Después de 'Crónica de una tormenta' y de 'Ocho apellidos vascos', la actriz madrileña vuelve a rodar a Navarra

¿Parece que muchos nos vamos a sentir identificados con la historia de 'Mis hijos valen oro'?

–Efectivamente, al final, si consigues empatizar con una historia, es porque, ya sea desde el drama o desde el humor, cuenten cosas con las que te puedes identificar. En este caso, puede y debe hacer reflexionar tanto a la gente adulta que tiene hijos, porque también habla de cómo se les educa, como a los propios hijos, que se pregunten cómo tratan a sus padres.

¿Llamaremos más a nuestros padres después de verla?

–Esperemos que la película deje un buen sabor de boca a la gente y diga, ‘jo, pues igual voy a llamar alguna que otra vez a mi madre para preguntarle qué tal está y no solamente para pedir que me haga una lavadora.

En ese sentido, ¿Clara Lago también se ha sentido identificada?

–Yo, no mucho, porque la verdad es tengo muy buena relación con mis padres, y aunque no nos vemos muchísimo, sí que hablamos y siempre digo que son personas de las que me haría amiga si las conociera un día tomando algo. Creo que no he abusado demasiado de ellos, pero bueno, entiendo que hay mucha gente que sí y que es un modelo que por desgracia existe mucho.

¿La película está dirigida por una mujer, cada vez hay más mujeres en la dirección? ¿Diría que estamos avanzando hacia la igualdad en el sector?

–Creo que se está avanzando, aunque todavía queda recorrido. Pero sí, lo noto en todas partes, en puestos de mayor responsabilidad en cuanto a producción o dirección, y también en equipos técnicos, que cada vez hay más mujeres en todos los departamentos.

¿Cómo está siendo el rodaje en Pamplona?

–Aquí había hecho Crónica de una tormenta, pero como se rodaba por la noche, no me dio tiempo a conocer casi nada porque por las mañanas dormía. Ahora, como, además, los protas son Gracia y Antonio, nosotros de vez en cuando sí tenemos días más relajados y aprovechamos para darnos un paseíto y la verdad es que es una ciudad súper bonita y súper cómoda. Me encanta rodar en ciudades así porque es todo como muy accesible, te encuentras con el equipo en la calle de los bares... Me gusta mucho esta parte de la profesión (ríe).