El viejo Bilbao industrial y postfranquista, la revitalización del euskera, el colectivo Pott, Gabriel Aresti, Juan Carlos Egillor y el maridaje de música y poesía sobrevolaron ayer la presentación de Hautsi da Anphora zuzenean, publicado por la editorial Pamiela. El disco recoge el espectáculo conjunto que ofrecieron el año pasado Ruper Ordorika y Bernando Atxaga a instancias de Loraldia y basado en el debut del músico euskaldun, que contó con los versos del poeta de Asteasu en 1980. “La poesía es muy débil, necesita un vehículo; el mejor es la música”, explicó Atxaga, que definió esta obra compartida hace 42 años como “una canción de amor a Bilbao”.

Loraldia Festibala, cuya 9ª edición se inició ayer y ha agotado ya sus primeras propuestas, está detrás de Hautsi da Anphora zuzenean, un disco en formato compacto que recoge el contenido de la producción creada por Loraldia en el festival de 2022, Hautsi da anphora, con motivo del 40º aniversario del disco homónimo de Ordorika. Supuso su debut discográfico, incluyó clásicos de su repertorio como Fast fatum, Hi hintzena y Herdoilaren, y la totalidad de sus letras las firmó Atxaga, en su mayor parte extraídas del pionero libro de poemas Etiopia.

El nuevo disco, editado originalmente en 1980 con portada de Juan Carlos Eguillor, documenta aquellas canciones, más “seis aportaciones” realizadas por Atxaga en la media docena de conciertos impulsados por Loraldia el año pasado. Su repertorio se ha extraído de los recitales que ofrecieron en Senpere, Iruñea, Bilbao, Eibar, Vitoria–Gasteiz y Errenteria. El dúo se acompañó de los Mugalaris de Ruper –Arkaitz Miner, Fernando ‘Lutxo’ Egia y Hasier Oleaga–, además del refuerzo del ex–Oskorri Bixente Martínez y aportaciones “puntuales pero muy importantes” de Iñigo Goldaracena, Joseba Irazoki y el ex–Hertzainak Josu Zabala.

“Imanol Agirre me propuso revisar íntegro Hautsi da anphora coincidiendo con su 40º aniversario, que se cumplió en 2020, pero pensé inicialmente que qué sentido tendría tantos años después. Me sonaba muy raro”, defendió Ordorika. Gracias a la implicación de Loraldia y también a Korrika Kulturala, el cantante acabó “viéndole el sentido”, y ahora muestra “feliz” por la iniciativa, ya disponible en formato físico y con nueva portada de Eguillor. “El cambio es para dejar claro que es otro objeto, aunque tenía claro que tenía que ser otro cuadro suyo. Hemos elegido otro que nos gusta a todos, que me recuerda nuestra visita compartida a la imprenta hace 42 años y que mantiene la grafía del título y de mi nombre del disco original”, según Ordorika. Resulta difícil la comparación “conceptual y musical” del tiempo en el que se grabaron estos poemas con el presente. “No puede verse con la perspectiva actual”.

ODA A BILBAO

Atxaga, a preguntas de los periodistas, reconoció que los poemas que fueron la base del disco Hautsi da anphora eran “una canción de amor a Bilbao”, ciudad que “me nos lo dio todo”, incluso “el empuje necesario para crear un lenguaje nuevo”. Y haciendo uso de la metáfora, unió “las grietas y perforaciones de las cuevas donde los antiguos hacían dibujos de caballos” con el arte del colectivo Pott. “Usamos Bilbao como esa materia, apoyándonos en ella escribimos lo que creíamos que era el lenguaje necesario. E igual con la música, para afrontar el tiempo nuevo, un tiempo que cambiaba, como el propio lenguaje”, explicó.

Los poemas de Etiopia, musicados después en el debut de Ordorika, trasladaron al arte el Bilbao industrial y postfranquista, el de “una época en la que no había de nada”, la ciudad de Gabriel Aresti y Egillor, y la de la convivencia entre el euskera y el castellano. “El euskera no era una lengua social, mis vecinos vasquistas de Somera, a quienes no dejaba dormir con mi máquina de escribir, no entendían mis escritos y tenía que traducírselos”, recordó.

“Es importante para los poetas hacerse amigos de músicos porque la poesía es muy débil, no es capaz de recorrer casi ningún camino. Necesita algún vehículo (que la traslade), y el mejor es la música. Gracias a que Ruper hizo canciones mis poemas, ahora estos son conocidos. La música es el elemento nemotécnico fundamental”, según Atxaga. El autor de Obabakoak defendió la necesidad del riesgo como agente del cambio y preguntado por qué cambiaría o añadiría a aquellos poemas juveniles, indicó que “el arte no tiene que ver con el calendario”, a la vez que defendió que la obra artística de peso “se puede leer dos mil años después y parecer que no ha pasado el tiempo”.