las autoras del libro, "ha habido mucha suerte en los hallazgos de materiales arqueológicos, porque además del cáliz, que es lo más representativo del culto, se han encontrado también en la época visigoda elementos visigodos, una estela magnífica y la piscina bautismal, además de materiales cerámicos; en la prerrománica lo mismo, se han encontrado unos capiteles que no dejan lugar a dudas. Todas las basílicas tienen su contexto estratigráfico y, sobre todo, sus materiales asociados, y eso es lo que es irrefutable para poder fechar. Por eso podemos hablar con evidencias y no con meras suposiciones", resaltan las arqueólogas, que presentaron la publicación acompañadas del deán de la catedral, Carlos Ayerra.

En palabras de Ayerra, la intervención arqueológica en el interior de la catedral "ha comprendido la recuperación de un patrimonio histórico-artístico que pone en evidencia la unidad histórica y espiritual de la catedral de Pamplona. De este modo, el templo catedralicio se ha convertido en un monumento vivo y operante de nuestra memoria, al recogerse en la misma los vestigios de nuestro pasado, todo aquello que contribuye a conocernos mejor a través de los que nos han precedido en el tiempo".

La cripta y el ábside del templo románico

Del templo prerrománico del siglo X se conservan muy pocos restos arqueológicos, lo que hace "muy difícil" la labor de identificación, "pero sí se pueden localizar la cabecera y la portada sur, con la necrópolis a su lado", aporta Mercedes Unzu. De la época románica se ha recuperado la planta completa del templo, de dimensiones importantes (70 metros de longitud y 44 metros de crucero), y en ella "llama la atención el tipo de cimentación utilizada, una zapata corrida donde apoyaban los pilares, probablemente por un tema de seguridad".

Este viernes, tras la presentación del libro, se abrió a los medios de comunicación la cripta, y el ábside lateral derecho de la catedral románica del siglo XII, unos hallazgos que, según adelantó el deán de la seo pamplonesa, se abrirán próximamente a visitas ciudadanas.

Un terremoto causó el derrumbe

El libro aporta además documentos que permiten afirmar con seguridad que el Maestro Esteban trabajó en la catedral de pamplona en época románica y que el hundimiento de la catedral que tuvo lugar en la madrugada del 1 de julio de 1390 fue como consecuencia de un terremoto. "Hay datos al respecto, y también de que en ese momento la catedral contaba con un coro pétreo, decorado, como el de la catedral de Santiago, algo que hasta ahora no sabíamos", dicen las autoras.

"En el momento en que se cayó la catedral, se estaban haciendo allí unos altares bajos, y había maestros canteros trabajando; por eso está claro que fue un seísmo lo que causó ese hundimiento. Las descripciones que se hacen en los documentos conservados hablan de un 'repente', y es impensable que una catedral con gente técnica trabajando en estos momentos allí se cayese así como así. Los edificios no se caen tan fácil", concluyen.

El libro 'Arqueología en la catedral de Pamplona. El origen del culto cristiano', que sus autoras definen como "una publicación asequible, fácil de leer y manejar", está a la venta al precio de 30 euros, y cuenta con seis anexos en su parte final, sobre 'Los restos de doña Magdalena de Valois' (José Manuel Reverte), 'Estudio numismático' (Nicolás Zuazua), 'La ruina del templo románico' (Teresa Alzugaray), 'El Panteón real' (Teresa Alzugaray), 'Últimas intervenciones realizadas en el conjunto catedralicio, claustro y palacio románico' (María García-Barberena) y 'Sobre las recreaciones tridimensionales' (Jaime Castiella).