El grupo nace en 2019 con músicos que venían de diferentes estilos. ¿Cómo fueron esos orígenes?
El origen fue un trío que seguimos teniendo con el que hacemos música de los años cincuenta y sesenta, versiones. Ahí estamos la cantante (Esther Yuste), la teclista (Sonsoles Rodríguez) y yo (Fon Castrillo, batería). Un día pensamos en grabar algo. Inicialmente queríamos hacer un epé de versiones con alguna colaboración, un saxofonista… Al final nos vinimos arriba y en vez de versiones, fueron temas propios, y en vez de un epé, grabamos un larga duración. Por eso en la portada del primer disco, From side to side, salíamos solo tres miembros del grupo. Pero vimos que aquello fluía, había buenas ideas, había buena armonía… Decidimos seguir, y hasta ahora.
¿Desde el principio sí que tenían clara la orientación estilística?
Sí. Todo es música popular norteamericana. Soul, música negra… Lo otro era más cincuentero, más rockandrollero, si cabe, en la onda de Etta James o Lesley Gore. Las grandes divas de la época. Ahora tiramos un poco más al disco, incluso al funk, algo más moderno, entre comillas, pero siempre dentro de la historia de la música negra.
¿Qué influencias compartían al principio?
Con el trío hacemos tanto música de cantantes masculinos como femeninos. Nuestra cantante es muy versátil y lo adaptamos todo, pero con Los Soulers ni siquiera hablamos de nombres concretos, fue todo muy natural. No hizo falta poner en común referencias concretas. Unos vienen del blues, otros, como el bajista, vienen del metal, pero también le gustaba Jamiroquai. Lo que nos unió fue el amor por la buena música en general, del estilo que sea.
Empezaron con versiones, pero en 2020 ya sacaron el primer álbum, From Side to Side, con temas propios.
Sí. Lo que intentamos con el primer disco fue hacer una canción propia de cada estilo de los que tocábamos con el trío. De ahí el título, From side to side: es un recorrido por distintas décadas del siglo XX. Te puedes encontrar una canción que es un poco ragtime, hay otras más de los cincuenta, otras más neosoul… No nos decantábamos por ningún estilo concreto, pero nos dábamos cuenta de que las que más nos gustaban a todos eran dos canciones, Other Pain, other soul y Broken Toy, que luego marcaron la trayectoria musical que hemos continuado, la que seguimos a día de hoy.
En 2022 sacaron un primer epé y ahora están presentando el segundo epé, que es Fate is not given, que es el que van a presentar en Pamplona, ¿no?
Sí. En el último epé se nota que hemos madurado más el sonido, ya tenemos claro lo que queremos hacer. Es el que mejor nos representa. Esa mezcla entre el funky, el disco y el soul es la que define lo que estamos haciendo.
El epé está en plataformas, pero también apuestan por el formato físico y quieren premiar a los que siguen comprando discos. De hecho, hay una canción que solo sale en físico, ¿no?
Efectivamente, esa fue la idea. Creemos que hay que premiar también al público que apoya la música en formato físico, que cada vez es menos gente, por desgracia. Teníamos esa canción, que es una balada que se sale un poco de lo que solemos tocar; es una canción más lenta, muy intensa, muy profunda… Muy pocas veces la tocamos en directo, pero la quisimos grabar y ahí está, solo en el formato físico.
Cantan en inglés. ¿Este tipo de música queda mejor en ese idioma?
Totalmente. El arte está para investigar y para probar cosas, pero hay cosas que… Nadie haría unas sevillanas en japonés, por ejemplo. No digo que sea imposible, pero sería muy raro. Y esta música, por la rítmica, encaja mejor con el inglés. Yo (Sonsoles) hago muchas de las letras y a veces me planteo lo del idioma, porque hay gente que dice que en español tendría más tirón, pero es que, fonéticamente hablando, no es comparable; el inglés tiene una métrica y una acentuación que nos permite jugar muchísimo más.
Independientemente de los discos, tengo entendido que el verdadero punto fuerte del grupo es el directo…
Eso intentamos. Trabajamos mucho para que el directo sea lo más dinámico posible, intentamos preparar cosas en las que la gente participe. Nos preocupa mucho, siempre estamos pensando novedades que incorporar, recolocando el repertorio para que sea siempre lo mejor posible.
¿Y qué va a encontrar la gente que vaya a ver a Los Soulers en el Caballo Blanco?
Sobre todo, mucha intensidad. Intentamos que la gente se involucre, que participe cantando, bailando… Nos gusta que los conciertos sean dinámicos. Intentamos transmitir lo que nosotros sentimos cuando estamos en el escenario.
¿Qué significa para The Soulers tocar en un festival como el Beltza Weekend y compartir escenario con tantos grandes artistas?
Ufff… Es una enorme suerte estar ahí, y también una responsabilidad, porque hay que estar a la altura. Vamos a darlo todo, desde luego. Ya conocíamos el festival, obviamente, y podemos decir que es uno de los festivales de música negra más potentes que hay ahora mismo. Formar parte de ese cartel es maravilloso, no podemos decir otra cosa.
¿Cómo está la escena de música negra a nivel nacional?
La música negra en España, en líneas generales, no es que vaya muy allá. Hay público, hay festivales, pero este no es un estilo mainstream, no es mayoritario. Pero bueno, los festivales que hay cada vez tienen más público. Eso significa que a la gente le gusta. Está muy bien lo que hace el Beltza de incluir alguna actuación gratuita; así, poco a poco también va creciendo el público. El soul es una música que te atrapa para siempre. Creo que es por la raíz que tiene: al final es música tradicional, en este caso norteamericana, y todas las músicas tradicionales tienen unos puntos en común a nivel internacional. Eso está siempre ahí y se nota.