El Orfeón Pamplonés cumplió 160 años hace unos días y lo va a celebrar a lo grande, comenzando este próximo fin de semana del 5 y 6 de abril con dos conciertos en la basílica de la Sagrada Familia de Barcelona y otro en el templo del Sagrado Corazón del Tibidabo, también el sábado en la ciudad condal.
Fueron los responsables de la emblemática obra de Antoni Gaudí quienes se pusieron en contacto con el Orfeón Pamplonés para proponerle que ofreciera un concierto en su interior, "y nosotros aprovechamos para sugerirles otro al día siguiente, de nuevo con el coro adulto, al que se suman componentes de la Escuela Coral (Infantil y Escolanía)", comenta Paloma Marticorena, gerente de una de las entidades más antiguas en activo del Estado y de Europa. Y completaron la celebración con un recital en el Tibidabo, el mismo sábado con la Escuela Coral. Así, el sábado 5 el coro principal, es decir, el Orfeón, actuará en la Sagrada Familia, dirigido por su titular, Igor Ijurra, la Escuela Coral lo hará el mismo día en la iglesia del monte que custodia Barcelona, bajo la batuta de Juan Gainza, y, al día siguiente, la famosa e inacabada basílica de la ciudad los acogerá a todos juntos, guiados por Ijurra y Gainza. En total, 208 voces navarras actuarán en el trasncurso de una Misa internacional en catalá,castellano, inglés, francés y alemán. Junto a ellas, entre el público, acudirán 200 familiares y otros miembros del equipo de la institución, de modo que la expedición sumará 450 personas.
Un sueño hecho realidad
"Son muy pocas las entidades musicales que han actuado en la Sagrada Familia", señala Alberto Ilarregui, presidente del Orfeón Pamplonés desde el año pasado. "Para nosotros, es un hito; que gente normal que trabaja en otras cosas pueda actuar en un sitio así es un sueño hecho realidad", añade y recuerda que la institución navarra está considerada "una de las de mejor nivel de Europa".
"No es cómodo cantar allí", apunta el director artístico del Orfeón, Igor Ijurra. Y es que, la basílica tiene una acústica difícil, con 7 u 8 segundos de reverberación, "pero llevaremos microfonía", y eso ayudará a que las voces suenen mejor y lleguen como deben hacerlo al público asistente, que, como indicó Ilarregui, "se está pegando para conseguir entradas".
En cuanto al programa conjunto del día 6, el director de Etxarri Aranatz destaca que "llevaremos música de nuestra tierra", casos del Ama Birjina Doloretakoeri y Agur Jesusen Ama, ambas de Felipe Gorriti y las dos apropiadas para la fecha (Domingo de Dolores); así como el Stabat Mater de Giuseppe Tartini (solo la Escolanía, a capella) y el Locus iste, de Anton Bruckner, que servirá para abrir esta cita en la que el Orfeón también rendirá homenaje al compositor Antoni Ros Marbà, "que nos ha dado mucho". No en vano, la colaboración del maestro con la entidad navarra comenzó en 1967 y ha sido el único que ha dirigido al coro en distintos momentos a lo largo de seis décadas. Concretamente, la última vez que lo hizo fue en 2014.
Regreso a Cuenca
Estas tres citas darán comienzo a las actividades con las que la institución coral celebrará sus 160 años. Aunque, como recuerda Ijurra, el 28 de febrero ya tuvo lugar un preámbulo, con el concierto que ofreció junto a Euskadiko Orkestra en Baluarte, en el que ambas formaciones interpretaron Akelarre (Rapsodias 3 y 4), del compositor navarro Pascual Aldave, por primera vez en la Comunidad Foral.
Al margen de la salida a Barcelona, el Orfeón Pamplonés volverá el 16 de abril a la Semana de Música Religiosa de Cuenca, a la que no acudía desde 1987 y que ha reclamado su presencia. Interpretará junto a la Orquesta Sinfónica de Navarra, con Perry So a la batuta, la sinfonía Lobgesang, de Mendelssohn. “Para nosotros, lo más importante es volver al circuito sinfónico”, subrayó el director.
Y es que, tras la pandemia y con los problemas económicos derivados, el Orfeón ha atravesado una crisis notable que, sumada a los conflictos geopolíticos y la reducción de los presupuestos culturales en varios países, lo aleja de aquellos tiempos en los que, por ejemplo, visitó el Carnegie Hall. O no, porque, a decir de sus responsables, lo tienen en mente para el futuro. “A esos lugares se llega trabajando”, afirma el de Sakana.
Financiación plurianual
El Orfeón Pamplonés acudió en noviembre del año pasado al Parlamento foral para demandar respaldo institucional para que sus actividades sean viables. Y es que, como cuenta su gerente, Paloma Marticorena, desde hace 3 años, recibe del departamento de Cultura del Gobierno foral la misma cantidad, 250.000 euros, "sin actualizar el IPC", a los que se suman los 21.000 obtenidos por enmienda parlamentaria. El Ayuntamiento de Pamplona les aporta, asimismo, 100.000 euros, y, habitualmente, el INAEM les suele conceder en torno a 40.000 euros. Aunque mantienen una "buena relación" con el Gobierno foral, desde la entidad les gustaría que hubiera "una mayor apuesta por la cultura en general, por toda, porque si les va bien a los demás, a nosotros también". Y la posibilidad de que esa financiación sea plurianual, al estilo de lo que ya sucede con el sector audiovisual y que les permitiría "prever a más largo plazo", sería "muy importante" para el funcionamiento del Orfeón.
Este será, asimismo, el año en que el coro adulto regrese al Arriaga de Bilbao, en el que no cantaba desde 1988, y en el que interpretará “la obra más difícil del repertorio romántico": la Misa Solemnis, de L.V. Beethoven.
En el segundo semestre, el Orfeón actuará en Baiona, que, junto con Logroño, será también destino de la Escolanía. Además, en noviembre, todas las formaciones del Orfeón replicarán, en parte, el programa que le lleva esta semana a Barcelona, en la que, sin duda, será “una buena carta de presentación de la marca navarra”.