Mujeres cineastas: otras formas de liderazgo son posibles
Itsaso Arana, Alauda Ruiz de Azúa, Estíbaliz Urresola y Jaione Camborda participaron el jueves 30 de mayo en una mesa redonda promovida por IPES y el INAI
Cambiar la maquinaria del cine es muy difícil, pero creo que estamos aportando un nuevo tipo de liderazgo, probando que mostrarse vulnerable y compartir tus dudas con el equipo no solo no te hace parecer débil, sino que es un lugar más fértil desde el que crear”. Así lo afirmó el jueves 30 de mayo Jaione Camborda, ganadora de la última Concha de Oro del Zinemaldia por O corno, durante su intervención en la mesa redonda sobre directoras de cine organizada por el Instituto Navarro para la Igualdad (INAI) y Fundación IPES. Además de la cineasta donostiarra, participaron en la cita la gasteiztarra Estíbaliz Urresola (20.000 especies de abejas), la vizcaína Alauda Ruiz de Azúa (Cinco lobitos) y la tafallesa Itsaso Arana (Las chicas están bien).
"Hemos demostrado que se puede dirigir con amor y de manera bondadosa, aunque esta palabra esté 'demodé"
Liderazgo, mirada, brecha de género, conciliación, masculinidades... fueron algunos de los temas que abordaron estas cuatro profesionales del cine durante la conversación celebrada en el Palacio del Condestable de Pamplona y moderada por la gestora cultural Nerea Madariaga. En torno a la jerarquización tan estricta que existe en los equipos durante los rodajes, Itsaso Arana, que viene de ganar el premio a la mejor película europea en la Quincena de Cineastas de Cannes por Volveréis, que protagoniza y de la que es coguionista, señaló que desconoce qué películas hará en el futuro, pero “los rodajes, habiendo cierta tensión siempre, deben ser placenteros”. Por eso apuesta por “cambiar los comportamientos” y las relaciones a la hora de filmar. “Hemos demostrado que se puede trabajar sin ruido y con amor y que se puede liderar bondadosamente, aunque esta palabra esté demodé”, subrayó. En su caso, forma parte de la productora Los Ilusos, “que tiene un sistema de trabajo peculiar y sostenible que se adapta mucho a la vida y en el que todos cobramos lo mismo”.
“Me da mucha rabia que nos digan sobre qué tenemos que hacer películas; a ellos no se lo dicen”
Camborda, por su parte, contó que tratar de recoger las aportaciones de los distintos miembros del equipo “les suele descolocar al principio, porque están acostumbrados a la jerarquía, pero es que el feminismo no libera solo a la mujer, también al hombre”. Y Ruiz de Azúa apuntó que dirigir no tiene por qué tener que ver con imponer y que tener el mando aporta, sin duda, factores positivos para las mujeres. “El hecho de que las directoras tengamos cada vez más peso, hace que yo pueda pedir que el 50% del equipo sea femenino o contratar a una coordinadora de intimidad”, dijo.
Hermandad
Todas reconocieron haber crecido sin muchos referentes de directoras, “con pocas, pero valiosas excepciones”, de ahí que perciban un sentimiento de “hermandad” entre las que ahora ejercen el oficio. “Sin las mujeres que me han dado la mano en este camino, llegar hasta aquí no habría sido posible”, señaló Arana, que también posee una amplia carrera como actriz. “Al principio, lo que más cuesta es romper los prejuicios con una misma; hemos sido educadas de una determinada manera y nos cuesta vernos en determinados roles”, agregó. Urresola coincidió en que, en los inicios, cada una hace lo que puede y va por su cuenta, “luego, te percatas de que de una manera inconsciente tus protagonistas siempre son mujeres y de que no estás sola y empiezas, ya de manera consciente, a crear retratos más complejos, completos y con entidad”.
"Existe un sentimiento de unión global más allá de fronteras; sabemos lo que hemos tenido que luchar todas y nos tenemos respeto", afirmó la responsable de O Corno.
En cuanto a las temáticas de las películas, convinieron que hasta hace poco “faltaban determinadas miradas sobre la realidad”. “Como cineastas, siempre estás haciendo la misma película; es tu forma de estar en el mundo y de comprender la vida”, indicó Camborda. Primero, agregó, “queremos explorar lo inexplorado”, y, con tiempo, “nuestros temas se irán expandiendo y fluirán, aunque el feminismo siempre nos acompañará”.
"Mostrarse vulnerable y compartir tus dudas con el equipo no solo no te hace parecer débil, sino que es un lugar más fértil desde el que crear"
Y es que, actualmente, sigue habiendo “un déficit brutal a la hora de contarnos”, comentó Arana, que defendió que “tenemos derecho a relajarnos y a hablar de lo que nos dé la gana”, sin que pese sobre ellas la etiqueta que muchos ponen al cine hecho por mujeres. “Me da mucha rabia que nos digan sobre qué tenemos que hacer películas; a ellos no se lo dicen”, destacó Ruiz de Azúa. Y Urresola añadió: “Nos dicen que siempre contamos historias de mujeres cuando resulta que llevamos más de un siglo contando historias de hombres”. En este sentido, recordó algunos datos contrastados, como el que dice que, en el Estado, el presupuesto medio de un proyecto de una directora es de 1,5 millones de euros, y el de un director, de 2,6. “Como ya no puede ser tan explícito, el machismo busca formas más sofisticadas de atacarnos”, apostilló Camborda.
Sí a la discriminación positiva
En la misma línea, las cuatro, que mantuvieron una gran complicidad durante todo el encuentro, estuvieron de acuerdo en que es preciso mantener la valoración de los proyectos cinematográficos por puntos, que suman más si incluyen a mujeres en los distintos departamentos. “Estas ayudas han sido providenciales; no hay otra manera de que cojamos experiencia en puestos de liderazgo”, remarcó Arana. “Estas políticas son fundamentales, cambiar la mentalidad de la sociedad sería lo mejor, y también hay que hacerlo, pero eso conlleva mucho tiempo y se ha visto que cuando establecieron los sistemas de puntos, los proyectos con mujeres crecieron”, defendió Ruiz de Azúa. “La sociedad es como es y, ahora mismo, no tenemos la certeza de que si se retiran estas ayudas no decaigan los apoyos de los últimos años. No es momento de quitarlas”. Eso sí, Urresola observó que el porcentaje de esta cuestión en la valoración total de una propuesta es pequeño, “así que no hacemos películas por ser mujeres”.
“Nos dicen que siempre contamos historias de mujeres cuando resulta que llevamos más de un siglo contando historias de hombres”
Arana tambien advirtió del uso “frívolo” del calificativo de feminista que se da en muchos casos. “Siempre se leen nuestros guiones de esa manera, cuando nuestros argumentos tienen muchas más caras. Parece que si cumplimos con esa parte que tiene que ver más con la moral, ya pueden seguir”, incidió Camborda. Quizá el cambio tenga que venir con una mayor presencia de voces femeninas en la crítica, la dirección de festivales...
Parece que las cineastas actuales están recibiendo importantes reconocimientos, haciendo taquilla y han llegado para quedarse y para visibilizar otras formas de mirar.
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