Una de las películas que más ha llamado la atención en este año, Las chicas están bien de la tafallesa Itsaso Arana, ha pasado por el Festival de cine Ópera Prima de Tudela de la mano de Elena Ezquerro, una de las cinco actrices (Bárbara Leni, Itsaso Arana, Itziar Moreno, Irene Escolar y ella) que comparten, a partes iguales, el protagonismo. Esta joven de Logroño ha dado un gran salto en su carrera al pasar de secundarios a protagonista, un paso que le ha valido para ahora protagonizar una teleserie La Moderna. “Todo esto que estoy viviendo es gracias a Itsaso. Antes de esta peli no había hecho grandes papeles con este peso. La llegada de Itsaso con este proyecto me ha cambiado la vida. No sé si voy a seguir haciendo protagonistas porque esto es muy cambiante. Estoy infinitamente agradecida porque me ha dado una oportunidad de visibilizar mi trabajo. Llevo años haciendo muchas pruebas y recibiendo muchos noes y puede haberme puesto en el punto de mira”. La película mete al espectador en un paréntesis, donde simplemente debe sentarse a escuchar, ver y vivir, sumergido en las vivencias y conversaciones de cinco actrices. Una cinta que se ha de madurar para poder entenderla. Para ella esta película "nace del amor y del deseo de un grupo de chicas de querer conocerse, compartirse y comprender un poco la vida. A mi personalmente me ha ayudado a alcanzar la vulnerabilidad. Te ayuda a comprender ciertos momentos vitales de la vida y te da mucha alegría".
A Ezquerro le llegó la propuesta nada más terminar el confinamiento, mientras tomaba café con una amiga, “empecé a saltar y a abrazar a mi amiga, aún sin saber ni reparto ni de qué iba la historia. No tenía ni guión. Admiraba mucho a Itsaso, ahora más, y suponía una oportunidad profesional muy grande, fuese lo que fuese”. A partir de ahí comenzó un largo proceso de preparación para lo que iba a ser una obra de teatro y acabó siendo una película, “quedábamos para cenar, para tomar cervezas y así hasta llegar a la peli. Recuerdo que el día que me dijo que Bárbara e Irene iban a estar en la película fue impresionante. Era la mayor oportunidad de su vida y he aprendido una barbaridad”.
“El personaje me ayudó a entender el proceso de duelo de algo tan terrible como perder a mi madre”
Itsaso Arana había preparado la película para ellas cinco, con lo cual, nadie que no fuera ellas podía acometer ese proyecto como recordó Elena Ezquerro. “Ella hizo esta peli pensando en nosotras y decía que ninguna otra las podían haber hecho, algo muy extraño en esta industria donde todas somos reemplazables. Se llaman como nosotras y están basadas en nosotras, hay una mezcla de ficción y realidad pero hay mucha vida y alma puesta ahí. La mayoría de las cosas son verdad. Yo me desnudo y me desgarro y estoy encantada, creo que era un lugar seguro y sano para hacerlo. No podría haberlo hecho en ningún otro lugar”.
El largometraje se rodó íntegramente en la casa rural, con un equipo en el que el 90% era femenino, algo que también dio mucha seguridad y comodidad a las actrices para abrirse, “al tener esa mirada femenina constantemente me ayudaba a estar más arropada, como si fuéramos todas hermanas, amigas”. No hubo ensayos convencionales para la preparación sino que la realizadora y guionista buscó crear lazos y complicidad entre ellas, “nos juntábamos y de repente Itsaso nos decía ‘vamos a ver una película’ y después hablábamos de qué nos había hecho sentir. O proponía hablar sobre las relaciones amorosas y quedábamos en el local... Eran ensayos de mirarnos y conocernos durante el proceso. No ensayábamos las escenas, pero si nuestra relación”.
“Al ser el equipo femenino me sentía más arropada, como si todas fuéramos hermanas”
Una de las escenas más duras es en la que comentan Elena e Itziar sus experiencias tras el fallecimiento de sus madres, algo que le sirvió incluso de reafirmación, “la película además de ayudar a digerir y gestionar la muerte de mi madre me ha recordado por qué decidí ser actriz. Es verdad que había pasado poco tiempo para la digestión de la pérdida y corría el riesgo de perderme en pozos profundos. Me decía a mi misma que lo importante era transmitir esa historia para ayudar a otras personas, transmitir mis reflexiones como exploradora porque mi personaje tiene algo de eso y yo creo que también. El personaje me ayudó a entender este proceso de duelo para algo tan terrible y no podía haber un lugar más seguro en el que yo compartir algo así, todas las miradas eran de amor y me sentí muy acogida”.
Tras el rodaje de esta primera película de Itsaso Arana, que sigue su viaje por diversos festivales el próximo en Francia, entre las cinco actrices ha quedado una buena amistad que siguen cultivando con un grupo de wasap o juntándose a cenar, fruto del rodaje tan intenso. “Vivíamos en la misma casa donde también rodábamos. Las camas de la peli son donde luego yo dormía, en el porche teníamos esas conversaciones nocturnas… Todo eso hizo que se entablaran relaciones muy íntimas. Eso hace que se creen esos lazos de amistad profundos. Rodábamos y nos quedábamos hasta las tantas hablando. Queda una amistad muy bonita, seguimos quedando, tenemos un grupo… son amistades que son muy fuertes, muy difíciles de romper y espero que no ocurra”.
Pese a su juventud, esta logroñesa se ha mostrado consciente de la inestabilidad de su carrera, por lo que cree que aún no ha llegado a ninguna meta, “esto es el mejor proyecto que he hecho hasta el momento pero tengo la sensación de que no he llegado a ningún lado. Puede ser que en un año no esté trabajando en nada. A veces me preguntó como he llegado aquí, pero me doy cuenta que hay mucho trabajo detrás y muchas pruebas”.