Lazkoz y Lazcano llenan de arte Ormolú por Navidad
Los dos artistas locales amantes y maestros del realismo vuelven por estas fechas especiales a la galería de Pamplona, compartiendo por primera vez protagonismo en una misma exposición; puede disfrutarse hasta el 30 de enero
Dos pintores locales amantes y maestros del realismo vuelven por Navidad a un espacio para ellos ya familiar, laGalería Ormolúde Pamplona, donde por primera vez protagonizan de forma conjunta una exposición.
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Son Iñaki Lazkoz y Juanjo Lazcano. Cada uno desde su particular estilo y desde su manera de vivir y expresar la pintura y el realismo poético y simbólico, ponen en diálogo sus obras para deleite del público, en un recorrido por paisajes nocturnos de Pamplona y por expresivas miradas de artistas retratados con alma, entre otros motivos pictóricos.
Iñaki Lazkoz: ‘Navidad triste’
Iñaki Lazkoz (Pamplona, 1973) ha mirado la noche de Pamplona y ha compuesto con ella Navidad triste.
Así se titula su parte de la exposición que acoge hasta el 30 de enero Ormolú. Un cuadro de la avenida Carlos III en fechas navideñas fue el origen de este proyecto. “Tenía una demanda popular, me decían: pinta cosas de Pamplona... Y la verdad es que Pamplona no me parece una ciudad especialmente pictórica o pintoresca; me ha costado. Pero he encontrado la inspiración en el tema nocturno, que transforma los edificios”, explica el artista afincado en Abaurrea Alta.
Cuando pintó esa estampa de Carlos III se encontraba en “una época difícil, con presión económica, ansiedad... Y coincidió con el principio del genocidio en Gaza, con esas imágenes horribles... yo estaba pintando un cuadro de Navidad y en mi cabeza estaba eso, y pensaba: qué Navidad tan triste es y me está quedando. Eso se repetía y vi que ahí estaba el título de la exposición”, cuenta Lazkoz, apuntando que a ese cuadro siguieron otros, como el que retrata el Teatro Gayarre Nocturno.
Paisaje urbano, objetos icónicos y una 'oveja pop'
En la elección de los lugares como motivos pictóricos juegan un importante papel “los colores de la noche, me interesa que sean edificios en los que haya mobiliario eléctrico, que proyecten colores en fachadas, que las conviertan en una especie de arco iris nocturno; tienen que tener esta magia de lo conocido pero al mismo tiempo anónimo... en cuanto veo lo que quiero pintar, me grita. Me dice: estoy aquí. Yo veo los cuadros en vivo y lo tengo clarísimo”, asegura el artista, puntualizando que “luego no siempre funciona, es muy caprichoso el tema de que un motivo funcione, a veces por mucho que le pongas toda la voluntad, no sale. Y otras veces, cuando pensabas que no, surge el duende desde la propia sencillez o la simpleza. Pero el motivo es como una llamada, cuando lo veo en vivo lo siento”, explica Lazkoz, a quien le “encanta” pasar la Navidad en Abaurrea, “es un lugar muy bonito, la pena es que ya no nieva tanto como antes”.
De los motivos de esta Navidad triste, entre los que predomina el paisaje urbano junto a objetos icónicos del artista como teléfonos, relojes y coches antiguos, hay uno, el retrato de una oveja, que “se sale en dirección contraria a esa parte más oscura y más urbana”. “Quería dar ese giro a mitad de la exposición, necesitaba hacer algo vivo, algo pop, yo pensaba en los coloridos, más que en retratar algo que fuera del campo”, dice Iñaki Lazkoz, muy contento de compartir espacio expositivo con Juanjo Lazcano.
“Me ha costado pintar Pamplona, no me parece una ciudad especialmente pictórica o pintoresca”
“Las obras conviven muy bien, y el hecho de exponer juntos a mí me ha descargado muchísima presión. Siempre he expuesto solo, y llenar toda la sala con mi forma de pintar... soy un artista de una producción lenta, y para mí era tremendo, igual tenía que estar acumulando obra durante tres años, con lo que eso supone de no poder vender nada...Tener media sala es una maravilla, he podido disfrutar mucho más de lo que hacía y sin tanta presión”, asegura Lazkoz, reconociendo que diciembre, y en especial estas fechas prenavideñas, “es la mejor época para la venta de arte, un mes muy goloso”.
Él sigue vendiendo, “aunque hay épocas en las que muy poco o nada. No hay artista que no conozca lo que es estar a dos velas, aun así me reconozco un auténtico privilegiado en el tema de la venta”, dice.
Juanjo Lazcano: ‘Diálogos’
El retrato es la técnica y el motivo en el que últimamente está inmerso Juanjo Lazcano (Pamplona, 1968).
El artista hace gala de su dominio y maestría en este campo en Diálogos, su parte expositiva en Ormolú, que puede disfrutarse también hasta el 30 de enero.
Más de una docena de retratos de creadores y creadoras que han influenciado el trabajo de Lazcano pueden admirarse en este recorrido, en cuadros de un tamaño mayor al que últimamente estaba acostumbrado a trabajar el artista.
Están Picasso, Warhol, Antonio López, Marina Abramovic, Louise Bourgeois, Norman Rockwell,FrancisBacon, Frida Khalo, Andrew Wyeth, Jenny Saville, Marcel Duchamp y Basquiat. “Artistas del siglo XX, que es cuando existen registros de fotografías. Si no, me iría para atrás, a Caravaggio, Goya... Están estos porque existe un documento fotográfico”, cuenta Lazcano.
Con cada uno de ellos y cada una de ellas el artista pamplonés ha establecido “un encuentro íntimo y un diálogo silencioso, que poco a poco va condicionando el resultado” de cada cuadro, cuenta. “Son diálogos porque cada vez que me pongo a hacer un retrato, inevitablemente hablo en mi cabeza con la persona representada, aunque no la conozca de nada; veo e imagino sus arrugas, su expresión, su mirada, su sonrisa fingida o no, de lado o hacia abajo...”, dice Lazcano, que parte de fotografías que saca de Internet y va “añadiendo o quitando cosas”, según hacia dónde le lleve el cuadro.
De Picasso, Basquiat o Duchamp
“Son artistas que me han influenciado, que me siguen influenciando; a algunos desprecio y odio, pero, aunque no tenga nada que ver con ellos, están en mi cabeza constantemente”. Como Picasso, a quien ha representado “con sus mujeres maltratadas”. “Ahí se ve, yo me meto en la historia y las vivencias de cada retratado y lo que me transmita se refleja en el resultado, aunque no es algo buscado ni premeditado, pero en el proceso sale: puede que le apriete un poco el entrecejo... en Picasso se ve, le falta el antifaz del ladrón”, dice el autor.
“Con cada retrato, inevitablemente hablo en mi cabeza con la persona representada, aunque no la conozca de nada”
Con algunos otros, como Basquiat, Lazcano se ha “reconciliado” al ahondar en su biografía: “se ve claro que era un juguete roto”. También es amable el retrato de Norman Rockwell, “desde crío es un tipo que me fascina, las escenas que pintaba...”.
No faltan Duchamp, “el que se cargó el arte contemporáneo”, dice entre risas el pintor pamplonés, ni Antonio López, que en manos de Lazcano se retrata “prisionero de su discurso y de su tendencia exigente hacia la medición. Tiene su propio sistema para medir, exige tanta medición al trabajar como él lo hace, exclusivamente del natural, que lo he metido en su propio baño, y al final me llevó al ojo de pez. Le pregunté una vez por qué algunos de sus cuadros se combaban y me comentó que nuestro ojo es como una lente, creo que estaba un tanto prisionero de su propia historia, atado a su medida, a su propio discurso”, cuenta Lazcano, que disfruta “mucho” con la evolución de cada retrato.
“Es curioso, cada cuadro me lleva hacia un lado u otro. Y aquí he podido hacerlo con total libertad porque no son encargos particulares. Cuando me piden un retrato concreto no puedo dejarme llevar, tengo que ceñirme literalmente a la la foto que tengo delante y a la expresión que contiene el retratado o la retratada”, reconoce el artista pamplonés.
En cualquier caso, aunque se trate de encargos, el dibujante y pintor siempre intenta hacer la foto suya. “No puedo pintar un cuadro en el que funcione obligado. Siempre lo hablo con el cliente. Porque me ha pasado coger algo por dinero y lo paso fatal; si no estoy cómodo y siento que no es lo mío, no me sale. El resultado es falso”, asegura.
Exponer por Navidad, buena fecha, venta "difícil"
Exponer junto a Iñaki Lazkoz está siendo para Lazcano una experiencia muy grata. “A la galería le pareció que podíamos encajar, los dos somos unos apasionados del realismo, y me pareció muy bien. Nunca había expuesto con él de esta manera, sí en alguna colectiva, pero no los dos juntos en una misma muestra. Iñaki tiene mucho gancho, mucho tirón, y para mí es bueno. Creo que va a atraer a mucha gente la exposición, y eso es estupendo. Las fechas son muy buenas”, celebra.
En cuanto a ventas, Lazcano no tiene expectativas: “Está difícil. Igual el día que empiece a vender me asusto...”, suelta este artista que trabaja casi siempre con encargos. “Creo que no soy cómodo de ver. Estéticamente el resultado está en condiciones, pero creo que mi pintura es en cierta manera incómoda, quizá no es la más idónea para que luzca en la pared de una casa”, dice, aludiendo a lo difícil de la venta. Por suerte, sus obras lucen en las paredes de Ormolú, para ser admiradas como merecen.