En la extravagante decadencia de los años 20, Roxie Hart, ama de casa y bailarina de un club nocturno, asesina a su amante cuando este amenaza con abandonarla. Desesperada por evitar la condena, engaña al público, a los periodistas y a su compañera de celda y rival, Velma Kelly, y contrata a Billy Flynn, el abogado más habilidoso, que convertirá su crimen en una cortina de humo de titulares sensacionalistas del estilo de los que se pueden leer hoy en algunos medios en busca de clicks. Como diría William Randolph Hearst, ‘if it bleeds, it leads’.
Esta es la sinopsis de Chicago, posiblemente el musical más famoso de todos los tiempos junto a Cabaret y “obra maestra” del dramaturgo y director Bob Fosse, uno de los mayores impulsores de los musicales en el Broadway de los años 70 y 80. Estrenado en 1975, el espectáculo ha sumado más de 34 millones de espectadores en todo el mundo. La última versión, estrenada en Broadway en 1996, es la misma que aun sigue en cartel y que llega ahora al auditorio Baluarte, que acogerá seis funciones entre el 19 y el 22 de septiembre. 24 actores y actrices que cantan, bailan e interpretan y 11 músicos en el escenario darán cuenta de las coreografías y del texto de Fosse, de las letras de las canciones de Fred Ebb y de la emblemática partitura de John Kander, con temas como All That Jazz y Razzle Dazzle.
“Si lleva tantos años en cartel de manera initerrumpida, es que todas las piezas son perfectas”, indica Víctor Conde, director residente y adaptador de esta propuesta promovida por SOM Produce. “Para nosotros es un orgullo y una gran responsabilidad ser los custodios del legado más importante de Bob Fosse”, agrega. Y cuenta que el que se va a ver en Pamplona es exactamente el mismo montaje que ahora mismo está en Nueva York, desde donde viajaron coreógrafos, iluminadores, figurinistas y directores.
Y es que, esta versión es idéntica a la de 1996, que Ann Reinking protagonizó y coreografió al “estilo Fosse”, que, en palabras de Conde, “es muy complejo desde el punto de vista técnico”. “No se puede bailar sin preparación física y sin una base de danza clásica; se necesita mucha formación y constancia para llegar a ese nivel”, continuó el director de escena. Hay quien afirma que Fosse se inspiró en el Vaudeville y el Burlesque, rescatando sus movimientos y apostando por posiciones cerradas y provocativas, con rodillas juntas, caderas marcadas, movimientos un poco desarticulados y sensualidad.
Teatro, baile, música
Un estilo muy personal y “muy exigente” que hizo “muy duras” las audiciones realizadas en el Estado, buscando esa excelencia. Lo sabe bien Teresa Abarca, una de las dos intérpretes que da vida a la “impulsiva” y “divertida” Roxie Hart, oponente de Velma Kelly, “mucho más calculadora”. “En este tipo de musicales siempre tienes que estar al pie del cañón en preparación física, baile, voz...” No se admiten medias tintas, a lo que se suma el hecho de que “en cada función queremos hacerlo como si fuera la primera vez, porque para el público que viene a vernos lo es”, insiste la actriz, que califica de “deliciosos” a los personajes de Chicago. “Para cualquier actor de musicales, hacer este espectáculo es un honor”, y más si todos los elementos forman un todo, ya sea el texto, el baile o las canciones. Y por eso la adaptación al español ha sido tan “compleja”.
Chicago fue creado “por profesionales brillantes”, y el humor, “muy inteligente y divertido”, las melodías, y las letras “tienen muchas capas”, de modo que la labor no ha sido sencilla, “porque quería captar toda la esencia del original”, apunta Víctor Conde, que resalta, asimismo, la crítica social que contiene este montaje basado en hechos reales.