La II Feria del Libro de Navarra se despide de Pamplona tras una intensa semana llena de actividades, encuentros literarios, mesas redondas y presentaciones de libros que ha abarcado, además de la Plaza del Castillo, otros emplazamientos como Carcastillo, Doneztebe, Andosilla, Tafalla, Lumbier, Mendavia, Roncal, Cáseda, Lesaka y Puente la Reina.

Una programación en la que ha destacado el interés por la literatura navarra y que en total presentó medio centenar de actividades y en la que han participado 16 librerías, además de contar con las últimas novedades literarias y la presencia de autores variados. Y esa variación también se ha visto en los géneros, en una Feria en la que no ha destacado ninguno por encima de los demás y los participantes se han acercado buscando la novedad, pero sin tener un género concreto en mente.

El buen tiempo, que ha aguantado toda la semana, y una organización más flexible que la de años anteriores, en los que debido a la pandemia se debió regular la entrada y la salida de la plaza junto con un circuito cerrado, este año la Feria ha reunido a su alrededor a una multitud de aficionados a la lectura incluso en los días menos concurridos.

Un no parar que los libreros destacaron, ya que hasta en las mañanas de los días de entre semana los ciudadanos de Pamplona se han animado a acercarse a la Plaza del Castillo para buscar algún libro, curiosear sin expectativas o buscar las recomendaciones de los libreros y libreras para encontrar una nueva lectura.

A pesar de ser los fines de semana los días en los que se esperaba una multitud mayor, a un día del cierre de la Feria los libreros se han mostrado satisfechos por la buena acogida que ha tenido el evento durante toda la semana. Además, las diversas actividades literarias organizadas en la misma plaza han atraído todavía a más gente.

Elkar, Abarzuza, Walden, Katakrak o Arcos han sido algunas de las 16 librerías imprescindibles en la Feria. Como explicaba Daniel Rosino, de Walden, la afluencia de la gente “ha sido constante: incluso por las mañanas, entre semana, la gente ha seguido viniendo. Rosino ha observado que este año la Feria ha sido mejor que el anterior, ya que por la organización del circuito cerrado “la gente llegaba cansada o con los libros ya comprados”.

En eso se ha mostrado de acuerdo Pablo Abarzuza, de Elkar, quien ha afirmado que al no haber recorrido covid, algo que siempre “generaba algún problema o diferencia”, se ha notado que la gente estaba más “tranquila y cómoda” a la hora de acercarse a la Feria y darse una vuelta. Abarzuza se ha mostrado satisfecho con el balance positivo de la semana y ha apuntado que se habían sentido “muy arropados” por la gente, que no ha dejado a las librerías desatendidas en prácticamente ningún momento.

El tiempo y el buen ánimo de los ciudadanos y ciudadanas ha sido lo que ha destacado en estos días de Feria y lo que la mayoría de libreros han agradecido, ya que la gente “ha respondido y el tiempo ha ayudado muchísimo”, como ha manifestado Marcela Abarzuza, de la librería con el mismo nombre.

Por su parte, Giorgia Saiu, de Arcos, ha apreciado la diferencia de la gente según los días de la semana. Según la librera, “entre semana ha habido días más tranquilos y se nota que el lector viene a la Feria a comprar; durante el fin de semana hay muchísimas personas que vienen aquí a otras cosas y de paso aprovechan para acercarse”.

Los más vendidos

Respecto a los libros que más se han vendido en esta Feria, los libreros han destacado varias obras diferentes, que demuestran la diversidad de los lectores y de las propias librerías, ya que en cada una han triunfado obras de lo más variadas.

Pero sí que han apreciado que la literatura local ha tenido mucha presencia en esta Feria, impulsada por los autores que han presentado sus últimas obras durante esta semana.

En Walden, los libros más vendidos en el ámbito navarro han sido Hora de partir, de Luis Arbea; y Secretos de Pamplona, de Juan Echenique. En cuanto a las novelas, Rosino ha destacado Gente que ríe, de Laura Chivite; y Marzahn mon amour, de Katja Oskamp, como las que mejor han funcionado.

En Abarzuza han sido El llanto de las amapolas, de Amaia Oloriz; o La vida en la punta de los dedos, de Jokin Azketa, los libros más populares. Marcela Abarzuza ha afirmado que la temática navarra ha tenido mucho peso también, además de Esaten ez den guztia, de Izaskun Etxeberria, en la literatura en euskera.

Por su parte, Giorgia Saiu, de Arcos, ha apreciado que fueron la novela Aventuras de un médico rural en Irlanda, de Taylor Patrick; y el ensayo Las meditaciones de Marco Aurelio, los que mejor se han vendido en su librería. También ha relatado que, al ser ella italiana, tiene “una selección de autores italianos que trato de dar a conocer, y hay varios títulos de mis compatriotas que han funcionado muy bien”.

En Elkar, Pablo Abarzuza ha afirmado que “no hay un libro especial que destaque, ya que por suerte hay mucha variedad”, aunque ha observado que “el tema local tira mucho” y títulos como Gente que ríe, de Laura Chivite o Miñan, de Amets Arzallus, han tenido especial éxito entre los lectores.

En Katakrak, El peligro de estar cuerda, de Rosa Montero o los relacionados con la guerra de Ucrania han sido los más solicitados en una Feria en la que la actualidad del mundo no ha pasado desapercibida.