Imagina que el planeta entero reverdece, que los ecosistemas se recuperan, las ciudades se vuelven habitables y se valoran y cultivan más el bienestar, el equilibrio y los cuidados que el dinero, la competición y la velocidad. Imagina que dejas de ser un esclavo del capitalismo voraz y trabajas pocas horas al día y en beneficio del bien común, en actividades que dan sentido a tu vida; y que, entonces, no necesitas evadirte con el consumismo innecesario o el ocio superficial que nos sumen en el individualismo.

Cambiando la rueda del sistema, cambiaría el mundo.

Que todo esto es posible y está en nuestra mano y nuestro ánimo que en un futuro no muy lejano sea una realidad, es lo que quiere transmitir el proyecto colectivo Ecotopías. Imaginar el futuro para cambiar el presente.

Una novela gráfica impulsada por Greenpeace y la editorial Astiberri que ha reunido a nueve dibujantes y guionistas de cómic en torno a un propósito común: imaginar, con intensidad e inspiración, otros futuros, futuros factibles vertebrados por el cuidado de la naturaleza y las personas, que entusiasmen y motiven a quienes vivimos el presente para tejer redes que ayuden a frenar la crisis humanitaria y ecológica que ha llevado al mundo al borde del precipicio.

Esperanza y realismo

Ecotopías, que se ha presentado este jueves por la tarde en la Feria del Libro de Navarra ubicada en la Plaza del Castillo, es una alternativa necesaria para nuestro imaginario, tan nutrido de ficciones de colapso y apocalipsis como vía de escape. Aquí se vislumbran luces que nosotros y nosotras mismas podemos encender. Nueve autores y autoras aportan a esta novela gráfica siete historias –hay dos tándems creativos– inspiradas por la imaginación y también por iniciativas sociales reales que dibujantes y guionistas han tenido la oportunidad de conocer, debatir y repensar de la mano de personas expertas.

Detalle del interior del libro 'Ecotopías'. cedida

Darío Adanti, Flavita Banana, Miguel Brieva, Harkaitz Cano, Iñaki Landa, Miguel Ángel Giner Bou, Cristina Durán, Núria Tamarit y Josune Urrutia han puesto en marcha su imaginación y su talento creativo para alumbrar historias “con esperanza y con realismo”.

“Tenemos que practicar la colectividad, no somos conscientes de todo lo que nos puede dar”

Darío Adanti - Historietista e ilustrador

“Ese ha sido el ejercicio más difícil. Hay demasiados impulsos externos que nos quieren dar a entender que solo hay una forma de hacer las cosas y que es mejor no intentar cambiarla siquiera, y no ha sido sencillo hacer un ejercicio de imaginación y a la vez también de buscar los pasos concretos para llegar a ese futuro deseado”, reconoce Harkaitz Cano (Lasarte-Oria, 1975).

El historietista e ilustrador argentino Darío Adanti (Buenos Aires, 1971) coincide con el escritor guipuzcoano en que ese ha sido el gran reto: “Me ponía a escribir y me costaba, porque se nos han metido en la cabeza las distopías de ciencia ficción que vienen de la Guerra Fría, y cuesta mucho pensar algo que no sea naif, que no sean unicornios de colores que vuelan, pero que sea apetecible. Teníamos claro que todas las historias tenían que tener un conflicto, pero ese conflicto no tenía por qué ser el fin del mundo, podía ser un conflicto entre personajes, hay un montón de posibilidades...”, cuenta.

'La canción del mañana'

Él firma la historia titulada La canción del mañana, que pinta un mundo muy afectado por el cambio climático, en el que “se ha vuelto casi imposible producir, las torres eléctricas se caen, el calor es terrible... Entonces, los individualistas se encierran en sus búnkeres y, sin embargo, todos los que quedan fuera, al no tener las obligaciones de pagar un alquiler, ir a trabajar ocho horas, pues tienen tiempo para organizarse y empezar a poner enredaderas en sus casas, a cultivar sus alimentos..., a iniciar cambios que al final hacen que todo reverdezca”.

En ese mundo imaginado y deseado, además, “los ordenadores se comparten para cosas específicas, no están omnipresentes sino que están como el martillo en la caja de herramientas”, añade Darío Adanti.

'Hiru Ahizpak'

Harkaitz Cano e Iñaki Landa han alumbrado juntos Hiru Ahizpak –“se relata en castellano pero el título está en euskera porque entendemos que la diversidad idiomática tiene que formar parte de ese futuro deseable”, dice Cano–; la historia se basa en una leyenda iroquesa, Las tres hermanas, que “da nombre a un cierto tipo de agricultura en el que tres cultivos diferentes se ayudan: al plantar a la vez maíz, alubias y calabaza, la calabazas protegen el maíz, las alubias dan estructura... cada planta aporta algo a esa alianza, y basándonos en esto hemos contado la historia de un grupo de música de tres jóvenes, una historia muy cotidiana y muy metafórica”, apunta el escritor guipuzcoano.

Ambos creen que el cambio tiene que venir sí o sí de un movimiento ciudadano. “A medida que vamos viendo cómo se acaban las cosechas, hay sequías, va a haber cortes de agua..., nos vamos a tener que ir organizando en barrios, en comunidades, e ir para adelante sin esperar que los que hacen negocio con lo que está destruyendo el planeta paren voluntariamente”, dicen, apuntando que “tenemos que practicar la colectividad, no somos conscientes de todo lo que nos puede dar”.

Varias viñetas de la novela gráfica. cedida

Propuestas de cambio

Viajar menos en avión o no viajar en absoluto, apostar por algo tan simple como la proximidad, en el turismo, en la alimentación, en el consumo en general, comprar solo ropa de segunda mano, son vías para el cambio que "ya están en la palestra, ¿y por qué no pueden extenderse, e incluso llegado un momento, legislarse?”, reflexiona Harkaitz Cano.

Darío Adanti también apunta la necesidad de “acabar con el concepto del PIB tal cual lo tenemos hoy. Economistas y ecologistas, de hecho, lo están revisando. Porque si queremos hacer lo que necesitamos para que nuestro ecosistema planetario no se vaya tomar por culo, y nosotros con él, no podemos valorar la riqueza de un país a través de lo que produce y de lo que consume. Hay otras variables, por ejemplo cuántos comen y qué comen cada día, qué felices son, qué tipo de descanso tienen, qué nivel de violencia hay... hay que cambiar eso, y eso es complicado. A los políticos les cuesta hacerlo porque están financiados por el IBEX 35, etcétera, entonces solo nos queda hacerlo a la ciudadanía. Yo creo que el acto más revolucionario ahora es negarte a consumir porque sí”, afirma.

“El gran reto de este proyecto ha sido imaginar con esperanza y, a la vez, con realismo”

Harkaitz Cano - Escritor

“Y el manejo del tiempo es un tema clave”, añade Harkaitz Cano. “Cuántas horas tenemos que trabajar... ahí ha estado esa lucha, primero fueron 40 horas, luego 35..., es que igual tenemos que trabajar 14, pero las 21 restantes distribuirlas en otro tipo de actividades por la comunidad. Pero hoy las cosas están organizadas para dormir 7-8 horas, trabajar otras 8, y entonces la energía que queda... El capitalismo está pensado para que el tiempo para cambiar el mundo sea residual. Es decir, para que estamos cansados ya cuando llega”.

La gran carencia de la izquierda

Según Darío Adanti, “a los partidos políticos de izquierda les falta esa vuelta; porque como la izquierda se funda con la Revolución Industrial, en el fondo lo que propone es simplemente que cambie de manos el control de la producción, pero no plantea no producir. Si ahora de hecho en las elecciones europeas pega un pelotazo la ultraderecha, tiene que ver mucho con el cambio climático, y no se está diciendo. El miedo a lo que tenemos encima que es tan heavy y tan grave, hace que muchísima gente se vuelque en negacionismos y en ideologías que son muy aprovechables por tíos psicópatas, nefastos, o simplemente caraduras, como Milei, que con un populismo muy barato logra que un montón de gente aplaque sus miedos. Porque al final le estás diciendo a la gente: tienes que dejar de comprar en Internet, no tener coche, no viajar de turismo todos los veranos. Entonces, la gente dice: no, éste me está diciendo que todo eso es mentira, pues me voy con éste”.

La mejora del planeta, cree el historietista e ilustrador argentino, pasa por el decrecentismo. “Pero éste es un mal nombre a nivel márketing, porque estás dando a entender lo mismo que dice el capitalismo, que crecer es tener más, entonces si no quieres tener más, decreces. Deberíamos llamarlo crecentismo, porque crecemos en otras cosas muy valiosas, crecemos en tiempo libre, en bienestar, en equilibrio, salud mental... hay que darle la vuelta al término, y apostar por algo verdaderamente radical y que entusiasme a la juventud.

En definitiva, “nos vendieron la globalización como la gran panacea, y tenemos que volver al terruño; tenemos que volver a lo pequeñito, a lo próximo, al barrio”, concluyen Harkaitz Cano y Darío Adanti.

Portada de la novela gráfica. cedida

EL LIBRO

  • Título: Ecotopías. Imaginar el futuro para cambiar el presente.
  • Editorial: Astiberri.
  • Guion y dibujos: Los autores/as que participan y sus respectivas historias son: Darío Adanti (La canción del mañana), Flavita Banana (Nuevas eternidades), Miguel Brieva (La espiral de Andévora), Harkaitz Cano e Iñaki Landa (han imaginado y creado juntos la historia Hiru Ahizpak), Miguel Ángel Giner Bou y Cristina Durán (han creado juntos La torre de Babel), Núria Tamarit (Nuestro futuro anterior) y Josune Urrutia (Vulnus).
  • Páginas: 112.
  • Precio: 17 euros.