El Polvorín de la Ciudadela de Pamplona acoge la exposición El horizonte del círculo, de la artista Agustina Otero, quien convierte una investigación del busto y el rostro en una expresión artística a través de 16 dibujos de diversos formatos. La muestra forma parte de un proyecto de colaboración entre el Ayuntamiento de Pamplona y el Museo Oteiza, y estará abierta al público hasta el 29 de septiembre.
En esta exposición, Otero destaca el valor del proceso creativo, donde bocetos, estudios e investigaciones son componentes esenciales para dar vida a una obra de arte e incluso se pueden convertir en piezas artísticas por derecho propio. “El dibujo es más esclarecedor a veces que las palabras y el pensamiento, ya que, como se hace de una forma gestual, intuitiva, diversa, da muchas más pistas y señala mucho mejor puntos objetivos a la hora de crear los volúmenes”, explicó Otero. “Los dibujos actúan como notas, que más tarde el escultor puede entender para guiar su trabajo. Aparte de eso, abren una puerta a un proyecto que en un futuro puede ser o no una escultura”, añadió.
Los dieciséis dibujos de la exposición están vinculados a la investigación formal y estructural de la cabeza humana, un tema central en la obra de Otero. La muestra incluye dibujos realizados en técnicas variadas, como acuarela, carboncillo o tinta litográfica, además de seis collages en madera y tres esculturas de hierro. Algunos son parte del trabajo escultórico exhibido en el Museo Oteiza, y otros han sido creados específicamente para la muestra del Polvorín.
La instalación se articula en torno a un gran dibujo mural de cuatro metros de largo, creado expresamente para el espacio. Este mural representa la concepción de Otero sobre el origen y la evolución del mundo y el universo, utilizando círculos, líneas y colores para formar un mosaico de cabezas. Hecho en una sola sesión, está realizado en carboncillo, que para la artista “permite esa gestualidad rápida y dinámica” y en colores de tinta litográfica. La exposición explora la interacción entre el espacio en blanco y las cabezas, el vacío y el círculo, que actúan como hilo conductor de la muestra. Todo el espacio expositivo está diseñado por la artista con el objetivo de crear conexiones entre las obras, un fenómeno que ella denominó “conjuntura visual espacial”.
Otero utiliza tanto el dibujo como la escultura para analizar los espacios. Las tres esculturas presentadas en el Polvorín representan una evolución del dibujo al llevarlo a tres dimensiones, transformando los planos, en este caso tres planchas de hierro, en esculturas. “Es una hoja de hierro que se desplaza para configurar un volumen, dejando una huella de vacío en su desplazamiento”, indicó Otero. Estas se sitúan junto al mural y a otros dibujos y collages, creando un diálogo entre las piezas y el entorno expositivo. “Para generar contacto entre las obras y porque intuía que la sala lo necesitaba, creé estas tres esculturas que tienen relación con algunos de los dibujos”, apuntó la artista.
Otras actividades
Como parte de las actividades de mediación, el 14 de septiembre se celebrará un encuentro con la artista Agustina Otero y el poeta Luis Garde. Este evento incluirá visitas guiadas a las dos exposiciones, la del Polvorín a las 11 horas y la del Museo Oteiza a las 12:30 horas. Las personas interesadas deben inscribirse previamente por teléfono o correo.
Agustina Otero (León, 1960) lleva años experimentando con formas y volúmenes en su obra escultórica, sin dejar de lado el dibujo y el collage. Formada en la Escuela Massana de Barcelona, con becas en Florencia, Carrara y Pietrasanta, Italia, Otero se trasladó a Navarra para establecer su taller en Ituren. En los últimos años, su trabajo se ha centrado en la cabeza como sujeto para explorar la activación del espacio, una de sus mayores inquietudes artísticas. El horizonte del círculo invita a los visitantes a descubrir cómo la investigación y el proceso creativo pueden ser en sí mismos una forma de arte.