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Patxi Irurzun IlundainEscritor

"En el ámbito cultural, últimamente estamos abocados al ocio y somos más consumidores que ciudadanos"

El escritor pamplonés vuelve con la "gamberrada" distópica 'Cholita Voladora Marciana', ya en librerías

"En el ámbito cultural, últimamente estamos abocados al ocio y somos más consumidores que ciudadanos"Iban Aguinaga

Patxi Irurzun(Pamplona, 1969) celebró el sábado en Elkar Comedias una singular presentación de su nueva novela, Cholita Voladora Marciana(Pepitas de Calabaza). Un volumen con el que se adentra por primera vez en el género de la ciencia ficción sin perder sus señas de identidad. A saber: el humor, la hipérbole, la crítica social, la mirada hacia la realidad actual y los personajes extremos y a ratos disparatados. Esta vez, además, el relato viene acompañado de los dibujos creados para la ocasión por el navarro Ernesto MurilloSimónides, con el que el autor ya había trabajado y con el que dice haber establecido una “gran conexión”. Feminismo, lenguaje inclusivo, racismo, xenofobia, pornografía y consumismo se dan cita en esta historia desternillante protagonizada por una joven euskoboliviana vecina de un suburbio de Pamplona-Volskwagen.

¿Qué tal se ha entendido con Simónides? 

–Yo he sido seguidor suyo desde siempre. Me gustan mucho sus dibujos y sus cuadros y resulta que a él suele leer mis columnas de Rubio de boteen la revista ON. Colaboramos hace un tiempo en otro de mis libros, la antología de cuentos 11 millones de ejemplares vendidos, en el que cada texto venía ilustrado por un dibujante distinto, y, en este caso, cuando acabé de escribir pensé que le iría muy bien un acompañamiento de dibujos. Y pensé en mis recuerdos de infancia con los libros de El Pequeño Nicolás, que tenían unas miniaturas muy sencillas en todas las páginas. Quería hacer eso, pero en una versión adulta, e inmediatamente me pareció que la persona que mejor podía encajar en esta idea era Simónides. Se lo propuse, se leyó el libro, le gustó mucho, me mandó unos cuantos dibujos enseguida, me convenció y, al final, ha hecho casi 100 y creo que van muy bien con la historia. 

Vamos al principio del libro. Se lo dedica a los tímidos, comunidad de la que forma parte. 

–(Ríe) Sí. De hecho, en el personaje hay cuatro personajes principales, la Cholita, que es la protagonista, y los otros tres, que son los malos, y todos tienen el nexo en común de que son tímidos en mayor o menor grado. Y sus comportamientos obedecen también a esa timidez. Por ejemplo, aunque es tímida, la Cholita es valiente. En cambio, los otros buscan refugio en la sumisión, en arrimarse a los poderosos o en las contradicciones. De alguna manera, quería que todos tuvieran ese rasgo de carácter y que, aunque se enfrentaran, hubiera una especie de solidaridad entre tímidos.

La timidez siempre está presente en su trabajo. 

–Es que yo soy tímido desde pequeño y es algo a lo que le doy muchas vueltas. La literatura ha sido para mí una manera de contrarrestar o de igualar en la balanza a la timidez. Una especie de sistema de compensación. De hecho, ahora estoy escribiendo un ensayo sobre la timidez que, seguramente, saldrá a finales de año. Como es tan propia de mi carácter, al final se traslada a todo lo que escribo.

Muchas veces, es un rasgo que no se entiende bien y se acaba etiquetando a la persona de fría, distante... 

–Sí, y lo entiendo. Para mucha gente, los tímidos a veces somos distantes y antipáticos, pero, en realidad, eso no es cierto. Quien mejor comprende a un tímido es otro tímido. Además, suele darse que, igual que le pasa a Cholita, las personas tímidas son muy audaces. Están muy contenidos, pero cuando se sueltan, explotan. Somos como una botella de champán, que estalla cuando la abres. Y a la gente que no te ha visto nunca así le sorprende mucho.

"La literatura ha sido para mí una manera de contrarrestar o de igualar en la balanza a la timidez"

¿Con qué elementos ha creado a la Cholita Voladora?

–La historia de este libro es curiosa. Me suele gustar cambiar de género o jugar con cosas distintas, pero hasta ahora no había tocado nunca la ciencia ficción. No me gusta especialmente más allá de clásicos como 1984 o Un mundo feliz, pero, hace unos años, el escritor colombiano Claudio Ferrufino-Coqueugniot me contactó, creo que a través de Miguel Sánchez-Ostiz, porque había leídoDios nunca reza, uno de mis libros, y le había gustado mucho. Al cabo de un tiempo, me volvió a llamar porque estaba preparando una antología sobre Bolivia vista por autores extranjeros y me pidió un cuento. Yo le dije que había un inconveniente gordo, porque no sabía nada de su país y ni siquiera había estado nunca allí, pero me dijo que me inventara algo y ahí se me ocurrió la idea de situar la historia en un futuro donde se había producido un holocausto climático que había hecho desaparecer a Bolivia y todos sus habitantes se habían tenido que desperdigar por todo el mundo. En concreto, en Pamplona creé el barrio de Bolivia Txikia. Todo esto me permitía imaginar todo lo que quisiera.

También un parque de atracciones especial y quizá no tan ficticio...

–Sí, el Parque Temático de los Sanfermines, con el subparque de Bolivia Txikia, en el que incluí cosas que conocía a través de los libros de Claudio, de Sánchez-Ostiz y también de Víctor Hugo Viscarra, que es una especie de Bukowski boliviano. Use tópicos que me llaman la atención del país, como las cholitas voladoras o los cementerios de elefantes, que son lugares sórdidos a los que la gente va a reventar y morir. También los juntacositas, que venden todo tipo de cacharos en la calle. Así fue como construí un poco ese mundo de Bolivia Txiki y esa Pamplona del futuro donde los extraterrestres ya conviven con nosotros y, de hecho, hay mestizos como la protagonista, que es hija de boliviana y de alienígena.

Patxi Irurzun presenta su libro 'Cholita voladora marciana'Javier Bergasa

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Pero la antología no se publicó.

–No, pero me quedé muy satisfecho con el cuento, aunque me di cuenta de que la historia estaba sin cerrar y que podía dar para más. Así es como surgió todo este universo. Y también hay otra curiosidad en torno a este libro, y es que en Chucherías Herodes hay un personaje, Nekane, que ha hecho una película. Y, en un momento dado, cuenta el argumento, que es la historia de la cholita voladora. Últimamente me gusta que los libros sean como vasos comunicantes.

Es un libro con clara mirada feminista y único en lo referido en el uso del lenguaje inclusivo, por ejemplo, pero, aunque ubica la historia en el futuro, se ve que no cambiamos...

–La verdad es que no. La trama central tiene que ver con la extorsión sexual que sufre la Cholita y lo que decide hacer frente a esa situación, que es seguir el consejo de su madre, que siempre le ha dicho que no hay callarse nunca, sino enfrentarse. Y lo hace, les planta cara a esos grupos de ultras o requetés católicos de una manera frontal; más que nada porque comprueba que, efectivamente, nada ha cambiado. La policía no le hace caso y la trata con frialdad, los compañeros de trabajo no lo comprenden... Así que toma las riendas de la situación, pero sobre todo busca justicia. Es un personaje muy potente. 

Como dice, en la novela hay un tema, el de la pornografía y los chantajes sexuales, que está tremendamente de actualidad.

–Sí. Ojalá lo de la machosfera en el futuro no sea así, pero ahora lo es. Por ejemplo, acabo de ver la serieAdolescence, que lo refleja. En cuanto al lenguaje inclusivo, lo he incluido como detalle futurista, pero, realmente, es un rasgo de estilo de la novela, y creo que debería ir imponiéndose. Históricamente, el español ha sido machista, pero yo estudié Filología y una de las pocas cosas que aprendí es que es el uso el que hace la norma y no la norma la que hace el uso. Así que si este lenguaje inclusivo se va generalizando, llegará a normalizarse y la Real Academia tendrá que aceptarlo. Por eso también la nota que he incluido al final del libro, porque la misión de la RAE es recoger los usos, no imponerlos. Si hay alguna cosa que me gustaría que la novela anticipara sería esta.

Portada del libro.

¿Y en 2085 seguimos siendo tan racistas, xenófobos y clasistas?

–La ciencia ficción puede servir de advertencia y, a la vez, es un instrumento muy bueno para hablar de algunas cosas de una manera sutil y, así, llegar a más gente. Poner distancia, en este caso en el tiempo, te permite señalar temas como, por ejemplo, el de la alienofobia, en este caso hacia los raticulinianos, sin que provoque el rechazo que provocaría si lo hicieras sobre el racismo que hay hacia tus vecinos marroquíes o ecuatorianos, con los que también nos portamos como si fueran extraterrestres.

También siguen existiendo los PTVs, que no se mezclan con los migrantes y sus hijos.

–De hecho, a Cholita le pasa lo que les ocurre mucho a los migrantes de segunda generación, que se sienten en tierra de nadie. No son de aquí ni de allá y eso les genera muchos conflictos internos.

¿Qué me dice de los ultraderechistas distópicos fans de Cristo Rey?

–En el libro hay un partido, el PNE (Partido Nacionalista Español), que ha llegado al poder. Lo curioso es que yo pensaba que me lo había inventado y resulta que existió en tiempos de la República. Con todo este mundo de la ultraderecha está retratado también el ambiente de fakenews, intimidación y populismo que tenemos hoy. A los que defienden estas posturas, Cholita quiere arrancarles la cabeza.

"La ciencia ficción puede servir de advertencia y, a la vez, es un instrumento muy bueno para hablar de algunas cosas de una manera sutil y, así, llegar a más gente"

Pamplona-Volkswagen, plaza Evo Morales-Petronor, Facultad de Periodismo Belén Esteban... ¿Como sociedad cada vez nos parecemos más a una valla publicitaria o a un programa de telebasura?

–Sí. Eso ya está pasando. Y no solo en el ámbito privado, sino también en el público. Fíjate los Estados Unidos con Trump, que parece que se estén convirtiendo en una empresa privada. Lo mismo pasa en Europa, claro. Utilizo este recurso porque para hablar de esa especie de turbocapitalismo hacia el que vamos y en el que parece que lo único que importa es la rentabilidad económica. Pasa lo mismo en el periodismo, la prensa escrita está decayendo y está siendo sustituida por titulares llamativos, contadores de clics..., desplazando el papel que tenían los medios de estimular el análisis crítico y la reflexión. Y, en el ámbito de la cultura, estamos abocados al ocio y somos más consumidores que ciudadanos.