Tras 34 años de trabajo, la editorial pamplonesa Igela, dedicada casi en exclusividad a la traducción de obras de grandes autora/es al euskera, cesará en su actividad este mismo año. En un comunicado publicado en redes sociales, la empresa, dirigida en la actualidad por Lander Majuelo, indica que seguirá funcionando hasta finales de 2023, con el compromiso de publicar los títulos en los que venían trabajando. En concreto, se trata de obras de Joyce Carol Oates, Fiodor Dostoievski, Adania Shibi, Zadie Smith y Annie Ernaux.

A través de un comunicado, el editor Lander Majuelo ha querido dar las gracias "a los y las traductoras, ilustradoras, autoras de los epílogos, maquetadoras y diseñadoras, correctoras, amigos de la imprenta Itxaropena, vendedores de libros y bibliotecarios, compañeros de otras editoriales, quienes han colaborado desinteresadamente y, sobre todo, a los y las lectoras, porque vosotras habéis sufrido y disfrutado nuestros libros. Porque el libro es, en realidad, obra del lector". 

En la misma nota, Majuelo señala que Igela ha sido durante todo este tiempo una casa, un hogar, para la literatura traducida al euskera, y que será necesario abrir nuevas casas para que realicen esta labor. No hay que olvidar que Igela ha sido una importante plataforma para las traductoras y los traductores euskaldunes.

Un poco de historia

Xabier Olarra, en 2014. Unai Beroiz

Según recoge un artículo del archivo Memoria Histórica en la Literatura Ibérica de la Universidad del País Vasco (firmado por Isabel Etxeberria Ramírez), la idea de crear la editorial surgió en 1988 en un bar de un barrio de la periferia de San Sebastián, en una reunión entre tres amigos, Xabier Olarra, Joseba Urteaga y José Manuel González, que se propusieron como objetivo suplir por medio de la traducción las carencias que observaban en aquella época en la producción literaria en euskera. El 14 de abril de 1989 se registró la editorial como Sociedad Limitada con sede en Pamplona y en diciembre se publicaron los dos primeros títulos: Zaldiak akatzen ditugu ba…, traducción de They shoot horses, don’t they?, de Horace MacCoy, y Zirriborro eskarlata, traducción de A Study in Scarlet, de Arthur Conan Doyle.

Aquellos dos primeros libros inauguraron dos las colecciones Sailbeltza y Enigma, dedicadas al género negro y las novelas de detectives. A partir de entonces, las/os lectoras/es euskaldunes pudieron leer en su lengua obras de Jim Thompson, Raymond Chandler, Dashiell Hammett, James M. Cain, Ross Macdonald, Bill S. Balliger, Agatha Christie… En 1990, la editorial inauguró la colección Literatura, con libros de Truman Capote, Louis-Ferdinand Céline, Henry James, Natalia Ginzburg, Annie Ernaux, Sándor Márai, Amélie Nothomb, Gianni Celati, Stefan Zweig y Patrick Modiano.

Las dos primeras colecciones, junto con Mintaka, creada unos años después y dirigida a un público más joven, fueron concebidas en parte como respuesta a los intereses y gustos personales de los editores, pero también con el objetivo de sostener económicamente a la colección Literatura. “Nuestro planteamiento fue como el de Gallimard”, explicó en su día Xabier Olarra, que añadió: “Tal y como le dijeron a André Gide: ‘Necesitamos libros que nos den dinero para poder publicar otros".

Además de Sailbeltza, Enigma, Mintaka y Literatura, Igela publicó títulos en las colecciones Bidelagun y Gabonetako Ipuinak. Asimismo, desde 2011 mantuvo una colección de títulos de literatura infantil y juvenil denominada Klis-klasikoak en colaboración con las editoriales Erein y Alberdania. Y, también desde 2011, era una de las editoriales responsables, junto a Erein, de la publicación de los 50 títulos de la tercera etapa de la colección Literatura Unibertsala, proyecto impulsado y gestionado por EIZIE (Asociación de Traductores, Correctores e Intérpretes de Lengua Vasca) y financiado por el Gobierno Vasco, que tiene como objetivo crear un fondo de títulos fundamentales de la literatura universal traducidos al euskera.

El ritmo de producción de la editorial rondaba los cuatro o cinco títulos al año, lo que la convierte en una de las más prolíficas entre las editoriales especializadas en literatura traducida al euskera. En 2014, Xabier Olarra comentó que “el misterio de la supervivencia de Igela se fundamenta en tres pilares: la voluntariedad de algunos de los colaboradores (especialmente en tareas de traducción), las subvenciones al sector editorial otorgadas por el Gobierno Vasco y anteriormente por el Gobierno de Navarra, y las ayudas para trabajos de traducción concedidas por los programas europeos Ariane, Europe Culture y Creative Europe".

Pocas ganancias, mucho trabajo

Lander Majuelo, editor actual de Igela. Iñaki Porto

Como inidica el mismo artículo de la UPV, la palabra que designa a la editorial, igela, significa rana. Y el motivo principal del logotipo de la casa, obra del dibujante José Manuel Mata, es efectivamente un dibujo de una rana. Pero el nombre de la editorial contiene también un acrónimo que explica el carácter vocacional del sello: irabazi gutxi eta lan asko, es decir, pocas ganancias y mucho trabajo.

En el diseño de las colecciones y las portadas de sus libros han contado con la colaboración de José Manuel Mata, el grupo ZUT, el dibujante Zaldi Eroa (Patxi Huarte) y José Manuel González. Por otro lado, el diseño de la colección Literatura corrió a cargo de Dulce María Rodríguez y María Cueto, y durante los últimos años han contado con los dibujos realizados por Josemi Goyena para las portadas de dicha colección.