pamplona - Isak Férriz (Andorra, 1979) es el mayor del clan de los Guerrero, una familia que lleva la maldad integrada en su ADN. El actor, que firmaría sin pensárselo dos veces por una tercera entrega para volver a trabajar con Enrique Urbizu, confiesa que en esta temporada su personaje, Daniel, es peor que en la primera, algo que parece imposible.

Los tres hermanos Guerrero son malvados, pero su personaje alcanza cotas inimaginables.

-Daniel Guerrero está destinado a ser la fotocopia de su padre. Él es el heredero y ha sido educado con mano dura para que reproduzca sus hábitos. Es su destino.

¿Y no se puede escapar de él?

-También se rebela, aunque no escapa, hay algo dentro de él que le obliga a permanecer en el lugar en el que le han colocado y seguir con la dinámica que ha marcado a lo largo de su vida Abraham Guerrero.

Siempre existen posibilidades para redimirse, ¿no cree?

-Ninguno de los tres hermanos Guerrero puede redimirse, la condena que llevan encima no permite la redención.

¿Va a ser su personaje tan brutal y cruel como en la primera temporada de Gigantes?

-Más superviviente. Eso conlleva a ser mucho más cruel, tiene que sobrevivir y, para conseguirlo, va a tener que hacer cosas muy crueles.

Es difícil creer que la maldad de este Guerrero pueda aumentar.

-Nada es imposible y en cuestión de maldad, hasta la vida real demuestra que todo es posible.

¿Cree hay hombres como Daniel?

-Por su familia es capaz de todo y lo demuestra pero espero que para todo lo demás sea un hombre en extinción en la vida real. Están cambiando mucho las tornas y muchos lados masculinos tienen que reformularse, hay muchos automatismos que tienen que cambiar día a día.

¿Será difícil?

-En cierta forma, pero no imposible. El modelo de hombre que muestra la serie no es el modelo que quiere la sociedad, al menos no la mayoría que plantea una nueva masculinidad. Mi personaje quiere cambiar, pero el veneno que lleva dentro lo impide. Ha mamado la crueldad desde la cuna.

Parece que Daniel tiene una deriva que también implica ternura?

-No lo olvides, es un Guerrero, y los Guerrero no son tiernos, no pueden serlo, no pueden mostrarlo.

Supongo que si le pregunto si se parece a Daniel Guerrero, lo negaría rotundamente.

-Ja, ja, ja? ¿Quién quiere parecerse a un hombre al que los escrúpulos le resbalan? No soy un hombre cruel, pero tampoco he vivido las circunstancias que rodean a mi personaje. Es un hombre llevado a unos límites difíciles de tolerar.

¿Qué temporada ha sido más dura de grabar?

-No ha habido una especial dureza en ninguna de las dos. Es verdad que hemos tenido días duros, pero todo ha sido muy llevadero. Un rodaje con Urbizu nunca tiene problemas, se lo puedes preguntar a cualquiera que haya trabajado con él.

Me imagino que habla desde el lado emocional y ¿desde el lado físico?

-Han sido las dos temporadas a la par. ¿Duras físicamente? En ocasiones, pero luego tienes regalazos, hemos tenido quince días rodajes en Oporto con escenas de acción por los tejados.

¿Con dobles?

-No, ninguno. Esas escenas son impagables, desde joven siempre he querido estar en un proyecto de este tipo, que cuide la calidad y tenga secuencias de acción similares a las que hemos vivido.

¿Piensa que existe la posibilidad de una tercera temporada?

-Espero que sí. El director de contenidos de Movistar+ lo dijo en la presentación de la primera temporada: “Queremos profundizar en la historia de Gigantes”. Otra cosa es por dónde vaya a ir o quién vaya a estar en la serie.

¿Pueden salir otras ramas de la familia Guerrero?

-Hay una nieta de Abraham que es bastante salvaje, Carmen. Es la reencarnación del patriarca. Ella supera todas las cosas que han hecho mal su padre, su abuelo y sus tíos. El personaje de Sofía Oria es el futuro de la familia Gigantes. Es la que está destinada a ocupar el trono de esta familia, no puede escapar.

¿Es Carmen más cruel que su padre y sus tíos?

-Ha aprendido de ellos. Todos tenemos nuestros automatismos. Mira, te das cuenta de lo que aprendes de la familia cuando discutes con tus primeras parejas sobre determinados temas y de repente te das cuenta de que te has convertido en un clon de tu padre o de tu madre. Imitamos los automatismos que hemos vivido. Carmen ha aprendido a ser cruel, ella sabe que es una Guerrero y que tiene que demostrarlo para hacerse valer.

Dejemos a los Guerrero y hablemos de Isak Férriz. ¿Qué otros proyectos tiene?

-Estoy rodando un largometraje, Bajo cero. Hemos empezado a rodarlo en febrero. Se trabaja de noche y en invierno resulta duro. También he estado con proyectos teatrales.

¿Y si sale una tercera temporada? ¿Lo dejará todo por volver a trabajar con Urbizu?

-Hasta donde pueda, sí. Espero que todo se pueda cuadrar en mi caso, no perdería por nada del mundo una tercera temporada. Un caramelo como este no te lo ofrecen a diario.

¿Qué se le pasó por la cabeza cuando le llegó la historia de los Guerrero y la posibilidad de convertirse en uno de ellos?

-Acababa de rodar en Berlín la película Las distancias, llegaba dispuesto a descansar y me encontré con el guion de Gigantes. Lo primero que vi fue Urbizu y dije que sí, que quería trabajar con él.

¿Sin leer una línea del guion?

-Cualquier historia que él proponga es un regalo. Vi la brutalidad, el poco límite, la libertad creativa y una historia increíble. Cuando empezamos a rodar quedé admirado, es lo soñado por cualquier actor.