Fue como una de aquellas viejas noches del Anaitasuna, solo que en un recinto más amplio y moderno, y con más del doble de público. También con más años, sí, pero qué bien le ha sentado el paso del tiempo al repertorio de Barricada. Si entonces ya atesoraba calidad, pellizco y contundencia, ahora ha añadido la inmortalidad a su lista de virtudes. Porque no hay duda: aquellas canciones han trascendido al grupo que las alumbró para pasar a formar parte de la vida de varias generaciones. Así lo certificaron las más de once mil personas que se dieron cita en el Navarra Arena el pasado sábado; muchos eran de Navarra, pero también había numerosos espectadores venidos desde fuera de nuestra comunidad, como revelaba el gran número de camisetas de Barricada y de El Drogas que, desde primera hora de la tarde, podía verse por las calles del centro de Pamplona.

A las 21:00 salió al escenario el trío gaditano La Perra Blanco, que fue el encargado de empezar a repartir estopa. Es el suyo un rock’n’roll puro y primigenio; tanto, que parecía salido de cualquier álbum de la Sun Records. Liderados por Alba “La Perra” Blanco, y turnándose con los solos (guitarra de La Perra, contrabajo de Guillermo y batería de Jesús), pusieron a bailar irremediablemente al pabellón, que, aunque todavía no estaba lleno del todo, ya presentaba un muy buen aspecto. Interpretaron cortes de los tres trabajos que han publicado hasta la fecha (un disco y dos epés), así como alguna inédita que estará incluida en su próxima álbum, caso de la vibrante Why don’t you love me?. Es curioso cómo con tan pocos elementos se puede generar tanta energía. Destacaron, por citar algunas, You can touch my back, Misery o Bop & shake, excelentes ejemplos de rock’n’roll envenenado con trazos de psycobilly, country o bluegrass.

A las 23:00, El Drogas y los suyos salieron con el turbo bien metido. Enlazaron media docena de canciones sin pausa de ningún tipo. “¡Gabon, Iruña! ¡Buenas noches”, rugió Enrique, antes de seguir con el rosario de himnos. Poco queda por decir del repertorio: más de dos horas de clásicos, sin un solo bajón. La banda, perfectamente cohesionada después de un año intenso rodando esta gira, sonó como un cañón. El público, entregadísimo durante toda la actuación, quemó la noche con la misma fiebre que antaño; tanto en la pista como en la grada, la comunión fue perfecta, coreándose absolutamente todas las canciones. Y el gran anfitrión, don Enrique Villarreal Armendáriz, estuvo inconmensurable. Hace años que abandonó la imagen de rockero melenudo para mutar en una especie de pirata de tierra adentro; con su pañuelo bucanero, su traje blanco a cuadros y su chaleco morado; todo un dandy de los bajos fondos con la voz llena de cicatrices. El paso de las décadas no le ha robado ni un ápice de su vigor sobre las tablas; al contrario, ahora posee un aplomo que solo se puede alcanzar después de una vida entera dedicada al rock’n’roll. Un tipo que nació para dedicarse a lo que se dedica, que disfruta y domina cada una de las facetas del oficio de la música y que se erige como un gigante en la historia del rock nacional. 

'El Drogas' interpreta 'No hay tregua' en el concierto fin de gira del 40 aniversario de Barricada

'El Drogas' interpreta 'No hay tregua' en el concierto fin de gira del 40 aniversario de Barricada Iñaki Porto

Si uno quiere resaltar momentos destacados del concierto, acaba por citar las más de treinta canciones que escupieron. Comenzaron con La silla eléctrica, la misma que abría el primer álbum de Barricada, allá por 1983. Fue especialmente emotivo escuchar piezas de los discos más antiguos, como Esperando en un billar, A toda velocidad, Por Salir corriendo, Campo amargo o Lentejuelas, muchas de ellas interpretadas durante muchos años por el añorado Boni, a quien El Drogas dedicó No hay tregua; “¡Al que siempre la cantó!”, gritó, en una de las pocas ocasiones en las que habló con el público. El público… esa fue otra de las piezas angulares de la velada. Lo cantó todo, lo bailó todo y lo sudó todo. Resulta emocionante ver a más de once mil personas entregadas a la causa del ruido con semejante pasión, devolviendo al escenario toda la energía que la banda generaba, pero elevada a la enésima potencia. Cuando llegó el final, después de un bis apoteósico con Esta es una noche de rock’n’roll, Animal caliente y En blanco y negro, las caras de satisfacción eran el mejor resumen de lo que allí había acontecido.

CONCIERTO DE LA PERRA BLANCO & EL DROGAS

FECHA: 10/06/2023

LUGAR: Navarra Arena

INCIDENCIAS: Unas once mil trescientas personas, entradas agotadas con varias semanas de antelación. La Perra Blanco son Alba Blanco (guitarra y voz), Guillermo González (contrabajo) y Jesús López (batería). El Drogas son Enrique Villarreal “El Drogas” (voz), Txus Maraví (guitarra), Eugenio Aristu “Flako Txarrena” (bajo), y Brigi Duke (batería). Según dijeron, fue uno de los últimos conciertos con Brigi en la formación. Más de dos horas de concierto.