- Las infraestructuras, necesarias para nuestro bienestar y desarrollo económico y social, que actualmente recorren nuestros territorios (autovías, autopistas, vías de tren de alta velocidad, canales de riego, etc.) tienen un gran impacto sobre la fauna que los habitan, pues atraviesan sus territorios vitales, los parcelan y se convierten en barreras infranqueables.

Los terrenos próximos a estas infraestructuras son zonas de seguridad, en las que está prohibida la caza, esto las convierte rápidamente en zonas refugio para la fauna y desde ellas hacen incursiones en las parcelas agrícolas colindantes, causando importantes daños.

Esta parcelación del territorio tiene un impacto negativo sobre las especies que lo habitan, hay una pérdida de espacios utilizables y las superficies resultantes pueden no ser suficientes para satisfacer las necesidades elementales de unas especies animales (ciervos, corzos y jabalíes) que necesitan grandes espacios vitales para disponer en una misma unidad territorial de zonas donde alimentarse y de otras zonas de reposo, quietud y seguridad. Separando e impidiendo la movilidad entre estas zonas, los territorios pierden calidad y capacidad de acogida para estas especies.

Otra consecuencia importante es la desaparición de las conexiones entre los diferentes territorios, los corredores ecológicos. Esto supone el aislamiento de las diferentes poblaciones animales. Este hecho es importante para todo gestor que sea consciente de la modificación de su territorio. El estudio de las poblaciones animales y de su dinámica ha definido muchos conceptos que son aplicables a esta problemática. Por ejemplo, una misma superficie, suficiente y unida, asegura una mejor conservación de la fauna y de la flora que esa misma superficie parcelada, otra consecuencia es que cuando varias zonas están próximas, su interconexión, mediante corredores ecológicos, proporciona un medio más adecuado para la conservación de las especies animales que cuando están totalmente aisladas entre sí.

La fauna está condicionada a realizar desplazamientos dentro de su territorio, son necesarios para alcanzar las zonas de alimentación y las de reposo, pero también para su reproducción y para su expansión colonizadora de nuevos territorios, por las nuevas generaciones. Estos desplazamientos se realizan a través de los corredores ecológicos que aseguran el enlace entre los diferentes hábitats. Romper estos corredores con barreras infranqueables supone un riesgo para estas poblaciones que, si no disponen de un territorio suficiente para alimentarse, pueden sobreexplotarlo, empobreciéndolo, generando daños a la agricultura y problemas sanitarios para la fauna que lo habita.

Una de las soluciones más adecuada y eficaz, para restaurar los corredores ecológicos, es la construcción de pasos de fauna, siendo generalmente más sencillos y económicos los pasos subterráneos. Estos pasos también son muy eficaces para reducir los accidentes de tráfico por atropello de fauna y las muertes por ahogamiento que se producen con frecuencia en los canales de riego.

Los desplazamientos también son indispensables para un correcto intercambio genético. El aislamiento entre las diferentes poblaciones de animales puede provocar un empobrecimiento genético, un problema, a largo plazo, para la supervivencia de la especie.

El celo del corzo puede verse alterado en territorios de poca superficie por una elevada densidad de machos, esto obliga a los ejemplares dominantes a dedicar mucho tiempo y energía en la defensa de su territorio en detrimento de sus funciones puramente reproductivas. Los corzos subadultos son expulsados del territorio cuando alcanzan la madurez sexual y deben buscar nuevos territorios libres, a la espera de adquirir la suficiente fortaleza como para disputar el territorio a algún macho dominante, en estos desplazamientos está la causa de la gran capacidad de expansión de esta especie.

El ciervo necesita territorios de gran superficie, las hembras unas 700 has y los machos entre 4.000-5.000 ha. En períodos de celo o berrea, los machos, suelen abandonar sus zonas de reposo habitual para buscar a las hembras y las zonas de berrea, estos desplazamientos pueden ser de varios kilómetros, viéndose muy afectados por el fraccionamiento del territorio.

Los jabalíes jóvenes se suelen agrupar en pequeños grupos que realizan importantes desplazamientos.

Ante estos cambios en sus territorios, a largo plazo, las especies animales pueden desarrollar modificaciones en sus comportamientos, pero cuando los cambios son muy importantes y ocurren en un breve tiempo, puede estar en peligro su supervivencia. Debemos poner en marcha todas las medidas correctoras necesarias para restablecer las condiciones óptimas de un territorio, que hemos alterado con unas infraestructuras que, como ya he comentado, son necesarias para nuestra sociedad.