La escuela de artes escénicas Teatrolari cumple diez años, y lo hace a lo grande, con un cambio de currículum debido a la creciente demanda de estudios superiores en este ámbito en Navarra.
A partir del curso que viene, el que anteriormente era su Grado de Artes Escénicas se separará de Teatrolari y pasará a convertirse en una entidad diferente, la Escuela Navarra de Artes Escénicas o NAEE. “Lo que hemos hecho es promover que esa formación profesional coja su propio ritmo. Entonces, una vez que lo ha hecho, dejamos volar al proyecto. El proyecto se separa de Teatrolari y esta se queda como escuela de actividades”, explica Javier Álvaro Pastor, director de la escuela. Por tanto, NAEE pasará a ser “su propia escuela con su propio recorrido”, matizó. “Es gente que viene a aprender, que hace una formación de cuatro años, mil horas anuales, es decir, equiparable a una carrera universitaria”, apuntó el director.
Por otra parte, en la sede principal se seguirán impartiendo cursos de ocio, iniciación y perfeccionamiento tanto para aficionados como para profesionales que no cursen el grado. “Entra toda la gente que no tiene experiencia y tiene el teatro como actividad amateur, de aficionados, o porque les ayuda a cumplir metas que necesitan para su vida personal”, apunta Álvaro, que añade que también seguirán pasando por Teatrolari, en la calle Nueva de Pamplona, personas con más experiencia o incluso profesionales que quieran recibir clases particulares. “A veces, decir que es solo una escuela se me queda corto, porque no solo se hacen cosas de escuelas”, expresó el director. “También estamos en centros escolares y, además, salen proyectos externos” indicó. Este año, Teatrolari ha llevado a cabo más de 10 colaboraciones, con festivales y rodajes. “No se queda solo en lo que es la escuela. Es la escuela, y luego es todas las ramas que salen. A veces, hasta me cuesta decir artes escénicas, es una palabra que engloba tantas cosas...”, manifestó.
Álvaro describe Teatrolari como “una incubadora de proyectos”. El grado, según explica, se ha gestado en esta incubadora que es la escuela y ha adquirido una estructura diferente, a partir de las necesidades de los estudiantes profesionales, que precisan de un organigrama distinto. “Es buscar una respuesta a la demanda, el grado tiene que salir y coger ese cuerpo propio”, apunta el director de Teatrolari. “Como artista joven que soy, además de profesor aquí, sí que veo que hay un interés por promover las artes escénicas o el teatro aquí en Navarra y que hay una escena activa. Así que no se me hace extraño que de repente la escuela coja este impulso”, manifestó. Actualmente, hay 14 personas inscritas en el grado, de las cuales aproximadamente la mitad son de fuera de la Comunidad Foral, y dos son internacionales. “El siguiente curso viene una chica de Perú que ha hecho ya la reserva y la matrícula para el grado. El grado está teniendo una presencia no solo local, sino nacional”, indica Álvaro.
Una década de evolución
La escuela surgió en 2014 con el objetivo de crear una formación profesional, “pero sabiendo que antes de llegar a ese punto hay que trabajar mucho”, matiza Álvaro. En su fundación, se buscaba crear un espacio donde hacer teatro de una manera que en Navarra no existía. “Poner a la actriz en valor. Lo que hace una actriz es más importante que lo que quiere un director”, indica, a lo que añade que “un director lo que hace es acompañar, no mandar. No decirte qué hacer, sino acompañarte en qué tienes que hacer para que lo puedas hacer bien”, una forma de trabajar que conoció realizando sus estudios superiores de Artes Escénicas en Madrid. “Queríamos que esto fuera un espacio donde se potenciara una forma de enseñar distinta, con mucha más libertad. Eso es lo que nos empujó a crear el proyecto”, manifiesta Álvaro.
Lo que comenzó como un curso de verano con 5 alumnos y alumnas, ha pasado a ser una escuela con más de 100 personas inscritas en su sede de Pamplona y otras 50 en el espacio que se abrió el año pasado en Bilbao, además de todo el alumnado que participa en las extraescolares que imparten en colegios. Además, Teatrolari tiene colaboraciones con espacios como Antartika, Katakrak, Butaca 78 o Plazara e imparte cursos en la red Civivox.
Al crecer en alumnado, también han tenido que hacerlo en espacio, por lo que han cambiado de sede en tres ocasiones en esta década de actividad. El primer espacio que ultilizaron, situado en la calle Jarauta, solo contaba con un aula. Posteriormente, se trasladaron al barrio de la Rochapea, a un local con más capacidad, y luego se volvieron a mover a un espacio en el mismo barrio con dos aulas. Actualmente, se encuentra en la calle Nueva y están buscando un local para que sea la sede de NAEE.
Además de separar la formación profesional de los cursos de la escuela, una aspiración de Teatrolari para el curso que viene es abrir un grupo de montaje para gente con más experiencia que quiera sacar adelante una obra de teatro. Además, se van a comenzar a impartir cursos en euskera. “Hay mucha gente que viene a clases de teatro porque quiere perder vergüenzas, porque quiere mejorar en sus capacidades de habla de cara al público. Creemos que también el teatro puede ser una vía para mejorar el idioma, en este caso, el euskera” explica Iker Colomo del Barrio, profesor de la escuela. “A parte de que nos parece propio y correcto darle este espacio también dentro de la lengua”, añadió.