n la evolución de la cartografía vasca antigua, la influencia de los imperios en cada época ha sido predominante debido al interés estratégico por el control del territorio. Con el florecimiento de la cartografía moderna en Flandes en los siglos XVI y XVII, se puede afirmar que nuestros territorios vascos aparecen notablemente representados y recogidos. En los siglos posteriores es la cartografía francesa la que toma la hegemonía y nuestros territorios son objeto de atención prioritaria extendiendo esa influencia hasta los conflictos de finales del XVIII, donde la cartografía militar y de campo francesa es la más influyente.

En los territorios vascos peninsulares la influencia de la monarquía hispana es muy notable en los sucesivos proyectos que se desarrollan con el paso de los siglos, desde el Atlas del Escorial de 1547, o el encargo real para el cosmógrafo portugués Pedro de Texeira en 1622 donde toda la costa vasca ocupa un lugar de preferencia. Es en el siglo XVIII con Tomás López cuando se plantea la necesidad de elaborar un mapa de cada uno de los territorios de la península. En este proyecto la participación de los "naturales" que fundamentalmente eran clérigos y escribanos de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa fue muy entusiasta en la respuesta al interrogatorio de Tomás López. En cambio no está documentada la participación de los "naturales" de Nafarroa.

El último proyecto hispano del siglo XIX es el realizado por Pascual Madoz junto al cartógrafo militar Francisco de Coello donde se plantea elaborar un mapa por cada territorio peninsular con técnicas más modernas y académicas, siendo los territorios de Araba y de Gipuzkoa los primeros en ser realizados en 1848.

Las plazas militares de Donostia e Iruñea también fueron cartografiadas por los más prestigiosos arquitectos militares desde el siglo XVI. Si bien la participación de informantes vascos en estos diferentes proyectos es indudable no se puede considerar como una cartografía de ejecución propia.

Una cartografía propia surge con la creación de la Academia de Bellas Artes de San Fernando a donde acuden numerosos arquitectos vascos y con el movimiento ilustrado en torno al Seminario de Bergara. La realización de un mapa territorial propio refleja una similitud en los territorios de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa siendo diferente el caso de Nafarroa.

Su situación estratégica, con importantes puertos fortificados, le convierten en territorio relevante en cuanto a su producción cartográfica. Es el primer territorio de la península que aparece en el Theatrum de Orthelius en 1585, con una gran definición, lo que influyó mucho en los siglos posteriores. Además el portugués Pedro de Texeira comenzó el mapa de la península por Gipuzkoa, creando unos imponentes mapas de sus costas y puertos en 1622.

De producción propia son de destacar los excelentes planos de población que el ingeniero José de Yrizar Moya realizó, durante la primera guerra carlista, de las principales villas de Gipuzkoa: Oñati, Tolosa, Azpeitia y Bergara.

El primer mapa de Gipuzkoa elaborado por autores vascos se imprime en Baiona en 1836 y es obra de José Joaquín Olazabal Arbelaitz y de Francisco de Palacios Balzola con el título de: Carta topográfica de la MN y M L provincia de Guipúzcoa. En la cartela incluye un dibujo de un hombre y una mujer ataviados con sus trajes típicos junto a una alegoría sobre actividades relacionadas con el cultivo de la tierra, el mar y la actividad de la transformación del hierro en las ferrerías. El mapa da una gran información sobre los recursos naturales y sobre los caminos y vías de Gipuzkoa. En el año 1849 José Joaquín Olazabal Arbelaitz presenta a las Juntas Generales el mismo mapa orlado con los escudos de armas de 56 villas guipuzcoanas junto al de Gipuzkoa, y los planos de población de: Hondarribia-Irun, Bergara, Donostia, Oñati, Azkoitia-Azpeitia, Tolosa y Getaria. Algunos de ellos coinciden con los realizados por Yrizar.

La abundante información y este mapa previo es lo que motivó que el mapa de Gipuzkoa junto al de Araba fuesen los primeros en publicarse en 1848 en el proyecto de Coello que incluyó buena parte de los planos de población del mapa de Olazabal. En el texto, Coello reconoce la colaboración y la supervisión en especial de Francisco de Palacios. En la cartografía urbana de Donostia, Pedro de Ugartemendia y Alejo de Miranda fueron los arquitectos vascos que acometieron la reconstrucción de la ciudad y en buena medida la trama urbana actual obedece a su diseño.

Es un territorio que ya aparece en toda la cartografía flamenca y francesa de los siglos XVI al XVIII aunque con una deficiente definición con abundancia de errores. Era común nombrar como Biscaia a todo el territorio vasco al occidente de Nafarroa llegando hasta Asturias. No es hasta 1769, con Tomás López, en la que hubo una gran colaboración de los "naturales" cuando aparece el primer mapa del territorio como Señorío de Vizcaya. También es de mencionar un mapa manuscrito de Bizkaia elaborado por Garma en 1749.

El primer mapa de Bizkaia realizado por un cartógrafo vasco corresponde a uno realizado en 1823 por Casimiro Loizaga, un notable jurista y político vizcaino, en el que se divide el territorio en merindades. Otro mapa propio mucho más preciso que el anterior es el realizado por su hijo, el cartógrafo y también político Timoteo de Loizaga en 1846, también dividido en merindades y con una gran información sobre los recursos naturales del territorio, ferrerías, minas y canteras. Se puede considerar como el primer mapa académico de Bizkaia y fue editado por Delmás e incluido en su obra Viaje pintoresco...

En 1857 Coello edita el mapa de Bizkaia en el que integra planos inéditos de detalle de las villas más importantes: Balmaseda, Gernika, Durango, Bermeo, Markina, Lekeitio y Ondarroa, además de Bilbao. En la mayoría de los casos constituyen los planos más importantes que se conservan de la época. Según consta en el mapa, estos planos fueron elaborados por Víctor de Munibe, gran matemático y cartógrafo de la saga de los Peñaflorida, que fue alcalde de Markina y además colaboró en la revisión del mapa de Coello.

De Bilbao ya existían mapas urbanos anteriores, pero es el de 1836 del arquitecto bermeano Antonio Goikoetxea el más elaborado. El plano de la única ciudad del Señorío de Bizkaia, Orduña, quedó fuera del mapa de Bizkaia de Coello, ya que los vaivenes jurídicos políticos del momento, lo ubicaron en el de Araba.

Hasta el mapa de Tomás López de 1770 la aparición del territorio de Araba en los modelos cartográficos ocupa una posición subsidiaria, incluso es difícil encontrar una mención al territorio de Araba en la cartela de la cartografía flamenca y francesa de los siglos XVI al XVIII. Sí aparece citado en el mapa de Jean Bleau de 1662: Biscaia, Alava et Guipuscoa Cantabrie veteris partes. Lo mismo ocurre con los planos de población, donde hasta los conflictos bélicos de finales del siglo XVIII y comienzos del XIX son escasos. Sobresale el plano de Vitoria-Gasteiz de Ángel Chavarri de 1820, en el que aparece en su totalidad la almendra medieval y un incipiente ensanche.

El primer mapa propio del territorio lo realiza el arquitecto foral alavés Martín Saracibar en 1846: Carta Topográfica de la M.N. y M.L provincia de Álava.

Aparece información sobre población, escuelas, carreteras, alturas de los montes y pueblos, además de lugares, ermitas, baños y ferrerías.

Este mapa fue la base para que Coello editase en 1848 el mapa de Araba, en el que da información sobre sus colaboradores. Cita a los cartógrafos Joaquín Ferrer, Ramón de Azcárate, Ángel Chávarri y Felipe Bauzá y consultó además la abundante cartografía militar francesa. En los planos de población solo incluye los de Vitoria-Gasteiz, el de Laguardia, que es expresamente realizado por el nativo Perfecto Araico, y el ya citado de Orduña, que ya disponía de un plano de José Antonio de Armona desde 1750 al que se adapta Coello.

La cartografía de Nafarroa es singular derivada del peso político del Reino de Navarra y tiene una presencia propia muy acusada tanto en la flamenca del siglo XVI como en la posterior francesa. Aparece como reino propio e independiente en los modelos de Ptolomeo de Ulm de 1482. Muy importante también es el mapa del francés Nicolás Sanson D'Abbeville de 1652 donde incluye la Navarra Baja como merindad de ultrapuertos.

A pesar de la ausencia de autores navarros en estos mapas del territorio, dispone de un excelente mapa elaborado por un navarro no suficientemente conocido ni reconocido. Se trata de un mapa de 1724: Dedicada al Yl[ustrisi]mo. Reyno de Navarra..., elaborado por el tafallés Joseph de la Horta. El hecho es extraordinario porque es anterior al modelo de Tomás López y muy pocos territorios disponían de un mapa propio tan bien elaborado y con tanta definición. Se puede considerar tan valioso como el mapa de Aragón de Labaña de un siglo antes y con el que guarda ciertas similitudes. Incluye un texto sobre la historia de Nafarroa que sí ha recibido alguna atención. El autor Joseph de la Horta ni siquiera tiene hecha una biografía. Fue un hombre de negocios tafallés de familia con linaje oriundo de Peyrohade en los confines de la Baja Navarra. Bajo el nombre de José Orta fue mercader de libros y editor en Madrid donde hizo fortuna, envió dádivas a Tafalla y dotó de libros y piezas artísticas a las principales iglesias de Tafalla. El hecho de la diferente grafía de su apellido ha podido dar lugar a confusión sobre su persona.

El mapa de Nafarroa de Tomás López de 1772 también es singular. No expresa alusión a los "naturales" ni se conocen los manuscritos de respuesta a su interrogatorio, cita que está construido en base al mapa de Joseph de la Horta, dando al mismo un gran reconocimiento. Incluye una dedicatoria al notable baztanés don Miguel de Muzquiz.

El mapa de Coello de Nafarroa es de 1861 y evidencia la falta de datos del siglo anterior aunque cita la abundancia de planos de la zona fronteriza. Para los caminos y ferrocarriles contó con la aportación del arquitecto de Bilbao José Faustino de Nagusía y el riojano Maximiano Hijón. La falta de información en la zona media-baja le obligó a enviar a su propio comisionado enviado desde Madrid, el arquitecto José Pilar Morales. Solamente aparecen tres planos de población: Pamplona, ciudad que disponía mucha información; Estella, con plano realizado por el arquitecto local don Anselmo Vicuña, y Tudela, realizado por el catedrático del Instituto de Secundaria local don Juan Pío de Mena. Estos planos de Estella y Tudela se realizaron expresamente para el mapa de Coello.

Territorios vascos hermanos y colindantes tuvieron puntos en común y evidentes diferencias en cuanto a su evolución cartográfica en función de su interés estratégico.

Gipuzkoa es el primer territorio de la península que aparece en el Theatrum de Orthelius en 1585, con una gran definición