P: Empecemos por el final. Ha aterrizado hace menos de veinticuatro horas después de una gira de casi un mes por Argentina. ¿Cómo le ha ido por allí?

R: Muy bien. El año pasado fui a ver qué pasaba y luego resultó que todo funcionó mejor de lo que esperaba, y este año ha sido como recoger cosas que empecé a sembrar en la primera visita. Tenía miedo de ver cómo reaccionaba la gente después de doce meses sin estar allí, pero se acordaban de mí, ha sido un subidón.

P: Allí ha tocado con bandas grandes, pero también ha hecho algún concierto en solitario.

R: Sí, en parte he repetido el esquema del año pasado, abriendo conciertos para bandas que allí son muy grandes, lo que te expone a un público gigantesco. Toqué con las Pastillas del Abuelo y eran recintos de tres mil, seis mil y hasta diez mil personas. He alternado eso con conciertos míos en solitario en Buenos Aires. Toqué, por ejemplo, el domingo, en una sala como a cuarenta y cinco minutos del centro, el día de las elecciones… Tenía miedo, pero fue todo muy bien, increíble. 

P: Usted escribe las canciones en solitario y las sube a las plataformas. ¿Qué tiene que pasar, cuál es el proceso para que el público de países como Argentina empiece a escucharlas? ¿El azar? ¿Misterios del algoritmo? ¿Tiene algún prescripor allí?

R: El primer salto lo pegué cuando participé en un streaming de Ibai Llanos. Ahí noté que me conoció más gente. Después, a mí siempre me ha gustado mucho el rock argentino, Calamaro, Los Pérez García, Fito Páez… Un día hice una versión de Los Pérez García y a los tres meses de subirla, me escribió el teclista de esa banda y me dijo que les había encantado, y de hecho compartieron mi versión en las redes de la banda, y ahí sí que me conoció muchísima gente. Hablamos de una banda que tiene cientos de miles de seguidores, por lo que en el momento en el que exponen tu música, te dan la oportunidad de que un gran público te escuche. La bola empezó a rodar ahí, ese fue el punto de inflexión. Poder abrir conciertos para grupos grandes es otra oportunidad enorme; luego tienes que ir y hacerlo bien, te tienes que ganar al público, le tienes que gustar, pero esa oportunidad es vital.

“El primer salto lo pegué cuando participé en un streaming de Ibai Llanos. Ahí noté que me conoció más gente”

P: Todas sus canciones las ha producido Iñaki Llarena, ¿qué papel juega en su música?

R: Iñaki es una de las bases de este proyecto, no solo a nivel de producción, sino por todo lo que me ha enseñado. Gran parte de las cosas que he hecho tienen su origen en consejos que él me ha dado. Si toco mejor la guitarra, es por Iñaki. Si canto mejor, si escribo mejor, es por Iñaki. Porque su obsesión siempre ha sido proponerme retos. Tenemos sintonía musical y personal. Es de máxima confianza para mí. Si me dice que una canción no la ve, yo me fío de él y la aparco, por mucho que me guste. 

P: Eso no es fácil. ¿Le ha pasado alguna vez eso de ir emocionado con una canción y que él no la vea, o que le diga que hay que trabajarla más?

R: Sí, se ha dado. No tanto por tirarme canciones abajo, sino por decirme que le recuerdan a algo que ya hemos grabado. Es decir, no me ha dicho que una canción sea floja, pero sí que igual le suena a algo que ya hemos hecho. Le preocupa mucho abrir mi paleta de estilos, no hacer siempre lo mismo, sino evolucionar, buscar nuevos retos. Los discos de Cero a La Izquierda también los grabé con él, habremos grabado ya más de cien canciones juntos, por lo que tenemos una relación muy sólida.

“Suelo tocar canciones inéditas en los conciertos, así que muchas veces puedo ver la reacción de la gente, y eso te va guiando también”

P: Va lanzando canciones una a una, con bastante regularidad. ¿Cómo decide qué es lo que saca y cuándo lo saca?

R: Tengo canciones como para hacer un disco largo, las afronto de una en una es porque así es más fácil trabajar para un artista de mi tamaño. En cuanto al orden, depende de las circunstancias. A veces me guío por lo que me dice la gente. En Argentina he tocado una canción muy triste, Aunque tú ya no estés, que no pensaba grabar a corto plazo y mucha gente me ha escrito preguntándome por ella. Lógicamente, hay que tener los oídos abiertos y si ves que la gente se interesa por esa canción, aunque no pensases sacarla a corto plazo, igual tienes que hacerlo. Yo suelo tocar canciones inéditas en los conciertos, así que muchas veces puedo ver la reacción de la gente, y eso te va guiando también.

P: Todas las canciones están llegando a muchos oyentes, pero algunas, como Poco bebo, adquieren una notoriedad especial. ¿Eso se nota cuando la compone?

R: En mayo saqué Borracha pero buena muchacha y estaba bastante convencido de que iba funcionar bien, porque tenía el referente de Poco bebo y veía que en directo conectaba con la gente. Pero con la de Poco bebo sucedió al revés, yo le enseñé a Iñaki doce o trece canciones y al final, le dije: “Tengo otra pero igual es demasiado sencilla”. Me pidió que se la tocase y en cuanto la terminé de cantar, me dijo que era un hit y que teníamos que grabarla de inmediato. Esa la vio Iñaki, a mí me gustaba, pero me parecía sencillita, sin más. A veces estás en tu mundo y necesitas la visión de una persona de fuera.

P: Acaba de regresar de Argentina. ¿Qué planes tiene ahora?

R: En septiembre u octubre sacaré canción nueva, con un vídeo que tendrá imágenes del viaje a Argentina. Me queda algún concierto más todavía, en octubre toco en Madrid; la última vez que fui toqué en la sala Buhó Real, que se agotaron las entradas, y ahora voy a una sala más grande. Y seguiré sacando más canciones, tengo material y tiene buena pinta.

P: Aunque acaba de tocar para audiencias multitudinarias, imagino que estará ilusionado por la cita de Baluarte.

R: Me apetece mucho, sí. Cuando sacaron las entradas pensé que no iba a ir nadie: un viernes a mediados de agosto, en Pamplona, que mucha gente está fuera… Me ha sorprendido mucho que se hayan agotado las entradas, y para bien, claro. Estoy muy contento, a ver si esto me sirve para ser más optimista en el futuro (risas).